Después de tantas amenazas gubernamentales, sobre el número de comensales en las cenas de Nochebuena, las comidas de Navidad, el efecto "burbuja", efecto "aerosol", cierres perimetrales, toque de queda y las exorbitantes multas ante los incumplimientos... Pasó la Nochebuena y también la Navidad, como todo pasa en un mundo en el que nada es para siempre. También el maldito Covid-19 pasará, como otras pestes y amenazas mundiales pasaron, incluso sin haber vacunas para ello. En tiempos anteriores era por miseria y suciedad y actualmente por alta contaminación y exceso de habitantes. Las pandemias son una medida que la propia naturaleza utiliza para rebajar el número de habitantes del planeta, eliminando justamente a los que tienen menos salud y menos potencial económico.
Si todos los habitantes del planeta fuéramos de clase media-alta, nada de esto ocurriría, al menos de forma natural. Buenas casas, buena ropa y comida excelente, viviendo en pueblos y ciudades con todos los servicios y comodidades, impedirían que las pandemias se instalaran en nuestras vidas. La enfermedad se instala de forma natural allí donde abunda la miseria y la suciedad, lo cual no quiere decir que se trate de un país pobre. Por muy rico que sea un país, los pobres nunca faltan, de la misma manera que también hay ricos en los países miserables. A pesar de la riqueza mundial, por la periferia de las ciudades hay millones de personas que viven en absoluta miseria en chabolas de chapa y madera, recogiendo chatarra los más pobres y con coches millonarios los que han encontrado en las drogas pingües beneficios.
Hubo un tiempo en el que algunos inocentes pensamos que estas formas de vida acabarían erradicándose pero está claro que nunca será así. Sin pobres, no puede haber ricos y ese es el motivo de que no haya solución para el problema del desequilibrio social y de las miserias de todo tipo que eso conlleva.
Con la llegada de las vacunas, el Covid-19 será en breve una simple anécdota y así quedará registrada en los libros de Historia de la Humanidad. Claro que, cuando eso llegue, dos o tres millones de personas habrán perdido la vida por esta enfermedad. Eso no es nada, dirán más de cuatro, teniendo en cuenta que tiempos atrás hubo otras pandemias que mataron tres o cuatro veces ese número de personas. Todo es relativo, mientras no le toque a uno mismo...
En fin, como se ha dicho antes, pasó la Nochebuena y la Navidad, de la misma manera que pasó el Sorteo Nacional de Navidad (sin premio alguno) y pasará también la noche de Fin de Año (todavía con no pocas restricciones) y lo mismo la Noche de Reyes, tan emblemática para los más pequeños, cuya mentira los mayores nos empeñamos en mantener durante los años de inocencia de hijos y nietos. Todo ello, claro está, con el beneplácito de fabricantes y distribuidores de juguetes, ropa y electrónica que mueve miles de millones, dando vida y trabajo a gran número de profesionales del sector. Pues nada. Empezaremos un nuevo año, en el que esperamos dejar atrás la pandemia y con la esperanza de una recuperación económica, que buena falta nos hace. Feliz Año Nuevo para todos y especial deseo de que haya Paz y Salud para todos.
RAFAEL FABREGAT
Muy interesante, Rafael. Te deseo feliz año, lleno de paz, salud y amor. Mi abrazo y cariño.
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