13 de agosto de 2016

2166- MUJERES NO, GRACIAS.

No, amigos. No me he vuelto gay a estas alturas de la vida. A mí las mujeres me han gustado siempre más que las gominolas a los niños y hoy que estoy 'offside' me siguen gustando con la misma intensidad. Llegados a este punto entiendo que la frase de ser 'un viejo verde' no tiene sentido alguno y que uno es como lo fue siempre a cualquier edad. No hay cambios mientras la cabeza funcione como tiene que funcionar. Bien, todo esto para decirles que hay lugares donde la mujer no es bien ni mal recibida, simplemente no se admite su presencia. 


El caso es que no estamos hablando de lugares lejanos a los que la civilización no haya llegado, sino de la ancestral Grecia, maestra y precursora de la cultura en la Europa occidental. En el Monte Athos, península ubicada al norte de Grecia, sobreviven unos 20 monasterios ortodoxos donde a las mujeres no les está permitida la entrada. Por lo visto los habitantes de la península calcídica, en la Macedonia Central, cuando les pica se rascan y ya no les hace falta nada más. Según ellos... las mujeres traen más conflictos que beneficios y es mejor tenerlas apartadas. Los monjes de estos monasterios gustan de la tranquilidad más absoluta y eso es lo que se vive en la denominada "Montaña Sagrada".


El Monte Athos es lugar de convivencia de unos 20 monasterios, todos ellos ortodoxos pero de diferentes ramas y nacionalidades. Ortodoxos rusos, griegos, rumanos, búlgados, servios y gregorianos. Con sus diferentes peculiaridades, pero con el denominador común de impedir el acceso a las mujeres. Podrá haber discrepancias en cuestiones religiosas, pero no en la conveniencia de tener alejadas a las mujeres. Acosados en cierto momento por los topillos propios de la zona se soltaron por la zona peninsular un buen número de gatos, cuidándose muy bien de que ninguno de ellos fuera hembra. Así se las gastan los monjes presididos por el águila bicéfala de Bizancio, con respecto a las hembras de cualquier especie.


Indudablemente los monjes del Monte Athos están reñidos con el progreso. Nada de carreteras, ni hoteles, ni radio, ni televisión. Quizás en algún punto remoto podamos encontrar señal para nuestro teléfono móvil, pero floja e insegura. Tras la toma de Constantinopla por parte de los turcos en 1453, esta parte del antiguo Bizancio quedó en poder de los monjes que la habitaban y todavía a día de hoy sigue siendo una especie de república monástica autónoma, dentro del territorio griego y a orillas del mar Egeo. La única presencia femenina que se admite es la de la Virgen María, de la que todos ellos son fieles devotos. Viajar a este rincón del mundo no es fácil, pues se precisa permiso especial de las autoridades religiosas y las del Gobierno de Macedonia.


Solo diez personas pueden acceder cada día a este complejo religioso y solo cuatro días pueden permanecer dentro del territorio peninsular. No habiendo carreteras de ningún tipo, lo habitual es llegar en barco. Desde el mar la primera visión de los monasterios es espectacular pues su antigüedad es de los primeros siglos del Imperio Romano de Oriente. Sus altas e inexpugnables torres, vigilan y custodian las numerosas piezas de arte, tesoros donados por reyes y emperadores que se guardan tras sus paredes. Independientemente de las riquezas que atesoran, las vidas de sus habitantes son de retiro y espiritualidad, dándose con frecuencia a la vida asceta y eremita que les lleva a retirarse durante semanas en la más absoluta soledad de cuevas alejadas del propio monasterio. Curioso y extraño lugar que quizás fuera interesante visitar, pero cuyas trabas sobrepasan en mucho las expectativas de satisfacción que podamos tener al respecto de su visita. ¡Descartado!.

RAFAEL FABREGAT

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