Naturalmente estos intereses separatistas siempre se presentan en las regiones más ricas, zonas que aspiran a serlo más cada día. Con no poca desvergüenza olvidan que buena parte de su población son hijos o nietos de emigrantes llegados de otras regiones españolas y que, ya integrados en la región de acogida, consideran que aquellos que no les siguieron son destinatarios, vía impuestos, de una parte importante de la riqueza que ellos generan. Efectivamente y siguiendo lo estipulado en la Constitución Española de 1978 el Gobierno tiene establecido un sistema de solidaridad con las regiones más desfavorecidas, pero de todas formas tales actitudes indican el nulo respeto que estas gentes tienen a la tierra que les vio nacer y a los ancestros que en ella malvivieron hasta que ellos pudieron marchar en busca de un mundo mejor, con patera, tren, o destartalado autobús y maleta de cartón.
Poca, muy poca memoria y nula caridad con el prójimo, aún en el caso de que ese prójimo sean familiares o amigos de la niñez. ¿Con qué cara se presentarán en su pueblo, a la hora de ir unos días de vacaciones, si es que allí dejaron casa y amigos?. Y total... ¿para qué?. El que no tiene otra cosa más que un trabajo y un sueldo, si tiene suerte, quedaría como está por mucha independencia que Cataluña consiguiese. Supongo que les habrán contado aquello de "atar a los perros con longanizas" y tal y tal, pero ellos saben bien, pues les tengo por inteligentes, que todo eso son patrañas de los políticos que solamente buscan aumentar su poder y bienestar. Nosotros, los trabajadores normales y corrientes, quedamos igual, mande quien mande. ¿Qué interés podemos nosotros tener en que Cataluña pueda constituirse en un país independiente?. De momento lo que sí podremos comprobar rápidamente en nuestras propias carnes, son las consecuencias negativas del proceso.
Amsterdam (Holanda) se prepara para acoger la EMA. |
Muchos españoles, clientes y proveedores de Cataluña, miran con desasosiego cada uno de los pasos que los políticos catalanes están llevando a cabo. Cataluña es mucha Cataluña y somos muchos los españoles que dependemos de ella, de la misma manera que también ella depende de nosotros. Todos somos importantes, todos somos necesarios, o al menos así ha sido hasta ahora. Yo tengo clarísimo el interés de los políticos por la consecución de esas metas, lo que no me cabe en la cabeza es que cerca de dos millones de catalanes tengan claro que apoyarles en esta aventura sea bueno para ellos. ¿Quien lo dice y cómo lo garantiza?. De momento las empresas multinacionales, las que toda región aspira a tener en su territorio, marchan de Cataluña. Ya son más de 2.600. ¿Alguien tiene alguna duda sobre las consecuencias que esto va a traer para la gente trabajadora?. Acabe como acabe este asunto, los culpables seguirán chupando del bote, como siempre chuparon, como siempre chuparán...
RAFAEL FABREGAT
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