9 de septiembre de 2014

1505- LA TUMBA DE ALEJANDRO.

Poco o nada se sabe al respecto. Esto parece el misterio del Arca de la Alianza o del Santo Grial. Todo son suposiciones. El cuerpo del gran emperador ha sido buscado durante siglos, sin resultado. ¿Será este el momento de la verdad?. A principios de agosto los arqueólogos encontraron en Anfípolis (Grecia) la mayor tumba jamás vista en estas latitudes. Un gran túmulo rodeado de un muro circular de mármol de 497 m. de perímetro. El túmulo estaba coronado por una escultura de 4 m. de altura. Era el León de Anfípolis, lo que indica que el enterramiento es de un varón de gran importancia. La entrada a la tumba está custodiada por dos esfinges de casi 2 m. de altura.


Las crónicas antiguas cuentan que Alejandro Magno pidió ser enterrado en el oasis de Siwa, en Egipto, para ser venerado como hijo del dios Amón pero a su muerte sus generales no solo se repartieron sus posesiones, sino que también querían su cuerpo. Perdicas, uno de los generales de mayor confianza de Alejandro, trató de llevar a Macedonia los restos del emperador para ofrecérselos a su madre Olimpia y aprovechar la circunstancia para casarse con Cleopatra, hermana de Alejandro. Sin embargo nada de eso ocurrió pues la caravana fue asaltada por Ptolomeo I, otro de los generales, en este caso sátrapa de Egipto que se supone lo enterró en Menfis. 


Se supone también que posteriormente el cuerpo de Alejandro se trasladó a Alejandría, cuya tumba se veneró durante siglos. El rastro del sepulcro de Alejandro se perdió en el tiempo y nadie sabe cual es exactamente su paradero. El Museo Arqueológico de Estambul exhibe un sarcófago que dice ser el de Alejandro Magno, pero los expertos creen que es el de un sátrapa nombrado por éste para gobernar Sidón, en el Líbano actual. El último destino de los restos de Alejandro sigue siendo un misterio sin descifrar. Para los expertos, la tumba descubierta en Anfípolis (Grecia) parece construida por Dinócrates, amigo cercano de Alejandro, pero no acaba de convencer que sea la del joven emperador.


Más bien se cree que pudiera ser la de su hijo Alejandro IV y de su madre Roxana, esposa de Alejandro, asesinados a la muerte de éste, para evitar que pudieran reclamar sus derechos como herederos. La esposa e hijo de Alejandro fueron expulsados de Anfípolis y posteriormente asesinados por el general Casandro. Sea o no esta la tumba de Alejandro Magno, el hallazgo es de importancia considerable puesto que, como mínimo, aportará información sobre el entorno del gran general macedonio. Los trabajos van lentos para no estropear el más leve detalle del enterramiento. Se espera que dentro de unos meses quede al descubierto la identidad del ocupante de tan destacada tumba y que pueda aportar detalles de gran interés histórico.


A día de hoy, segunda semana de Septiembre de 2014, las excavaciones están muy adelantadas y se ha llegado a una segunda cámara cuya puerta custodian dos cariátides brazo en alto, amenazando a cualquier extraño que ose perturbar la paz de quien descansa en su interior. En aquellos tiempos de grandes supersticiones, este tipo de estatuas provocaban gran respeto y temor. De hecho su función no era decorativa, sino que estaba diseñada para atemorizar a los saqueadores. Tan solo faltan dos muros por cruzar y, estando todos los arqueólogos con el alma en vilo, es de esperar que los trabajos vayan a marchas forzadas y se llegue a la cámara funeraria en pocas semanas. 

RAFAEL FABREGAT

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