26 de marzo de 2016

2052- NO HAY COLOR.

La Semana Santa de España, nada que ver con la del resto de Europa y del mundo. Solo en los países latinoamericanos podemos encontrar algún punto de encuentro, alguna similitud en cuanto a fervor, pero nada comparable a la espectacularidad de las procesiones españolas. Los países europeos y especialmente los Estados Unidos, que al fin y al cabo descienden en buena parte de un mismo tronco común, miran a España por encima del hombro, gente atrasada de creencias rancias y trasnochadas que ya no tienen cabida en la sociedad actual. Bueno, ¿qué responder?. España está atrasada, según para qué. La prueba es que a la misa dominical apenas asisten cuatro carcamales y dos veces al año los hijos de éstos, pero este no es el tema de hoy...

Esta entrada al Blog quiere hablar de la Semana Santa. De lo intensa que se vive en algunas partes de España, que no en toda, y de lo escasamente que se celebra en el resto del continente europeo y en el mundo. En muchas ciudades europeas, pero especialmente en Andalucía, si llueve y los 'pasos' no pueden salir de la iglesia, el llanto desesperado se ve en muchos de los rostros de los 'cofrades'. Yo no diría que tal desesperación obedezca siempre al fervor con el que se vive la pasión de Cristo crucificado, sino que buena parte de ese llanto obedece a la negación climática que les impide llevar a cabo algo por lo que se ha luchado durante mucho tiempo. Mucha gente ha estado esperando ese momento durante años de turno y justo cuando le toca salir... 

Ojo, la fe también está presente dentro de muchos corazones, pero es frustrante que tras largos meses de espera, trabajos y gastos, llegue una nube y lo eche todo a perder. Esto no quiere decir que todo el llanto sea material, ni mucho menos. 

Hay gente que ha procesionado a su Virgen o a su Cristo durante décadas y no puede evitar que se le salten las lágrimas, llueva o haga sol. Los tambores, las cornetas, la emoción del momento... En este mundo hay gente para todo. Unos lloran de emoción contenida al contemplar una imagen de Cristo crucificado y otros ponen bombas para reventar a gente inocente que no conocen de nada. Son las contradicciones del mundo en el que vivimos. Muchos se ríen del que llora sin motivo aparente, pero puede haber mucho por lo que llorar.

En la mayoría de los casos el llanto es porque se echa a perder la ilusión y el tiempo que has estado esperando ese momento, o por la dedicación con la que se ha trabajado a lo largo del año. Ellos mismos, alguno de los que lloran, confunden sus propias lágrimas con un fervor religioso que no es tal. Aún así, la mayoría no nos reímos de los que lloran y nos resultaría más fácil quizás llorar por los que se ríen y muy especialmente cuando es del mal ajeno, pero vamos a dejar esta cuestión... Será la fe, la ilusión, el trabajo y hasta el negocio que hay detrás de toda esa manifestación religiosa... Allá cada cual con sus inquietudes, pero en ningún lugar del mundo se vive la Semana Santa con la intensidad con la que se vive en España y especialmente en Sevilla. Ni siquiera en Roma o el Vaticano. 


Ya no digamos en el resto de países europeos, algunos de ellos ortodoxos. En Francia su principal tradición consiste en silenciar las campanas y regalar huevos de chocolate. La celebración más conocida es la procesión del Viernes Santo de Perpignan. En el Reino Unido hay poca exteriorización religiosa, pero llegado el domingo de Resurrección se hacen copiosas comidas familiares, sin faltar tampoco los huevos de chocolate o de Pascua. En Alemania, al igual que en Navidad, se suele decorar un árbol con huevos de Pascua. Desde el siglo VIII se tiene por costumbre en Lügde encender seis ruedas de madera y lanzarlas colina abajo simbolizando que el sol le ha ganado al invierno. El día de Pascua 1600 jinetes cabalgan anunciando la Resurrección de Jesucristo.


Solo Italia vive la Semana Santa con fervor religioso similar al de España, pero no hay color con las cofradías y pasos espectaculares que recorren las calles de las ciudades españolas. Destacable que en algunos pueblos italianos el luto del Viernes Santo impide la iluminación habitual de las calles por las que pasa la procesión y el vía crucis, estando solo iluminadas por las velas de las que son portadores los integrantes de la procesión. Otra cosa interesante sucede en Florencia, donde miles de turistas acuden para ver 'la explosión del carro'. Esta tradición se remonta a la Primera Cruzada, por la recuperación del Santo Sepulcro de las manos infieles. Una carroza llega a la puerta de la Catedral y de ella sale una paloma, que en realidad es un cohete. La 'paloma' recorre distintos puntos y después regresa al carruaje que explosiona en forma de fuegos artificiales. ¡De todo ha de haber en la viña del Señor...!

RAFAEL FABREGAT

NOTA DEL AUTOR.- En el Cabanes (Castellón) de finales de la década de los 50 y principios de los 60, con poco más de 2.000 vecinos, el Viernes Santo se procesionaba a Jesucristo en el Santo Sepulcro, un único paso, más bien peana, precedido incluso por algunas penitentes cubiertas que nadie podía identificar. Abrían la procesión tres monaguillos. El mayor de ellos cargaba un crucifijo cubierto de tela morada y los que caminaban a su lado portaban sendas lámparas de latón cuyas perforaciones laterales dejaban escapar la luz de la vela interior. Dos largas filas de niños y muchachos de mayor edad caminaban por las aceras de la calle del recorrido, vigiladas por un único nazareno, vestido con túnica negra y capirote del mismo color, portador también de un largo y grueso palo de madera con el que iba 'tocando' las piernas desnudas de los niños que charlaban durante la procesión. Totalmente cubierto con aquella vestimenta negra nadie podía identificar al riguroso nazareno, pero todos los niños sabíamos que era 'Ernestín el de Cona'. Seguían los hombres y detrás del Santo Sepulcro el sacerdote, las autoridades locales y la banda de música. Detrás de todo, las mujeres. Todo a venido a menos y algunos años incluso ha sido anulada la procesión por falta de portadores para el Santo Sepulcro... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario