Efectivamente es una palabra que traerá pocos, muy pocos, lectores a esta entrada puesto que es especialmente poco utilizada. Muchos apenas si la habrán leído nunca. No importa, me apetecía escribir sobre esto puesto que yo mismo soy uno de esos cejijuntos, aunque últimamente ya no sea visible.
La verdad es que para mí siempre ha sido muy acomplejante. Aunque en algunos casos se trate incluso de deportistas de élite, lo cierto que en España el tema de ser cejijunto siempre ha sido asociado a patanes de pueblo. Cuando un cómico ha realizado un sketch sobre la gentes del campo español, lo primero que ha hecho es calarse una boina hasta la mitad de la frente y lo segundo pintarse el entrecejo para simular que el individuo a satirizar era, además de destripaterrones, cejijunto en su máxima expresión. Lo importante para esos holgazanes sin gracia natural es hacer reír a los espectadores a costa de los demás por lo que, entrar en el escenario de esa guisa, con cayado y unos pantalones de pana a ser posible con remiendos, era ya asegurar el 90% del éxito de su actuación.
Mi caso no era excesivo pero siempre me acomplejó, así que un buen día le comenté el tema a una amiga esteticista profesional y me recomendó la eliminación definitiva del entrecejo con lásser. Dicho y hecho, con cuatro sesiones el vello desapareció. Pasados los años la raíz del folículo piloso volvió a recuperar su vigor, pero ya nada ha sido lo mismo. Los pelos vuelven a salir, pero son pocos y de color blanco, con lo cual apenas son visibles. Si aún así quieres quitarlos son muy fáciles de eliminar con unas pinzas o cualquier otro método. Total, que el que es cejijunto es porque quiere... Vaya tontería, pensará alguno de mis seguidores con el tema de hoy. Pero algo hay que escribir y sin duda el tema es bastante común entre el sexo masculino... y alguna que otra fémina.
RAFAEL FABREGAT
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