13 de febrero de 2012

0606- NEW YORK, NEW YORK.

Manhattan en 1.931.
Título de la maravillosa canción de Frank Sinatra, la ciudad de los rascacielos fue y es pionera en edificios de gran altura y de las finanzas que éstos albergan. 
En el siglo XXI ya son muchas las ciudades que han crecido hacia lo alto pero, aún así, Manhattan sigue representando la imagen emblemática del poder económico y de la modernidad.
Capital del estado del mismo nombre, con 10 millones de habitantes y más de 20 millones en su área metropolitana, Nueva York es la ciudad más poblada de los Estados Unidos y la segunda del continente americano. 
Acoge a Wall Street, principal centro financiero mundial y a la sede central de las Naciones Unidas, lo que la convierte también en eje de las relaciones internacionales.

Manhattan 1.660.

El territorio fue descubierto en 1.524 por Giovanni da Verrazzano, explorador al servicio de la corona francesa. A su llegada el lugar estaba ocupado por la tribu de los Lenape, compuesta de unos 5.000 indivíduos.
Sin embargo la colonización europea de la zona no se materializó hasta 1.614 y a cargo de neerlandeses. En 1.626 y tras varios enfrentamientos con los aborígenes Peter Minuit, jefe de la colonia, compró la isla de Manhattan a los Lenape por un cofre lleno de abalorios de cristal de colores cuyo valor se estima hoy en 24 dólares. En 1.664 los ingleses conquistaron la ciudad y le dieron el nombre definitivo de New York, en honor al Duque de York y Albani. Tras las diferentes confrontaciones entre neerlandeses y británicos, hacia el año 1.700 apenas quedaban unos 200 habitantes de los primitivos Lenapes.

Inicialmente dedicada al comercio de pieles, bajo el dominio británico Nueva York adquirió rápidamente importancia como puerto comercial.
Por su situación estratégica fue escenario de importantes batallas durante la Guerra de la Independencia.
 Allí se reunió el primer Congreso Continental y fue durante un tiempo capital de los Estados Unidos, acogiendo a George Washington como primer presidente norteamericano.
Apenas entrados en el siglo XIX la afluencia de miles de emigrantes transformó rápidamente la ciudad. 
Se amplió notablemente el entramado urbano por toda la isla de Manhattan y en 1.835 se superaba la cifra de habitantes de Filadelfia, que siempre había sido hasta entonces la ciudad más grande de los Estados Unidos.

En 1.857 los aristócratas mercantiles dominaban la política local y apoyados por los irlandeses, habían creado en el centro de la isla el mayor parque paisajístico (Central Park) ubicado dentro de una ciudad. La guerra de Secesión (1861-1865) fue en Nueva York escenario de violentas manifestaciones conocidas como las Draft Week y consideradas los peores levantamientos civiles de la historia estadounidense. 
En 1.898 se formó lo que actualmente es la ciudad de Nueva York, al construirse los puentes que permitieron la unión a Manhattan de la ciudad de Brooklin, hasta entonces independiente. La construcción del metro en 1.904, también contribuyó notablemente a la unificación de la ciudad. La migración de afroamericanos provenientes del sur, contribuyó notablemente al aumento demográfico de Nueva York en la década de 1.920, coincidiendo con un florecimiento económico que propulsó la construcción de los primeros rascacielos.

Para 1.950 se había sobrepasado a Londres como primera ciudad más poblada del mundo, lugar que la capital inglesa había ostentado durante más de un siglo.
Con la llegada del siglo XXI Nueva York había de ostentar un nuevo y triste récord cual sería el de ser principal objetivo del terrorismo islámico internacional.
Debido a los grandes adelantos televisivos, el 11 de Septiembre de 2.001 será recordado por toda la humanidad como uno de los más trágicos que se han presenciado en vivo y en directo. 
Lo que en principio se creyó producto de la colisión casual de un avión de pasajeros en una de las Torres gemelas de Nueva York, pronto quedó patente que se trataba del ataque suicida más espeluznante llevado a cabo desde el inicio de los tiempos.

Diecinueve miembros de la red terrorista de Al-Qaeda habían secuestrado ese mismo día 4 aviones de pasajeros. 
Uno de ellos se estrelló en campo abierto al intentar la tripulación recuperar el control del aparato; otro se estrelló en el Pentágono (Virginia) con el resultado de 184 muertos y destrozos incalculables; los otros dos lo hicieron en las Torres gemelas de Nueva York. 
Cuando la televisión local estaba transmitiendo las imágenes del incendio provocado por la colisión del primer avión en una de las torres, otro avión se precipitó en la segunda de ellas.
Más de 2.500 heridos y 3.000 fallecidos en el atentado. 
El vuelo 11 de American Airlines y el 175 de United Airlines repletos de pasajeros fueron estrellados contra las torres del World Trade Center. 
Dos horas después del impacto, el incendio ocasionado provocó el derrumbe de ambas torres y la muerte de las miles de personas (cerca de 5.000) que todavía estaban en su interior, ante la imposibilidad de tan masivo desalojo.

Desesperados ante la imposibilidad de escape, algunos se lanzaron al vacío.
Después de arder durante más de dos horas las plantas afectadas por el impacto, los edificios se vinieron abajo. 
Una inmensa nube de polvo lo invadió todo... 
Escombros, hierros, mobiliario y personas fueron convertidos en un amasijo indescifrable. 
Cientos de cuerpos no pudieron ser nunca identificados.
En memoria de las víctimas y en el lugar que ocupaban dichas torres, cada aniversario se recuerda a las víctimas. 
Allí mismo y en su memoria fue construida también la llamada Freedom Tower (Torre de la libertad) inaugurada el año 2.012. 
Sin embargo, nada volverá a ser como antes.
Estados Unidos jamás podía imaginar que el terrorismo de Al-Qaeda iba a llegar a su territorio; al menos no en la proporción que supuso el derribo del World Trade Center. Más de 25.000 millones de daños en pérdidas directas y 6.000 víctimas entre muertos y heridos de consideración. 
Somos muchos los que pensamos que, ni en el mejor de sus sueños podía imaginar Ben Laden y sus acólitos que el atentado tendría tan espectaculares resultados.














De todas formas, emblema de los Estados Unidos y del mundo, Nueva York renació como ave Fénix de sus cenizas. Al igual que el resto del mundo occidental, está sufriendo en estos momentos grandes dificultades financieras y fuertes caídas de los precios inmobiliarios, así como altísimos niveles de embargos de viviendas por los impagos que la crisis del 2.008 ocasiona, pero esto no tiene nada que ver con su historia, ni antes ni después del atentado.
Derribar dos edificios no es acabar con Nueva York ni con la valentía americana. Para eso hace falta más, mucho más...

RAFAEL FABREGAT

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