15 de junio de 2010

0095- EL PAPA LUNA EN TORREBLANCA.

No me consta que Benedicto XIII (el Papa Luna) visitara nunca Torreblanca. Sin embargo está ligado y mucho a la historia de este pueblo según se verá a continuación, para envidia de quienes, como yo, somos fervorosos estudiantes de su vida y de su obra.
No voy a decir que para mi pueblo quisiera este protagonismo, puesto que si Torreblanca atrajo la atención de Benedicto XIII, fue por desgraciados acontecimientos de todos conocidos y que después recordaré. De todas formas la desgracia ya se había producido, por lo que bueno es que tan destacado personaje se dignara a posar su papal atención sobre tan ilustre población. Pero vamos a los hechos, muy de pasada esbozados en anteriores artículos y que ahora recordaré en su totalidad.

Avignón (Francia), 1 de Marzo de 1.398
(Con expedición el día 18 de Marzo y año del Señor de 1.398)
"...Benedicto XIII concede por medio de los prelados, las indulgencias, gracias y privilegios de los cruzados ("crucesignatos") a cuantos, hombres y mujeres, deseen participar en la armada que el rey aragonés Martín I (el Humano) intenta organizar contra los infieles africanos ("infideles afros") los cuales, según la exposición del ciudadano valenciano y embajador real, Francisco de Fluviá, infieren continuos daños a sus tierras, como recientemente ha ocurrido en los lugares de Torreblanca y Oropesa, donde han causado notables estragos y matanzas..." ("estrages et caeces").
"Mentem sine intermissione..."
Tasa: Gratis, por mandato Papal.
Registro Vaticano 322, folios 436v.-438,v. y 466v y -468r.


Se supone que los musulmanes, expulsados de tierras valencianas por Felipe III y emigrados hacia la cornisa africana, divulgaron en su nuevo lugar de acogida la idea de que venían de unas tierras en las que abundaba cualquier tipo de riqueza, lo que animó a los piratas berberiscos a probar fortuna efectuando numerosos desembarcos por toda la costa valenciana, en los que se saqueaba cuanto encontraban de valor, incluso tomando prisioneros que vendían posteriormente como esclavos.
Torreblanca no fue ajena a estas incursiones y según describen diferentes historiadores, a finales de Agosto de 1.397 y aprovechando la sorpresa de la nocturnidad, asaltaron la población matando a numerosos vecinos; se llevaron a 108 personas y todo cuanto encontraron de valor, así como las joyas de la Iglesia, entre las que se encontraba el cáliz con varias hostias consagradas.
Este último detalle fue el desencadenante de una dura represalia que se forjó en la capital valenciana, al objeto de castigar a los infieles y a recuperar lo robado, especialmente las Sagradas Formas.


AVIÑÓN. Palacio del Papa Luna.
Costó bastante tiempo a Martín I (el Humano) reunir las tropas suficientes y la Bula Papal de Benedicto XIII, que diera al viaje el carácter de Cruzada pero, como hemos visto anteriormente, ésta se consiguió en Marzo del año siguiente.
Dada la escasez del momento, por los diferentes conflictos sucesorios que Martín I mantenía en España y Sicilia, fue determinante la colaboración de Mallorca y de los Gremios Valencianos que aportaron galeras y diferentes tipos de nave, consiguiendo reunir 70 embarcaciones y más de 7.500 combatientes.
Se inició el viaje y el día 27 de Agosto de 1.398 desembarcaron en la costa de Teleriç, pequeña población amurallada de unas 1.300 casas situada a unos 100 Km. al este de Argel, reino de Tlemecén. Fue sitiada durante dos días y finalmente incendiada arrasando cuanto encontraron a su paso. Mataron a más de 1.000 musulmanes e hicieron 300 prisioneros, consiguiendo un importante botín entre el que se encontraban las alhajas de la Iglesia de Torreblanca y con ellas la Custodia con una de las Sagradas Formas, ignorándose la suerte que corrieron los 108 torreblanquinos que los piratas se llevaron presos.


La flota estaba al mando del Justicia Jaume Pertusa, que murió en el ataque, diciendo las leyendas de Torreblanca que cuando más encarnizada estaba la lucha apareció un león que mató al moro que guardaba la custodia con las Sagradas Formas y se la arrebató entregándola a uno de los capitanes cristianos que posteriormente la devolvió a Torreblanca. El Gremi de Curtidors fue el que más se distinguió en la lucha, motivo por el cual desde entonces lleva bordada en su bandera una Custodia con esta inscripción: ¡La llevamos, porque ganamos!.


Sea como fuere el botín fue cuantioso y el asalto, aunque no logró todos los objetivos propuestos, sirvió para que los reyes moros cesaran durante largos años en sus incursiones por estas tierras y tuvieran un trato más benévolo con los mercaderes y navegantes valencianos.
En previsión de nuevos ataques berberiscos, Albalat inició la inmediata fortificación de su Iglesia, ubicada a los pies del cerro en el que estaba situado el poblado y su castillo.
Se cree que fueron también estas incursiones las que determinaron la construcción de las muchas torres que jalonan toda la costa valenciana y, entre ellas y muy especialmente, las de Cabanes y Torreblanca, todas de esa época.

RAFAEL FABREGAT

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