12 de noviembre de 2011

0541- EL CAMBIO, EN MANOS DE TODOS.

Que nadie piense que los políticos tienen varita mágica alguna. Ni unos ni otros. Remontar la crisis no será fácil. No lo ha sido nunca y menos ahora cuando ya todos nos habíamos instalado en la comodidad y la vida fácil. Trabajo abundante y permisibilidad absoluta en la que las bajas injustificadas eran el pan nuestro de cada día en todas la empresas. A todos se nos hace muy cuesta arriba la superación de estos momentos de estrechez pero, ¡qué mal lo deben estar pasando los vagos, que tanto se han burlado de todo y de todos!. A esos es precisamente a quien quiero recordarles que muchos de aquellos inmigrantes, que por culpa de su holgazanería ocuparon sus puestos de trabajo, no se han vuelto a sus países y están ahí agazapados, esperando que las cosas empiecen nuevamente a caminar, para volver a ocupar aquel puesto de trabajo que la crisis les arrebató. 

Así que, ni resignación ni conformismo. Porque hay gente que verdaderamente quiere trabajar y esos serán los que muevan el mundo.
Desgraciadamente son demasiados los que dicen querer trabajo pero, realmente solo quieren sueldo. Aquellos tiempos es más que probable que no se repitan. De hecho somos muchos los que pensamos que los años pasados no volverán, al menos para la gente humilde que, por arte de magia, había dejado de existir. Hemos de ser conscientes de que sin pobres no puede haber ricos y, por la cuenta que les trae -a los ricos- se ocuparan de que ese estrato de la sociedad no se acabe nunca. ¿De que le sirven a un rico los millones si no encuentra criados que le sirvan?. Los "Gilitos" se han esfumado. El bienestar general no es posible. Eso de que cualquiera pudiera tener buena casa, buen coche y apartamento en la playa o en la montaña (o ambos) tenía que acabar. ¿Se preguntaba alguien de donde salía todo ese dinero?. Pues no. 

Cuando el barco navega viento en popa a toda vela, no hay preguntas. En todo caso las preguntas de por qué se ha acabado el chollo, si acaso, las haremos ahora aunque pocos son los que no tienen la respuesta. Lo del "estado del bienestar" era un bulo, una mentira que todos queríamos creer. Una ilusión, una política generadora de beneficios multimillonarios que alguien pensó (los bancos) que podía ser posible. 
Parece mentira que esas gentes de alto nivel, que se mueven por alturas que a los pobres nos dan vértigo, se equivocaran de forma tan estrepitosa y absurda. Hasta los más inteligentes cayeron en la trampa puesto que los prudentes, que en principio no movieron ficha, viendo que los demás se lanzaban y ganaban el dinero a espuertas finalmente también se tiraron a la piscina.

- Esto no puede ser, pero si todos lo hacen y ganan dinero...
Y ¡plas!, todos al hoyo.
Pero la Banca y la Política, que es todo uno puesto que quienes manejan los hilos son los mismos personajes, nunca se ahogan. Faltará el trabajo, se dejaran de pagar las hipotecas y se embargarán los inmuebles que se compraron sin tener capital ni avales, las familias se quedarán sin casa y sin negocios, pero los Bancos no se hundirán y con el dinero de todos se procederá a su rescate. ¿Para qué si no se mete la gente en política?. Para arreglar el país y nuestra casa, dicen ellos, pero... ¡Bah!. ¿Queda alguien que se lo crea?.
Nadie movió jamás un solo dedo por los demás y ahora menos que nunca. Entre otras cosas porque los demás somos todos y por supuesto no lo merecemos. Desde el más rico al más pobre todos somos egoístas. 

¿Quien mira por el trabajador?. Y por la empresa, ¿mira alguien?. Pues bien, si queremos que las cosas cambien, habremos de cambiar todos. Los de arriba y los de abajo, y que nadie piense que el de arriba es el que ha de mover la primera ficha. Todas las escaleras que son seguras y duraderas, van de menor a mayor y cada uno tiene que saber el lugar que ocupa en la vida. Sin buenos trabajadores no hay empresa, pero sin un emprendedor que arriesgue su trabajo y su dinero tampoco. Todos son importantes y necesarios. Cada día que pasa la producción está más automatizada y se precisa menos personal, pero más capacitado y fiable. La mano de obra se reduce, pero ha de ser más cualificada y realizada por gente seria y responsable. Así que oído al parche. En esta nueva sociedad que ha de levantar el mundo, los zánganos no tienen cabida...¡Y los zoquetes tampoco!.

RAFAEL FABREGAT

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