23 de julio de 2014

1454- LA GUERRA INTERMINABLE.

Con este título debo referirme obligatoriamente a la sempiterna discusión entre palestinos e israelitas, actualmente convertida (como casi siempre) en un conflicto armado entre dos pueblos que, dada su vecindad, ganarían mucho buscando el entendimiento. ¿Tan difícil es pasar página y que cada cual se quede en su casa y Dios en la de todos?. Pues bien, mientras unos y otros no olviden sus rivalidades y especialmente a sus respectivas víctimas, no hay nada que hacer. Olvidar es duro y difícil, pero creo que merecería la pena. No creo que sea inteligente morir por los muertos, cuando hay tantos vivos por los que vivir.


A un servidor no le gusta hablar de guerras, pues le consta que pocas veces se alcanza con ellas la justicia, pero sí de Historia porque es ella la que te puede abrir los ojos sobre las verdades y las mentiras de este mundo dominado por la gente sin escrúpulos. En este conflicto interminable, ¿a quien creer?. Pues bien, la Historia no puede revelarnos detalles sobre una verdad sin duda manipulada por sus narradores, pero al menos nos cuenta hechos acaecidos y es después cada cual el que escribe "su verdad". Así es o así debería de ser. La verdad nunca es algo claro y concreto. Tu opinión es tu verdad.


Claro que para formar opinión debe leerse la Historia. Mas o menos manipulada, nos cuenta historias sobre las cuales uno puede formarse una opinión. Es por ello que no veo inconveniente en exponer lo que ésta nos cuenta sobre lo que sin duda fue el comienzo de este conflicto entre los pueblos de Israel y Palestina. Para ello debemos viajar atrás y mucho en el tiempo. Tanto como unos 3.300 años. ¿por qué esta cifra?. Pues sencillamente porque, según los cálculos exegéticos, Moisés murió el año 1272 a.C. y a éste le siguió Josué. El que dio comienzo a la guerra entre palestinos e israelitas...


El Antiguo Testamento, la Biblia, la Torá y el Corán nos cuentan la vida de Moisés, diciendo que era uno de los principales profetas y líderes espirituales de la antigüedad, pero todos ellos fueron escritos varios siglos más tarde de estos hechos. Moisés liberó al pueblo hebreo de la esclavitud de los egipcios y en su éxodo en busca de la Tierra Prometida recibió las Tablas de la Ley de manos de Dios en el monte Sinaí. El viaje hacia aquella tierra de promisión duró tanto tiempo que Moisés la vio a lo lejos pero no pudo llegar a ella, muriendo en el camino. Le siguió al mando su lugarteniente Josué.


Es aquí donde empieza el problema entre palestinos e israelitas porque, cuando Josué salió del desierto, aquellas tierras de Canaan ya estaban ocupadas por los palestinos. La primera ciudad que encontraron fue Jericó y lejos de pedir comida y protección para las gentes que lo acompañaban, se aprestó a conquistarla. Según las leyendas bíblicas, el poder del Arca de la Alianza en la que reposaban las Tablas de la Ley, hizo que las murallas de Jericó se derrumbasen al simple sonido de sus trompetas (?). Todos los habitantes de Jericó fueron muertos, salvo la ramera que había servido de espía.


Las conquistas de Josué se sucedieron en otras plazas y ante tales abusos, todos los pueblos de la región se aliaron contra los israelitas. En una de esas batallas, Josué se enfrentó a cinco de aquellos reyes y a poco de finalizar el día y con la suerte a favor de los israelitas, Dios hizo detener al sol (?) para que la batalla pudiera continuar hasta ser ganada por Josué y los cinco reyes fueran ejecutados. Con el beneplácito de Dios (?) en todas las ciudades conquistadas por los israelitas sus habitantes fueron exterminados hasta que toda la Tierra Prometida quedó bajo su poder. 


Judíos rezando a la entrada de la supuesta tumba de Josué.
A su ancianidad Josué repartió la tierra conquistada entre las doce Tribus de Israel, recomendándoles que se mantuvieran fieles a Jahvé. Según los mismos textos, Josué murió a la edad de 110 años y fue sepultado en su finca de Timnat-sera, en los montes de Efraín, al norte de Gaas. Él y nadie más que él fue quien, en nombre de Jahvé, invadió las tierras palestinas de los hihitas, cananeos, amorreos, pereceos, jebuseos, gebeos y gabaonitas, asesinando a todos sus habitantes y dando lugar a este odio interminable. Si hay un verdadero Dios, que lo dudo, no lo creo acorde con la maldad de Josué ni con la de los que le sucedieron.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario