18 de noviembre de 2012

0850- LA MUERTE NO ES EL FINAL DEL CAMINO.

Contrariamente a lo que se dice habitualmente, la muerte es el final del alma, pero no el del cuerpo. En la foto puede comprobarse. Cuando uno muere acaba todo lo consciente, pero queda un capítulo más de la historia que es buscar cobijo al cuerpo. Lo habitual, según los casos, será un enterramiento o una cremación pero uno puede irse al fondo de un barranco, a un simple basurero o quedarse en la iglesia por falta de vehículo funerario que te lleve al último punto del viaje. ¿Quien lo sabe?. La grúa, si el coche funerario está aparcado delante de la iglesia, se lo puede llevar y ahí te quedas tirado... De todas formas al final llega la solución y el "fiambre" llega a su destino. Cada día es más frecuente que ese destino sea un crematorio, más que nada por comodidad de los que vienen detrás que son totalmente reacios a las visitas de cementerio municipal, sea o no fiesta de Todos los Santos.

Los encargados de los cementerios saben por experiencia que el camposanto era lugar de visita dominical de viudos y viudas, ellos en número muy inferior y lugar por tanto donde muchas parejas se han conocido y han rehecho sus vidas. El camposanto no es el lugar lúgubre que algunos ven. Normalmente es lugar limpio y soleado en el que pasar un rato de mañana dominical visitando a familiares y amigos. Si aprovechando la coyuntura se hace amistad con una viuda joven de buen ver... ¡miel sobre hojuelas!. Una charla sobre que la vida sigue, que el tiempo que estamos en este mundo hay que aprovecharlo, que lo que puedas hacer hoy no lo guardes para mañana... ¡Y la invitas a comer a algún restaurante lejano!. Viajar les encanta y seguramente hace ya mucho tiempo que la pobre mujer sale poco... Después lo que se tercie. (!) 

Si los viudos domingueros son mayores, ya no hay nada que hacer pues con esto de los bailes organizados por las asociaciones de pensionistas y jubilados, ya se liga una barbaridad y no es menester ir al cementerio... 
Los enterradores cuentan que hay gente que pide marchar al "largo viaje" con algunos objetos que le eran de gran estima al difunto. Unos se llevan una buena botella de vino, otros cajetillas de tabaco, otros la foto de algún perrito que les dio a conocer la única y verdadera amistad y les alegró su vida. Nadie pide fotos del cónyuge ni de sus hijos. Con lo "disfrutado" aquí en el mundo, ya van sobrados. De los amigos nada. Yo, cuando muera, que me pongan en la caja una cesta y un cuchillo por si en el más allá proliferan las setas. También el PC portátil y el cargador de batería. En la lápida -sin lugar para flores- mi dirección electrónica y un epitafio que diga: "Estoy mejor que nunca". 

¿Raro?. Pues si. ¿Y qué?. Toda mi vida he hecho lo que consideré correcto y oportuno. ¿Lo acerté?. Si así fue, no tengo ninguna constancia de ello, así que... ¡seguramente no lo acerté!.
Los curas dicen que las mejores anécdotas que les han ocurrido en su vida han sido siempre en entierros y funerales. Yo creo que las más divertidas habrán sido en el confesionario, no por lo que les contaban sino por lo que intuían y lo que les proponían. 
Volviendo a los funerales creo que, con esto de los recortes, también el asunto de funerales, entierros y lápidas empezará pronto a desmerecer y volveremos al carro de caballos, en sustitución de los imponentes "Mercedes" que actualmente se utilizan. 


Yo siempre quedo admirado de que para tan simple trabajo se utilicen coches tan caros. ¿Es para que los muertos estén contentos de hacer su último viaje con comodidad y no tengan nada que reclamar?. 

Como las cajas, algunas tan imponentes que cuando van a colocarlas al nicho correspondiente resulta que no pasan y el enterrador tiene que romperlas a golpes de azada. 
¿Compensan los hijos, con el lujo de la caja, el amor no correspondido?. 
Tal como dice el título de la entrada, "la muerte no es el final del camino"
El final del camino es cuando se pierde la salud y la fortaleza que te hace autosuficiente. El final es cuando dependes de los demás para seguir viviendo, si es que a tal cosa se la puede llamar vida. La vida es juventud, ilusión, ganas de conseguir metas para ti y los tuyos. La ilusión es que esa vida (tu vida) sea capaz de proporcionar el mejor camino posible a todos aquellos que tienes cerca. Unas veces se consigue y otras no pero, la satisfacción no es conseguirlo, sino luchar por ello... aún a sabiendas de que nadie te lo va a agradecer nunca. 
Ese, ese es el final del camino. Bastante triste, por cierto.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario