9 de septiembre de 2014

1506- LAS MINAS KYSHTYM.

Mina peculiar que lamentablemente no puede ser visitada. Como su nombre indica está ubicada en la parte oriental de los Montes Urales, en el pueblo de Kyshtym (Rusia) a 90 Km. de Chelyabinsk y muy cerca de la ciudad de Ozyorsk. La mina, de aluminosilicato de potasio, se puso en explotación hacia 1930 y estuvo activa durante tres décadas. Fue abandonada en 1961 por su escasa rentabilidad y debido a los múltiples derrumbes interiores que la hacían extremadamente peligrosa. Actualmente es refugio de murciélagos y de buscadores de chatarra, propensa a las inundaciones y a los deslizamientos del terreno. 


Se necesita por tanto estar muy loco para adentrarse en sus entrañas. Por si el riesgo de aplastamiento o de quedarse allí encerrado para siempre, no es suficiente motivo para no ir por allí, hay un peligro todavía mayor. Claro que, ¡es todo tan bonito!. Extraños hongos y líquenes viven en su interior, en compañía de invertebrados extraños y quizá desconocidos. Pero repito que hay un peligro mayor del que supone un posible derrumbe... El acceso a la cueva está totalmente prohibido al estar tan cerca del complejo nuclear Chelyabinsk-40, conocido como "Mayak", que explotó el 29 de Septiembre de 1957.

Un fallo en el sistema de refrigeración produjo la violenta explosión de un depósito de nitrato y acetato seco situados en un depósito de residuos altamente radioactivos. La explosión liberó a la atmósfera 20 millones de Curies. Esta radioactividad no penetró en la cavidad pero todo el entorno de los accesos continua bajo los peligrosos efectos de aquella contaminación radioactiva. Aunque carece de toda vigilancia, el acceso a la mina está totalmente prohibido puesto que para llegar a la misma hay que franquear un extenso recorrido de lugares altamente contaminados.


La radiación indicada viene a ser veinte veces la sufrida en la explosión de Chernóbyl por lo que más de medio millón de personas se han visto afectadas por el accidente. El interior de la mina es ciertamente interesante pero creo que su visita será conveniente dejarla correr. Pocas cosas merecen la pena, tanto como para arriesgar nuestra vida; lo único que tenemos. Las dejaremos para los más intrépidos, o para los más locos. Si todos fuéramos tan osados, los valientes no destacarían. Nosotros nos conformaremos con verlas en fotografía, como otras tantas cosas...

Un día no muy lejano el acceso a esta vieja mina será imposible, también para los valientes, y habrá llegado el momento de agradecer a quienes se arriesgaron, el legado del que nos hicieron partícipes a través de sus imágenes. Desde luego sin gente como esta serían muchas cosas las que ignoraríamos la mayor parte de los mortales. Homenaje pues para todos ellos.

RAFAEL FABREGAT 

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