Francisco Franco, militar golpista que derrocó al gobierno de la II República Española y gobernó el país en dictadura desde el final de la Guerra Civil (1936-1939) hasta su muerte el 20 de Noviembre de 1975, tuvo varios "hijos predilectos" pero pocos tan gratificantes para él como lo fue el Frente de Juventudes.
Se trataba de una sección dentro del partido de la Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. fundado por José Antonio Primo de Rivera el 29 de Octubre de 1933, en un acto llevado a cabo en el Teatro de la Comedia de Madrid. Era un movimiento político de carácter fascista, contrario por tanto a las ideas liberales, democráticas y republicanas.
José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) era hijo primogénito del militar y político Miguel Primo de Rivera (1870-1930) otro golpista que gobernó la España monárquica de Alfonso XIII tras el golpe de Estado llevado a cabo en 1923 y hasta su dimisión en 1930, debida a problemas políticos y de salud. Tras la dimisión marchó a Francia y falleció pocos meses después en un modesto hotel de París. Las ideas de su hijo José Antonio no eran muy diferentes a las suyas y, como se ha dicho, en 1933 fundaba un partido de corte monárquico y conservador, teniendo entre sus objetivos primordiales el doblegar la lucha de clases y mantener la unidad nacional, en contra de los diferentes nacionalismos. Enemigo acérrimo de las libertades parlamentarias y cercano a la iglesia católica, apostólica y romana, en los primeros meses de la Guerra Civil fue condenado y fusilado por conspiración y rebelión militar contra el Gobierno de la II República. Tenía 33 años. Finalizada la Guerra Civil con el triunfo del dictador Franco, la figura de José Antonio Primo de Rivera fue elevada a héroe nacional y mártir de la causa franquista.
Su imagen sería explotada durante décadas por los dirigentes del "Levantamiento Nacional" al ser figura útil y menos incómoda que lo hubiera sido de estar vivo y presente. La Historia nos cuenta que las relaciones de José Antonio Primo de Rivera con Franco nunca fueron buenas y, con su ausencia, "el Caudillo" concentraba todo el poder en sus manos al quedar facultado para utilizar la Falange Española en su favor y para su causa. La muerte de Jose Antonio favoreció y mucho al nuevo régimen. A cambio, Franco lo convirtió en mártir y emblema de la unidad de la patria, una apoteosis sobre su figura que con toda seguridad no hubiera alcanzado en el caso de sobrevivir a la contienda. También la Iglesia Católica contribuyó y mucho a la exaltación de este personaje, como mártir de la fe.
La cuestión es que, más por conveniencia política que por afinidad, Franco tomó como "hijo propio y predilecto" a la Falange Española y con ella llevó a cabo el adoctrinamiento político de la juventud española. Pertenecer al Frente de Juventudes era ser de la élite, un objetivo y un honor que no todos podían alcanzar. Naturalmente ser hijo de "republicanos" ayudaba poco a entrar en ese círculo exclusivo. Más bien impedía el acceso a las diferentes estructuras educacionales y recreativas que podían alcanzar los que pertenecían a este movimiento juvenil y político.
El acceso estaba restringido a los hijos de los adeptos al régimen y eran los mandos locales los que daban el visto bueno al solicitante. De todas formas, en un momento de hambruna generalizada, un pollo de corral solía hacer milagros... Estos mismos mandos concedían también a los jóvenes seleccionados las plazas para asistir a los Campamentos de Verano que se organizaban en cada territorio nacional. En los pueblos, Alcalde y concejales eran siempre adictos al régimen y por lo tanto informantes de la Jefatura Provincial del Movimiento. Nadie escapaba a su autoridad y consiguientemente al premio o castigo que cada cual "mereciera", según las ideas que hubiera en el seno familiar de cada uno.
Independientemente de su comportamiento personal, uno era tratado según de quien era hijo por lo que, caso de llevar a cabo alguna fechoría infantil, era dispensable o castigada dependiendo de quienes eran sus padres. Eso no pasaba en una ciudad o pueblo determinados, sino en todo el territorio nacional. Fascistas y lameculos disfrutaban de toda libertad y campaban a sus anchas, mientras los demás eran permanentemente vigilados y mirados por encima del hombro. Y eso a todos los niveles, empezando por el párroco local y terminando en el Cuartel de la Guardia Civil. Lo mismo en los Ayuntamientos, donde se atendían con prontitud los requerimientos de los afines a la clase gobernante y trataban con malas maneras a los supuestos enemigos del régimen.
Las chicas, encuadradas en la llamada "Sección Femenina", también tenían cabida dentro del Frente de Juventudes Tradicionalistas y de las J.O.N.S. Dentro de la política del régimen franquista, también para ellas era primordial un buen estado físico y el correcto aprendizaje de las tareas propias del hogar, actividad entonces reservada a las mujeres. Dichas tareas consistían en el cuidado de la casa y de los hijos, pero muy especialmente del marido, al que debían de atender con amor y deleite, al objeto de que "no le fuera necesario buscar por bares, tabernas y prostíbulos todo aquello que le faltase en casa". Por consiguiente la mujer no solo era la encargada de velar del cuidado y armonía familiar, sino también la responsable de un posible fracaso matrimonial.
Para evitarlo recibían todo tipo de enseñanzas y consignas, a fin de que las niñas tuvieran perfectamente claro cual era su rol en la vida y muy especialmente dentro del matrimonio, que era fin y meta de todas ellas. "Sobre las relaciones íntimas recuerda que, si él prefiere dormir, no debes presionarle. Si por el contrario es él quien sugiere la unión, accede teniendo presente que su satisfacción es siempre más importante que la tuya. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte será suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar y si tu marido te pide prácticas sexuales inusuales, sé obediente y llévalas a cabo con gusto aparente, demostrándole que hacerle feliz es lo que más deseas". Sin duda, en aquellos tiempos, ser mujer no era precisamente la mejor opción...
RAFAEL FABREGAT