Se dijo hace un mes que el presente año 2023 sería un año histórico para la búsqueda y recolección de setas, pero... Cuando los "entendidos" pronunciaron tal aseveración, había llovido a finales de Agosto y durante la primera quincena de Septiembre. No era pues necesario ser un sabio para poder hacer dicho diagnóstico. Sin embargo el día de mañana nadie lo ha visto y tras estas palabras llegó de nuevo el calor sahariano y sus nubes repletas de arena. Tras el vaticinio de tan histórica campaña de setas el tiempo cambió bruscamente y las temperaturas no hicieron otra cosa que prolongar el verano con temperaturas propias de los meses de Julio y agosto. En fin que de lo dicho, nada de nada. Se preperaba una espléndida campaña, sí, pero todo se secó y el micelio no pudo hacer brotar todo el preparativo previsto.
Otra curiosidad es que en los pinares próximos a la costa mediterránea, con quince días de antelación, se encontró alguna cesta de níscalos hasta que, como se puede suponer, también aquí todo quedó seco rápidamente. Como todo lo que se organiza a cielo abierto, no hay garantía alguna de poder triunfar. ¡A ver si el próximo año tenemos más suerte!. Yo de todas maneras tampoco hubiera podido ir a buscar tan preciosos frutos de las montañas del Maestrazgo puesto que, aunque he mejorado una barbaridad, estoy muy lejos de alcanzar la salud que antes tenía. Uno de mis yernos se brindó a llevarme a las zonas más fáciles y prometedoras, que en su día le enseñé, pero él las ha visitado este año en varias ocasiones, para que yo no hiciera del viaje en balde, y aunque nunca ha vuelto de vacío, los robellones han brillado por su ausencia. Lo dicho: Otro año será.
Naturalmente estamos hablando del típico robellón y de los treinta tipos de seta comestible que salen en nuestra zona de búsqueda, que se limita al Alto y bajo Maestrazgo y alguna esporádica incursión por el término municipal de Cabanes y pueblos limítrofes. Eso no quiere decir que otras zonas peninsulares haya llovido más y pueda haber salido cualquier tipo de seta y en abundancia. En el Maestrazgo también suele haber alguna cantidad de Boletus. Unos años atrás, yo llegué a encontrar tres cestas en una sola mañana, pero eran otros tiempos y una salud muy diferente, de la que actualmente no puedo presumir. Y eso que doy gracias a Dios por mi excelente recuperación, pero no se puede confiar demasiado, pues es más que probable que no dure tanto como yo querría. En fin, que sea lo que Dios quiera, pero que sea...
Un abrazo a mis lectores y hasta siempre.
RAFAEL FABREGAT