22 de agosto de 2015

1860- EL CAMINO DE SANTA FE.

El Camino de la Plata, también llamado Camino de Santa Fé o Camino Real de Tierra Adentro, es actualmente una ruta turística que muestra al visitante lugares históricos, tramos de sendero, enclaves originales y hasta incluso museos que recogen toda clase de curiosidades de aquella época próxima al descubrimiento de América. Claro que esta mini ruta turística, que va de Texas a Nuevo México, apenas recorre 650 de los más de 2.500 Km. que tenía la ruta original y que llegaba a Santa Fe, partiendo de la ciudad de México. La Historia les da a los españoles la titularidad de creación de este camino histórico, pero sin duda los mexicas prehispánicos ya lo tendrían mil veces hollado como forma de relación e intercambio entre los diferentes pueblos y regiones.


A la llegada de los españoles, las leyendas que circulaban entre los propios indígenas y que hablaban de lugares fabulosos donde la plata y el oro recubría casas, caminos y personas, llegaron pronto a los oídos del virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, que en 1540 organizó una expedición que fuera en su búsqueda. Hacía pocos años que Álvar Nuñez Cabeza de Vaca había conseguido regresar a Nueva España, con el negro Estebanillo y otros dos españoles, tras un viaje exploratorio de ocho años que había partido desde España y se había internado en la parte meridional de Estados Unidos y México. Cuatro supervivientes eran todo lo que quedaba de un ejército de 600 hombres y cinco barcos, sin que las ciudades de oro fueran encontradas ni en aquel viaje ni en ningún otro.


El Camino Real de Tierra Adentro era un trayecto ancestral que los españoles se encargaron en ampliar, por simple cuestión de interés. La actividad volcánica de miles de años atrás dejó en aquellas tierras numerosos depósitos de plata y oro, además de varios tipos de piedras preciosas. El "camino" siguió pues la ruta marcada por el terreno o aquella que los diferentes hallazgos aconsejaban. El choque de las placas tectónicas abrieron en su día una larga grieta en el centro de Nuevo México, que posteriormente sería llenada de sedimentos por los deshielos de miles de años. 
Aquella riqueza del subsuelo fue detectada por los muchos viajeros de la ruta aficionados a la minería y pronto se haría presente la afluencia de compañías mineras interesadas en la extracción.
Cada tres años partía una caravana que desde la ciudad de México llegaba a la frontera, en un dificultoso viaje de seis meses. Algunas veces la crecida de los ríos obligaban a esperas de varias semanas para poder vadearlos. 


Lo más peligroso de la ruta eran los asaltos de bandidos que, conociendo el alto valor de las mercancías transportadas, acechaban a las caravanas que no iban suficientemente escoltadas. También los propios indios atacaban aquellas caravanas, principalmente para hacerse con los caballos y con las mujeres y niños. En las zonas más peligrosas, por la noche la caravana formaba un círculo con las carretas a fin de defenderse mejor en caso de ataque. Aquella ruta, primeramente comercial, se convertiría en pocos años en camino de paso obligado para la plata extraída de las minas y mejorando notablemente el camino y su seguridad. 


Más allá del Paso del Norte había más de 100 Km. en los que no había ningún punto de aprovisionamiento de agua, pero se crearon postas y poblados que atendían las necesidades de personas y animales, relevando incluso a los fatigados caballos cuando era necesario. A lo largo del camino se crearon también hospitales y haciendas que contribuyeron a la eliminación paulatina de riesgos para viajeros y mercancías. Rodeada de minas por todas partes, la localidad de San Felipe el Real, hoy ciudad de Chihuahua, se convirtió rápidamente en centro comercial y financiero de la Ruta, especialmente en lo concerniente al tramo entre Durango y Santa Fe que se denominaría "Sendero de Chihuahua". También Alburquerque vería la luz en 1706 y se convertiría en importante terminal del camino.


No todo era minería. Nuevo México comerciaba principalmente con ganado vacuno, lana, pieles, sal, nueces y productos textiles, siempre pagados con oro o plata. El año 1765 el Paso ya contaba con 2.635 habitantes, toda una ciudad para la época, que destacaba en el comercio del camino por sus vinos, brandy, vinagre y pasas. Las ferias más importantes de la ruta eran la de San Juan de los Lagos, en Jalisco, la de Saltillo y la de Chihuahua. La feria de Taos era también importante por ser lugar de compra de armas y caballos por parte de los indios utes, navajos y comanches, que ellos adquirían a cambio de oro y pieles. A finales del siglo XVIII la paz entre los españoles y los indios era total gracias a los tratados firmados al respecto. Con ello se incrementó el comercio de todo tipo de productos, incluso algunos llegados al puerto de Acapulco desde la lejana China.


En 1821 México se independizó de España. Durante aquellos tiempos revolucionarios, el camino fue utilizado por ambos contendientes. Prueba de ello es que Miguel Hidalgo lo utilizó para llegar a Chihuahua, donde fue capturado y ejecutado por los realistas. En 1822, ya conseguida la independencia de México, el Camino Real de Tierra Adentro se consolida como Camino de Santa Fe que conectaba también con los territorios estadounidenses de Misuri. En el primer tercio del siglo XIX se había consolidado un lucrativo comercio entre Misuri, Nuevo Méxicho y Chihuahua. Poco tiempo después, en 1846, fuertes disputas fronterizas entre Estados Unidos y México desembocarían en una guerra entre ambos países. El camino de la paz y el comercio, daría paso a la invasión estadounidense, otra historia de aquellas en las que el pez grande se come al chico...

RAFAEL FABREGAT

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