6 de abril de 2013

0974- LAS MUJERES MUERTAS.























Vrindavan
es una ciudad de 60.000 habitantes del norte de la India. Forma parte del estado de Uttar Padresh, a orillas del río Yamuna y está situada a 70 Km. de una de las siete maravillas del mundo, el Taj Mahal. No es pues un lugar aislado, sino de peregrinación y apenas distante 8 Km. de la Autovía Delhi-Agra. 




Esta ciudad es de especial popularidad por la creencia de que en este lugar existían antiguamente unos grandes bosques donde pasó su juventud Krishná, una de las deidades más veneradas de la India pues, según el visnuismo, era la encarnación de Dios. 
Sin embargo Krishná no era precisamente un dechado de virtudes ya que, aparte las naturales travesuras de cualquier muchacho de su edad, tenía frecuentes encuentros nocturnos con las jóvenes casadas del pueblo creando el consiguiente malestar entre los matrimonios. 
Estas actividades amorosas ilícitas de Krishná están recogidas en el poema sánscrito Guitá-Govinda, fechado en el siglo XI. No fue esto impedimento alguno para considerarle hijo de Dios o Él mismo en la Tierra pues, aparte de su belleza y de otras "virtudes" que vamos a obviar, tampoco le faltaba el don de la palabra. 





En Vrindavan hay cientos de templos dedicados al culto de Radha y Krishná, pero la ciudad es también centro del hinduismo en general. 
En las últimas décadas el nombre de esta ciudad se utiliza en la India para representar un lugar idílico, el propio paraíso, pues incluso en las áreas más céntricas de la ciudad, pueden verse multitud de animales de todo tipo en completa libertad. 
Decenas de especies salvajes y toda clase de pájaros, campan a sus anchas entre personas y vehículos sin miedo alguno, como si se encontraran en plena selva. 

Templo de Madan Mojan.

La ciudad fue fundada en el siglo XVI y uno de los templos más antiguos que permanecen en pié es el Govindaji, levantado en 1.590 por el emperador Akbar, poco después de la fundación de la ciudad. Más antiguo que éste y más popular entre los peregrinos es sin embargo el de Madan Mojan
Vrindavan es pues un lugar santo, centro destacado de peregrinación entre las diferentes religiones indias y centro turístico-religioso de primer orden.
 Últimamente, decenas de empresas inmobiliarias están desarrollando proyectos constructivos que están convirtiendo el antiguo paraíso de paz y tranquilidad en un caos acústico y circulatorio
Prontamente la devastación de la vida silvestre será una realidad sin retorno pero, de momento, lo único que ven sus habitantes es que el dinero está fluyendo con más alegría que antaño. 
No se ve, o no se mira, que la pesadilla está tomando forma y que en breve echarán de menos la paz con la que hasta ahora vivían. 

Sin embargo el tema de esta entrada es otro difícil de ubicar sin mostrar, al menos de pasada, la realidad de estas gentes que han vivido siempre rayando los índices de la pobreza. Este tema sangrante, que ocupa el meollo de esta entrada al Blog, son las viudas de Vrindavan. En número tan elevado que se conoce a esta ciudad como el "pueblo de las viudas". En una población aproximada a los 60.000 habitantes, donde el 44% son mujeres, se estima que esta ciudad acoge a más de 15.000 viudas. Naturalmente esta cifra no forma parte de los porcentajes señalados. Se calcula que solo unas 6.000 son viudas de la propia ciudad y que las casi 10.000 restantes vienen de otras partes, tras perder a sus maridos, en busca de la caridad de los peregrinos.  

Casadas a la fuerza, con 8 y 10 años de edad, de acuerdo con la tradición hindú las viudas de castas superiores no pueden volverse a casar motivo por el cual muchas de ellas, al morirse su viejo marido, son abandonadas por sus familias. Al no poder tampoco aspirar a trabajo de ninguna clase, se ven obligadas a pedir limosna en las calles, viviendo lo que les resta de vida en la más absoluta vergüenza y pobreza. Habiendo enviudado relativamente jóvenes, algunas de ellas malviven en la calle hasta 30 años y más. En el año 2.000 la organización Guild of Service abrió un refugio para asistir a 120 mujeres mendigas y a sus hijos. El centro (Amar Bari) quedó inmediatamente colapsado y en breve está previsto abrir otro más, con capacidad para 500 más.  Nunca serán suficientes. Demasiadas son las miserias y las leyes injustas que asolan un mundo al que llamamos moderno...

RAFAEL FABREGAT

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