¡Ay el amor...! ¿Quien no ha sufrido de joven (o de viejo) los problemas del amor?. No hay nada en la vida con tanta fuerza y al mismo tiempo con tanta fragilidad. Se dice y con razón, que es lo que mueve el mundo. Cuanta pasión, incertidumbres, penas y alegrías alrededor del amor. A veces el amor de pareja no va bien y uno no sabe cuales son sus causas y solución. El concepto no es igual para todos y cada cual lo vive a su manera, con lo cual los problemas llegan tarde o temprano. Está claro que debemos querernos a nosotros mismos, pero también debemos saber sacrificarnos de vez en cuando por el otro, por el bien común de la pareja. Sobre todo hay que hablar, no dejar dentro de nosotros los posibles resquemores que sufren muchas parejas. Hay que compartirlo todo y especialmente las penas.
Demasiadas veces nos enamoramos de la persona equivocada, de la que en realidad no nos quiere, pero a la que te vas enganchando sin remedio. Tu pareja quizás ha aceptado la relación por las presiones del entorno y espera que el tiempo traerá ese amor que inicialmente no existe. Está claro que es una equivocación, de la que se derivarán no pocos problemas e incluso el posible final de la relación. No pasa nada si ese final se produce con ausencia de ataduras. Pero ¿qué ocurre cuando la pareja, casada o no, está totalmente normalizada, incluso con hijos?. El desastre es mayúsculo y, como podemos ver cada día, más común de lo que podemos imaginar. Se estima que cerca de un 40% de las parejas establecidas se separan, lo cual es un estrepitoso fracaso humano.
Es otro de los males actuales. Mala es la represión, pero a la humanidad nos falta mucho para saber vivir en absoluta libertad. El gris es un color difícil, mezcla de negro y blanco, muy complicado de alcanzar en su justa medida. La humanidad no sabe vivir sola, pero muchos no tienen la capacidad de amor y torelancia suficiente para vivir en pareja. Está claro que el amor requiere sacrificios que la juventud actual es incapaz de aceptar. De todas maneras tampoco hay que generalizar, puesto que la mayor parte de las parejas funcionan. Sin embargo son demasiadas las que se rompen, muchas veces por nimiedades. Por un orgullo desmedido que pone en evidencia la falta de amor. Antes no era mejor que ahora, sino que muchas parejas aguantaban por simple necesidad.
Nadie cree que estos problemas van a sucederle a uno mismo pero, ¿por qué no, si las bases sobre las que se sustenta la pareja no tienen la solidez necesaria?. Sin embargo la solución no es para nada complicada. Solo hay que saber distinguir con toda nitidez entre el amor y el sexo. El sexo tiene la vida corta puesto que la pasión es fugaz y variopinta. Desde luego no es aconsejable formar pareja sin haber entre ambos un amor sólido. El amor es el pilar básico que sustenta la vida en pareja. También hay alguna disputa, claro que sí, pero el amor busca la comprensión incluso donde no hay motivos para ella. Contaba un día Ramón Arcusa (miembro del Duo Dinámico) que en toda pareja hay uno que ama y otro que se deja amar. El que ama es quien más sufre, pero también el más feliz.
RAFAEL FABREGAT
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