19 de septiembre de 2021

3077- CAMPAÑA DE SETAS 2021. (2) (Temporada excepcional en El Maestrazgo)

Bueno, ya tocaba. Esto de las setas es tan sencillo y tan complicado, como tener la humedad necesaria y el tiempo a su favor. La humedad es absolutamente necesaria, eso está claro, pero es también fundamental que no haya viento que seque la capa superficial de la tierra, ni frío que impida el normal desarrollo del micelio y la eclosión micológica.
Pues bueno, todo eso sucede en este momento del año de 2021. Vientos cero, una interesante sazón en profundidad y débiles pero frecuentes tormentas que mantienen la humedad superficial. En cuanto a las temperaturas nocturnas no ha habido ningún día que hayan bajado de los 6ºC. Con esta combinación de factores beneficiosos las setas no paran de fructificar, lo que se traduce en hallazgos continuos y permanentes. Sí que es verdad que los buscadores se han multiplicado y cada día peinan el monte, no dejando atrás prácticamente nada, pero al día siguiente las setas han salido de nuevo para alegría de los aficionados.

Este año no hay buscadores buenos ni malos, de la misma manera que tampoco hay lugares que destaquen mucho sobre otros. En lugares donde jamás vi gente buscando, este año está plagado de coches y todos sus ocupantes salen del bosque cargados de robellones, que es aquí la seta más buscada. Es increíble. Mi mujer y yo fuimos ayer con unos amigos y... ¿Madrugar como antes?. No, no, nada de eso. ¿Para qué?. Salimos de nuestro pueblo a más de las ocho de la mañana, con el sol bien salido y a 125 Km. de nuestro destino, llegando a Mosqueruela a las 9,30 h. ¿Como locos hacia el pinar?. Pues no, no. Paramos en el hotel Montenieve y almorzamos tranquilamente. Sin prisa ninguna, pedimos vino y cervezas y tras el almuerzo los correspondientes cafés. La llegada al monte fue cerca de las 11 h. No nos aplaudieron pero, en un lugar donde casi nunca hay nadie, había una docena de coches y alguna de las cuadrillas ya estaba almorzando, tras la primera parte de la búsqueda realizada.

Es uno de los pocos sitios en los que busco setas, donde la masiva llegada de gente no me molesta en absoluto y así se lo dije bromeando a algunas de aquellas personas instaladas cerca de donde nosotros dejamos nuestros coches. Lo entendieron enseguida. ¡Aquí hay mucho terreno en el que buscar! -respondieron. Y esa es la cuestión. Delante de nuestras narices salieron del bosque más de 150 Kg. de robellones en unas dos horas, con un resultado individual de 2 y hasta tres cestas por persona. ¿Qué temor has de tener has de tener a tan masiva concentración de buscadores cuando hay una eclosión tan masiva de setas como la de este año?. Personalmente llené mi cesta (5 Kg. largos) en menos de una hora y lo mismo todos los compañeros que conmigo venían. Todos volvieron a por otra cesta y la llenaron de nuevo sin problema alguno y en un corto recorrido. Yo quedé en el coche descansando. No quería más. A la una y media de la tarde estábamos otra vez en el Rte.Montenieve para comer, con poca hambre claro está.

Más de 9 Kg. de robellones (no los pesamos) entre mi mujer y yo, siendo los que menos cantidad cogió... ¿Para qué más?. Las hijas van a buscarlos cuando les apetece porque, al igual que nosotros, disfrutan más de buscarlos que de comerlos. Hoy mismo, cuando estoy escribiendo esta entrada al Blog, están allá arriba cogiéndolos a mansalva y en lugar todavía mejor que el que nosotros estuvimos ayer. Mejor en cantidad y en calidad, además de ser un lugar bastante desconocido para muchos. La tranquilidad de la búsqueda también es algo que se agradece. Aunque haya abundancia, es mejor buscar con la tranquilidad de no cruzarte con otros buscadores. Yo, ayer, aún habiendo tantos buscadores en una misma parcela de bosque, llené la cesta en 50 minutos y sin encontrarme con nadie. Después de casi 60 años buscando en esa misma zona, sabía donde hay más abundancia de setas y menos afluencia de buscadores. 

Como ya me temía, la semana próxima mis compañeros quieren que volvamos, pero en mi casa no habremos consumido ni un kilo de lo encontrado ayer.
Lo entiendo, porque también nosotros tenemos esa misma afición, pero... ¿Para qué queremos tantos robellones?. Gustarnos nos gustan, pero pocas veces y en poca cantidad. Está claro que el aficionado quiere buscarlos y encontrarlos pero lo de este año es una locura. Si encuentras demasiados y en poco espacio de tiempo, ¿qué haces después?. 
Desde nuestro pueblo, ir a Mosqueruela y volver son 250 Km., demasiado lejos para que en una hora llenes la cesta y tengas que regresar. 
Lo que a nosotros nos gusta es pasar la mañana por allí. Nos hemos hecho mayores y ya no nos gusta madrugar, almorzamos con tranquilidad y buscamos setas de la mejor variedad (más de 30 clases de setas comestibles conocemos) y en lugares no saturados de gente. Al mediodía nos gusta comer en los restaurantes de la zona, con esa misma tranquilidad y sin agobios de ninguna clase. Quedaron atrás las prisas y el afán de coger cantidades que no queremos para nada. Hasta un arcón-congelador compramos unos años atrás. De hecho, a una cierta edad, si comes más de la cuenta igual te hacen daño. En cantidad y especialmente por la noche, los robellones son indigestos y si eres viejo, más todavía. Total, que eso de las cantidades y los agobios queda ya para los más jóvenes. Nosotros esa etapa ya la hemos pasado. De hecho, llenar la cesta me costó poco pero regresar al coche cargado... ¡Ufff, que largo se me hizo!. Con casi 73 años, rozando los cien kilos y la salud justita. En cuanto a la forma, no sé donde ni cuando la perdí. De un tiempo a esta parte,
 es redonda...

RAFAEL FABREGAT 

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