16 de noviembre de 2011

0545- LOS ROLLOS DEL MAR MUERTO.

Profundizamos un poco más sobre uno de los temas incluidos en la entrada 469-Curiosidades del Mar Muerto... 
El hallazgo es de interés general y era obligado por tanto desgranar con algo más de amplitud el tema de los antiguos manuscritos allí encontrados.
Nos cuentan que fue un tal June, muchacho que pastoreaba sus cabras en Enero de 1.947 a los pies del acantilado próximo a Qumran, a fin de que los animales se alimentaran con los escasos yerbajos que allí crecen. 
Alguna de las cabras más asilvestradas había subido en exceso y no obedecía las órdenes del pastor, para que bajara y se incorporara al rebaño a fin de iniciar el regreso al primitivo corral que les esperaba a todos. 
Sin perro que le ayudase a recogerlas, decidió finalmente subir él mismo por la rocosa pared a fin de traerlas de regreso. 
Poblado el acantilado de cientos de cavernas desde la antigüedad, se le ocurrió tirar una piedra hacia el interior de una de las cuevas al tiempo que ascendía, sorprendiéndole un sonido extraño como impacto de su lanzamiento.

Sin embargo ya era muy tarde y recogidos los animales marchó con ellos hacia la jaima que cobijaba a la familia. Cosas de chiquillos, a su llegada al poblado comentó a sus primos lo ocurrido y quedaron en investigarlo al día siguiente, por si se trataba de un tesoro. Sin embargo, el más joven de ellos, despertó con el alba y se encaminó hacia la cueva sin esperar a los demás. Como todas aquellas cavernas, siglos antes habitadas, el piso estaba cubierto de escombros y algún resto de cerámica. En un hueco de la pared, viejas jarras de cerámica, con su tapa correspondiente. El joven procedió a mirar en su interior y nada, solo algunos pergaminos atados con viejos trapos verduscos por los muchos años transcurridos desde el abandono del habitáculo.
- ¡No había tesoro! -pensó él, al tiempo que marchaba apresuradamente para contarlo a sus primos y amigos.

Sin embargo, aquellos asquerosos pergaminos que los niños beduinos sacaron de una de las cuevas de Qumran ese día, constituyen el tesoro manuscrito más importante jamás encontrado. Aquel amasijo de fragmentos putrefactos recogían, entre otras cosas y en texto hebreo, un siglo anterior al nacimiento de Jesucristo, pasajes del Antiguo Testamento que darían trabajo de investigación a los más importantes traductores arqueológicos durante más de cincuenta años. Sin embargo, ¡hay que ver lo que hace la ignorancia!. Los siete pergaminos originales colgaron durante meses de uno de los postes de la tienda beduina, hasta que enterados de su existencia dos anticuarios de Belén fueron comprados en dos lotes por separado. 

Cuatro a un tal Samuel, sirio ortodoxo del Monasterio de San Marcos que, al darse cuenta de su antigüedad, los llevó a un marchante de Estados Unidos que finalmente rechazó la compra. Los otros tres los adquirió E.L.Sukenik, un importante arqueólogo de la Universidad Hebrea, padre de un importante general del ejército israelí.
Samuel, convencido de que aquel material tenía un alto valor arqueológico, antes de volver a su país decidió anunciar la venta de los cuatro manuscritos a través del Wall Street Journal, con la fortuna de leer el anuncio el general -hijo de Sukenik- que se encontraba en viaje oficial por Estados Unidos. A través de un intermediario, los adquiere para su país por 250.000$USA. En Febrero de 1.955 Israel anuncia que ha adquirido los siete pergaminos que podrán ser admirados por todos los interesados en el Santuario del Libro, uno de los museos de la Universidad Hebrea. 

Desde entonces, diferentes expediciones arqueológicas organizadas al efecto, hallaron otras diez cuevas con restos de pergaminos. Posteriormente su interés se desvió a los restos de la ciudad Khirbet Qumran, restos de una vieja fortaleza romana cercana.
Tras varias exploraciones los académicos no tenían ninguna duda que esa fortaleza, que albergó a una floreciente comunidad religiosa desde el 125 a.C. y hasta el 68 d.C., era la procedencia de los pergaminos que trataron de protegerse escondiéndolos en las cuevas próximas, en el ataque romano que trataba de acabar con la revuelta judía de los años 66-70 d.C. A día de hoy las ruinas de Qumran pueden ser visitadas, en lo que constituye un enclave turístico de gran interés, por los muchos pasajes bíblicos transcurridos en la región del mar Muerto. 

Tras la completa excavación arqueológica de Qumran, quedaron al descubierto el acueducto y diferentes estancias del enclave histórico. 
Bodegas, baños, graneros, celdas y salas de reunión.
Una de las estancias de mayor interés es el escritorium, uso que queda determinado por dos tinteros y resto de bancos para los antiguos escribanos que hacen pensar que, con toda probabilidad, es allí donde se redactaron y vieron la luz "los Pergaminos del mar Muerto". 
En cuanto al contenido de los mismos...
1.- Profecía de Isaías.
2.- Otras referencias al mismo profeta.
3.- Comentarios sobre capítulos de Habacuc.
4.- Disciplinas de la Comunidad de Qumran.
5.- Salmos de Acción de Gracias.
6.- Libro del Génesis en arameo.
7.- Normas de guerra de Qumran.


Pero eso solo era el comienzo, puesto que otros 600 pergaminos y miles de fragmentos fueron encontrados posteriormente en otras once cuevas de la misma zona, entre las que estaban repartidos los Rollos del Mar Muerto.

La mayor parte eran copias del Antiguo Testamento, pero también habían textos no bíblicos. 
El más interesante de todos ellos fue un pergamino de cobre que tuvo que ser cortado a tiras para poder abrirlo sin dañar su escritura. Su contenido hace referencia a 60 tesoros enterrados a lo largo y ancho de las tierras de Judea, ninguno de los cuales ha sido hallado.
Los pergaminos indican con claridad que sus autores eran una comunidad religiosa, liderada por el llamado "Maestro Justo" y que se consideraban a sí mismos como únicos herederos de la Ley de Dios. Se opusieron al "Sacerdote cruel", probable legislador macabeo que ilegítimamente se autoplocamó Sacerdote Mayor entre los años 150 y 140 a.C.

Los estudiosos de los manuscritos han identificado a la Hermandad de Qumran como los Eseres, una secta judía señalada en los escritos de Josefo y Filo. 
Hasta el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto, los manuscritos hebreos más antiguos eran copias de los siglos IX y X d.C. 
Lo asombroso es que su contenido era exactamente el mismo, lo que indica el extremo cuidado que los escribas judíos ponían en la transcripción de las Sagradas Escrituras, lo que nos garantiza que, lo que ha llegado a nuestros días, es sin ninguna duda la palabra dada a Moisés, a David y al resto de los profetas...

RAFAEL FABREGAT

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