6 de agosto de 2022

3114- EL SEXO EN LA EDAD MEDIA.

La ignorancia de la gente y el poder de la iglesia hacía que fueran malos tiempos, no solo para la libertad sexual de los jóvenes, sino también para quienes vivían dentro del matrimonio. El poder de la Iglesia era tal, en aquellos tiempos, que controlaban ya no solamente las acciones, sino incluso el pensamiento de las personas. La palabra sexualidad no existía entonces y cuando se hablaba de sexo todo era sucio y prohibitivo. Se hablaba de copular, de fornicar, de unión carnal. Todo eran palabras soeces y malsonantes que embrutecían las relaciones amorosas entre hombres y mujeres. Incluso se hablaba de obligatoriedad de la esposa, cuando se trataba de satisfacer los deseos más vejatorios que algunos hombres reclamaban a sus mujeres, por haberlos obtenido anteriormente en las casas de meretrices.

Como no podía ser de otro modo, la Iglesia dictó normas para la cópula dentro del matrimonio, puesto que fuera de éste estaba terminantemente prohibida. 
1.- Ningún acto sexual estaba permitido salvo que fuera totalmente necesario para la concepción de un hijo.
2.- Durante el día estaba prohibido todo acto sexual. Obligatoriamente la cópula tenía que ser nocturna.
3.- Los viernes estaba prohibido por ser el día de la crucifixión de Jesucristo. Tampoco los domingos por ser día de Resurrección y tampoco los jueves y sábado Santos, ni en Cuaresma, ni en Adviento, ni en los 40 días previos a la Pascvua de Pentecostés.

Estaba prohibido hacer el amor durante la menstruación, el embarazo, los 40 días después del parto y el tiempo de amamantamiento, pues constituía una amenaza para el nacido. De todo lo anterior se deduce que a los legalmente casados les quedaban poco más de 100 días al año para poder tener relaciones íntimas y lo que es peor... ¡Sin sentir placer, puesto que la única finalidad del sexo era la procreación!.
La cuestión es que en aquellos tiempos la media de hijos por mujer era 5 ó 6 y actualmente, cuando hay libertad, apenas si llegan a 2. Algunos se preguntarán dónde se encontraban los novios para hacer el amor sin que nadie les viera... Pues en las Iglesias, todas ellas entonces abiertas durante todo el día y gracias a la poca luz y a los muchos rincones vacíos fuera del horario de misas.

La única postura aceptada por la Iglesia era "la del misionero". Cualquier otra era antinatural y por lo tanto pecado. Todo lo demás estaba terminantemente prohibido porque el placer estaba vedado. Otra cosa que la Iglesia pedía era que la pareja no estuviera totalmente desnuda. Claro que la literatura nos muestra las muchas transgresiones que había a todas estas reglas y la alta tasa de relaciones extraconyugales que hubo en aquellos tiempos. Es curioso que, cuando un hombre tomaba a su propia mujer con una cierta fogosidad, también se consideraba pecado, puesto que buscaba el placer con el mismo desenfreno como si fuera una amante. Es inconcebible que en un momento de tanto desenfreno, en la propia Iglesia e incluso en el propio Vaticano, se buscara recortar las libertades sexuales del pueblo.

Sin embargo, para quienes no tenían esposa, existían tantos o más burdeles 
que ahora y aceptados por la autoridad competente, por considerarlos "un mal necesario". El burdel más caro de Europa estaba justamente en Valencia. Allí no solo estaban las mujeres más hermosas, sino también las mejor comidas y las mejor atendidas sanitariamente. Eso valía dinero y los clientes tenían que pagarlo. La limpieza y salubridad del establecimiento era también un tanto a favor y motivo para que todo allí tuviera un sobreprecio. Esta carestía de todos los servicios que allí se prestaban hacía que la clientela fuera selecta, hasta el punto de que muchos nobles acudieran de todo el país e incluso de fuera de éste, a estos locales buscando la intimidad y las mejores parteners.

RAFAEL FABREGAT

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