16 de enero de 2010

0029- LA VÍA AUGUSTA O CAMI DELS ROMANS.

La gente de Cabanes nos referimos al Camí dels Romans como a uno más de los cientos de caminos del término municipal. No nos damos cuenta, no valoramos en su justa medida, lo que significa esta denominación por mucho que, ella sola, ya lo dice todo.
En la mayoría de los casos por desconocimiento y otros muchos por la referida cotidianidad, no nos percatamos de la grandeza que esta vía tuvo en épocas pasadas, casi remotas.
Para orgullo de todos los cabanenses, tenemos la suerte no solo de que pase por nuestro territorio tan "augusta vía" sino que tenemos, además, la estampa más evocadora de todo su recorrido en tierras peninsulares: EL ARCO ROMANO DE CABANES. Un arco polémico que nadie ha podido datar con exactitud, ni justificar con seguridad. Todos hablan y escriben sobre él, pero nadie sabe la fecha de su construcción ni tampoco lo que que conmemora. Pero ahí está, orgullosamente erguido, esperando que la gente de Cabanes empiece de una vez por todas a valorar lo que tiene. No hace tantos años el monumento estaba desamparado en la planicie de su mismo nombre, con un corral de ovejas prácticamente a sus pies.

Afortunadamente el ganadero perdió su interés en la explotación ovina y alguien con dos dedos de frente mandó que se adecentara el perímetro del monumento, instalando un cartel informativo para que los viajeros curiosos pudieran conocer algunos detalles sobre lo que estaban observando. Ya era hora que alguien se preocupara de nuestro Arco.
En los casi dos mil años, que se yergue arrogante vigilando nuestros campos, nadie ha hecho prácticamente nada por él. Es más, cuando en el siglo XVII le cayeron las enjutas y el entablamento, lejos de recolocar las piedras en su sitio original éstas quedaron desparramadas en el suelo durante décadas, hasta que una parte de las mismas fueron aprovechadas para construir abrevaderos en el cercano "Pou de la Roca". El resto se las llevó alguien para cimentar con garantía una de las casas de la población.

No es que se pueda objetar nada de lo sucedido casi cuatro siglos atrás. Todos sabemos que en aquellos tiempos no se valoraban este tipo de cosas puesto que, para llenar el plato cada día, ya había que pensar (y trabajar) mucho. Se podría decir que bastante hicieron con no llevarse el Arco al completo, como se hizo en otras partes no solo con los monumentos, sino con ciudades enteras. Creo que los cabanenses, justamente por ser herederos de tan ilustre vestigio romano, tenemos el deber de cuidarlo y conservarlo para las generaciones futuras y, para que así sea, hemos de ser los primeros en saber la importancia de lo que tenemos delante. Aunque más sencillo que otros de época similar y falto de ornamentación, no debemos olvidar que es un Arco Triunfal, de aproximadamente dos mil años de antigüedad y que, erigido al borde de la más importante Vía de comunicación de su época y no por encima como es habitual cuando son de dimensiones más importantes, conmemora sin lugar a dudas una gesta importante, por mucho que digan otros que es de tipo funerario.

En cuanto al antiguo Camí dels Romans, motivo de este artículo, fue construido hacia el año 25 a.C. por el emperador Octavio Augusto, hijo adoptivo de Julio César, que lo formalizó y le legó su nombre (Vía Augusta) con motivo de una importante mejora realizada en los años 8 y 2 a.C.
Ya había anteriormente un camino de menor entidad puesto que, se dice, que ya Hércules lo recorrió en su viaje mitológico a Occidente, motivo por el cual se llamaba hasta entonces Vía Hercúlea y que también el propio Julio César pasó por este corredor mediterráneo, con objeto de controlar unas revueltas.
De todas formas, fue el emperador Octavio Augusto quien lo convirtió en eje vertebrador peninsular de primer orden, enlosándolo en la totalidad de su recorrido y sembrándolo de miliarios, monumentos y nuevas ciudades.
Con una longitud aproximada de 1.500 km., la Vía Augusta era, sin lugar a dudas, la más larga y transitada en tierras Hispánicas y una de las más importantes del Imperio. Procedente de las Galias y anteriormente de Roma, cruzaba los Pirineos atravesando Gerunda, Tarraco, Saguntum, Valentia y Carthago Nova, alejándose de la costa en ese punto, ya en dirección al valle del Guadalquivir y en busca del puerto de Gades. Aunque disfrutada por todos, el objetivo prioritario de uso y motivo de su construcción era el paso de ejércitos y mercancías.

También Aníbal pasó por ella a lomos de sus elefantes camino de Roma, a través de los Pirineos y muchos siglos después San Vicente mártir, en su viaje a Valencia. Para que entendamos su importancia, era la principal vía de comunicación que unía Roma con Cádiz; una verdadera autopista para aquellos tiempos.
Hoy se pretende preservar lo que, durante más de veinte siglos, quedó olvidado. Se está señalizando y despejando en lo posible el antiguo recorrido que, demasiadas veces, se encuentra cruzado por carreteras y vías férreas que lo cubrieron sin miramiento. Construir una ruta de senderismo o de bicicleta, que lo preserve definitivamente de su anterior abandono, puede ser una buena idea y solución de continuidad, pero ¡Ay...!

No será fácil labor. La mayor parte está enterrada bajo urbanizaciones y campos de cultivo, por lo que habría que reinventarla, buscando caminos cercanos que la interconectasen. De vez en cuando, quienes trabajan en ello tienen la agradable sorpresa de encontrarse restos de algún viejo miliario en el lugar más inesperado, restos de puentes, viejos acueductos y bases de algún arco, supervivientes tenaces a tantos años de olvido. Seamos conscientes de que un tramo de interés especial de la vía romana es el que transcurre por nuestras queridas tierras cabanenses.
Los grandes generales romanos volvían a Roma con sus centurias, serpenteando por valles y planicies y bordeando la vía jaras y romero. A partir de la Puebla Tornesa en dirección nordeste... tres miliarios, restos de la calzada original y finalmente un arco, L'Arc Romá de Cabanes.
Faltaban 420 Km. hasta la frontera gala... ¡Y 1.650 hasta Roma!. 

RAFAEL FABREGAT

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