5 de enero de 2016

1978- UNA MENTIRA CON ALAS.

Estamos hablando de sombreros y más concretamente del "sombrero Panamá", que tiene alas pero no es de Panamá. 
Los creadores del famoso sombrero fueron artesanos de la ciudad ecuatoriana de Jipijapa, provincia de Manabí o Montecristi, motivo por el cual esta prenda también lleva el nombre de sombrero Jipijapa o Montecristi
Se tejen a mano desde 1630 aunque, en la actualidad, puede haber algunas ayudas mecánicas. De todas formas la mayoría de su producción todavía se fabrica a mano aunque hay calidades muy caras y difíciles de encontrar. Esta calidad excepcional poco tiene que ver con su forma de fabricación, que sin duda es artesanal y muy laboriosa, sino más bien de la cantidad de fibras empleadas, de tal finura que un solo sombrero puede superar el medio año de trabajo, llegando incluso hasta los ocho meses. 

La calidad oscila entre las 200 y 2000 fibras por pulgada cuadrada (2,54 x 2,54 cm.). La calidad mínima aceptable es de 300 fibras pero la calidad especial está próxima a las 1000 fibras. Comprar un sombrero con más de 1000 fibras es comprar una altísima calidad, digna de un Dandy pero no la mayor, ni mucho menos. En un mundo tan competitivo como el del siglo XXI, todavía hay artesanos tejedores que confeccionan para clientes destacados el Montecristi Panamá Hats, un sombrero totalmente fabricado a mano y con más de 2000 fibras por pulgada cuadrada. El precio de estos sombreros (fino, extra fino y super fino) parte de los 600 € y puede superar los 3000 €, llegando hasta los 5.000 €. Un verdadero capricho, de más de medio año de trabajo, no apto para todos los bolsillos.

El "sombrero Panamá" de clase corriente (200/300 fibras y precio aproximado a los 50 €, da trabajo a miles de ecuatorianos y la mayor parte de la producción se dedica a la exportación. Sin embargo apenas queda una docena de artesanos capaces de fabricar manualmente la calidad super fina de Montecristi. En la actualidad y con la mecanización de buena parte del proceso, su fabricación ya no solo está en Ecuador, sino que también se elaboran en México, Colombia y algún otro país sudamericano, siendo Ecuador el máximo exportador. El nombre y popularidad de este sombrero se produjo cuando, para la construcción del Canal de Panamá, se importaron millares de estos sombreros para los trabajadores. Es a partir de ese episodio cuando este sombrero alcanzó fama mundial.

En 1906 el presidente norteamericano Theodore Roosevelt visitó las obras llevando uno de estos sombreros. Otros célebres personajes como Winston Churchill, Humphrey Bogart, Frank Sinatra, etc. también llevaron en varias ocasiones esta prenda, colaborando notablemente a su popularidad. La demanda alcanzó cifras tan elevadas que imposibilitó a sus creadores el poder atenderla. Actualmente para la comunidad maya del estado de Campeche (México) es su principal actividad artesanal y lo mismo sucede en comunidades colombianas como Aguadas (Caldas) donde, aunque se trate del sombrero Panamá, le llaman "aguadeño" y es con diferencia el más popular.

Su calidad fina o super fina es tan especial que el sombrero se exporta enrollado, sin que tal forma de suministro afecte lo más mínimo a su presentación una vez desplegado, ya que recupera de inmediato la forma exacta en la que fue fabricado.
Una vez acabado totalmente el sombrero, un operario procede al enrollado del mismo y presentación en su caja especial que hay para ello.
El proceso es el siguiente: 
Se empuja el sombrero desde dentro hacia afuera, doblándolo por su parte más larga.
A continuación se presiona suavemente hasta doblarlo exactamente por la mitad, de tal manera que todo él se toque con la parte contraria interior.
Hecho esto se procede al enrollado del sombrero, sin aplastarlo mucho ni marcar la línea por la que ha sido doblado.
Cuidadosamente doblado ya puede introducirse en la cajita correspondiente.
Para utilizarlo debe desplegarlo cuidadosamente, moldeando la copa y las alas con las manos. 

Comprobará alucinado que el sombrero vuelve al estado original.
Como cualquier prenda de vestir, en el caso de doblarlo frecuentemente en los viajes, puede suceder que empiece a perder su forma inicial, en cuyo caso basta un planchado en su sombrerería para que su flamante Panamá, Patrimonio de la Humanidad desde 2012, vuelva al estado original. 
Las sombrererías de todo el mundo dan este servicio.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario