8 de julio de 2012

0731- LA DINASTÍA MING. (CHINA)

Corría el año 1.294 cuando murió en China el gran Kublai Kan, primer emperador mongol de la Dinastía Yuan. Le sucedieron una serie de emperadores que, aunque de su misma dinastía, fueron débiles gobernantes que no supieron defender las conquistas de sus antecesores. China estaba cansada de ser gobernada tiránicamente por extranjeros y los tiempos tampoco acompañaron, sucediéndose algunos episodios de hambrunas y conflictos que acabaron con la presencia de los mongoles. El último emperador mongol fue Sun Ti, famoso por su crueldad, su lujuria y su incompetencia, que tenía como capital la ciudad de Nankín. Mientras el pueblo moría de hambre y miseria, él dedicaba todas sus energías al deleite carnal que le brindaban sus cientos de concubinas. Pronto se despertarían movimientos en su contra, puesto que el pueblo no tenía ningún interés en defender a tan mal gobernante y las rebeliones chinas en contra del dominio mongol tomaron fuerza rápidamente.

Chu Yuang (Tai Tsu)
Hacia 1.360 un monje campesino, Chu Yuang-chan, reunió un grupo de gente descontenta con el régimen que selectivamente fue eliminando enemigos a la vez que iba engrosando sus filas. En su avance hacia Pekín, cientos de voluntarios se sumaban cada día a los insurgentes que pronto se convirtieron en un poderoso ejército. En 1.368 ya eran una fuerza incontenible que conquistó Pekín y expulsó a los mongoles hacia el norte de China. También Sun Ti, el emperador mongol, desapareció camino del exilio. Aquel mismo año el campesino Chu Yuang-chan pasó a convertirse en el emperador Tai Tsu, fundador de la Dinastía Ming, una familia que gobernó China durante casi tres siglos (1368-1644). Tai Tsu reinó durante treinta años, en los que restauró el orden y desarrolló políticas agrarias beneficiosas para el pueblo, no temblándole la mano al ejecutar a quienes se opusieron a sus reformas, lo que nos indica que finalmente también se dejó llevar por sus propias ambiciones. El primer emperador de la Dinastía Ming falleció en 1.399 y su nieto Hui Ti, con solo dieciséis años, luchó con uñas y dientes para defender el trono que su abuelo le cediera pero finalmente, cuatro años después, su tío Zhu Di consiguió arrebatarle el poder siendo nombrado en 1.403 emperador.

Zhu Di (Yongle)
El nuevo emperador reinó con el nombre de Yongle y fue el constructor de la Ciudad Prohibida, edificio real que ha permanecido hasta la actualidad y que está situado dentro del complejo imperial. Solo el emperador y su familia podían utilizarlo. El reinado de Yongle fue considerado el cénit de la Dinastía Ming ya que durante su mandato se alcanzaron las metas más relevantes en la China de aquellos tiempos, entre ellos viajes marítimos de exploración que dieron lugar a una completa enciclopedia que lleva su nombre. El emperador Yongle fue quien trasladó la capital a Pekín.
Yongle creó un ejército de casi dos millones de soldados que, para no resultar gravoso para el Imperio, estaba establecido en colonias familiares que trabajaban la tierra como una más de las actividades a realizar.
Solo un 40% vigilaban las fronteras mientras el resto procuraban los alimentos para todos. Hijo ejemplar, Yongle mandó erigir un grandioso monolito en memoria de su padre, Tai tsu. Sin embargo tan grande fue el tamaño encargado que no se pudo mover de la cantera.


Ciudad Prohibida
Para evitar calumnias frecuentes, creó una ley por la que se castigaba a cien latigazos a quien le fuera demostrada una quinta acusación falsa. De reincidir eran otros cien latigazos y el exilio.
Otra meta de Yongle fue mantener a raya la piratería japonesa, muy abundante en aquellos tiempos, al tiempo que hacer frente a las presiones mongolas contra las que llevó a cabo cuatro importantes campañas militares. En la cuarta de ellas (1423) murió mientras estaba regresando a Pekín. Las importantes reformas llevadas a cabo en la Gran Muralla China, como bastión de defensa contra las tribus nómadas del norte, fueron importantes pero no suficientes.



La tierra apisonada fue sustituida por ladrillos y aún hoy, cuatro siglos después, las secciones reformadas por los Ming proximas a Pekín destacan especialmente del resto de la muralla por su resistencia a las inclemencias del tiempo y a todos los avatares que han sufrido a lo largo de la historia. Sin embargo, como se ha dicho antes, nada fue suficiente.
A principios del siglo XVII la corrupción se instaló en la Administración Pública, al tiempo que los elevados impuestos agobiaban al pueblo. El descontento de la población se hizo patente mediante importantes revoluciones del campesinado que iniciaron la decadencia y final de la Dinastía Ming.


Las debilidades internas dieron fácil acceso a un potencial enemigo externo. Los Tártaros de Manchuria atravesaron la Gran Muralla y saquearon las provincias septentrionales.
Chuang-lie-ti fue el último emperador de la Dinastía Ming. Con el Imperio saqueado y los enemigos a las puertas de la ciudad, decidió ahorcarse. Corría el año 1.644 cuando los Quing, también llamados la Dinastía Manchú, entraron en Pekín y destronaron al último soberano Ming que ya solo era un despojo humano y colocaron sus banderas en las torres y a su jefe en el trono imperial.


Bandera de los Quing
Algunos supervivientes de los Ming se refugiaron en Yunnan y posteriormente en Birmania desde donde llevaron a cabo algunas escaramuzas intentando recuperar el trono. El último pretendiente fue ejecutado en 1.661. La escalada al poder de la familia Quing no fue algo pasajero. Allí quedaron los manchues hasta la abdicación del último emperador en 1.912, a consecuencia de la Revolución de Xinhai y posterior establecimiento de la República China que todos conocemos...

EL ÚLTIMO CONDILL

No hay comentarios:

Publicar un comentario