8 de septiembre de 2014

1504- EL CALIFATO UNIVERSAL.

Para ciertos personajes no es utopía, sino una meta a conseguir. Este predicamento es semilla que encuentra terreno fértil entre la población musulmana que vive fuera de sus países de origen y muchas veces en la marginación y por lo tanto en el odio. Con papeles o sin ellos, la crisis golpea a todos y de una manera especial a este tipo de emigrantes, que viven especialmente del mercadeo. Desde el "minbar" de mezquitas instaladas en locales con condiciones precarias, pastores extremistas predican muchas veces que solo hay dos clases de personas: ellos y los demás. 


No hay medias tintas. Para ellos las cosas son "halal" o "haram" y aprovechan el rechazo de alguna parte de la sociedad para implantar su doctrina. El marroquí Omar Chara, presidente de la Asociación Cultural Árabe Atlas, advierte a los compañeros marroquíes que un dí eligieron compartir su vida con los españoles, que no se dejen engañar por estas predicaciones radicales y xenófobas. Alertando del peligro de una inestabilidad social peligrosa, sentencia que cualquier musulmán que viva en el mundo occidental puede ser una célula terrorista durmiente. 


Es una llamada de atención, pero no por ello deja de ser preocupante. En España, como en Europa, vivimos en una sociedad democrática y liberal que en ningún modo gustaría de aplicar soluciones expeditivas como las utilizadas en los siglos XV y XVII. Esperamos y rezamos a Alá y a Jesucristo, para que no se repitan. Intolerantes los hay en todas las partes del mundo, pero la mayoría de los españoles anhelamos convivir en paz con todos los que han elegido nuestro país para vivir, sea cual sea su origen y religión. Está claro que el cualquier corriente de pensamiento hay radicales que predican y buscan el conflicto, pero son una minoría. 


Lo realmente importante es que la gente de bien no escuche su llamada y que sepa convivir en paz con aquellos que les acogen con los brazos abiertos. Este efecto llamada a la Yihad encuentra fácil respuesta entre los más desfavorecidos, pero son justamente ellos quienes deben comprender que solo desde la paz puede encontrarse el mejor camino para todos. La semilla del odio, especialmente sembrada desde países como Arabia Saudí, persigue el califato universal, denigra a la mujer y no tiene soluciones económicas para quienes solo buscan mejorar su vida y la de sus familias. 

La crisis, repito, nos ha golpeado a todos y especialmente a los emigrantes, pero no por ello tienen que estar abocados al odio y a la perversión de ideas totalitarias. La crisis se combate con trabajo y sufrimiento. Este mal momento no será para siempre y un día no muy lejano saldremos a flote, como ya se salió en otros tiempos de cosas peores. Hay que tener fe y constancia. En Dios y Alhâ, que son sin duda una misma cosa. El espíritu de trabajo y resignación puede con todo. Somos muchos los que empezamos de cero.

Cuando un musulmán, marroquí o de cualquier otra nacionalidad, se siente rechazado o no ve salida, el imán partidario de la yihad le ofrece ayuda y sobre todo le promete felicidad eterna. El resultado, dice Omar Chara, son células terroristas durmientes en potencia. Sin duda una exageración que, de buena fe, pretende alertar sobre un peligro que podría pasar de la idea a la realidad. Son ya varios los periódicos que las últimas semanas están alertando sobre la cruzada que el extremismo islámico está llevando en nuestro país. Cataluña es el epicentro de esta corriente, por ser con diferencia la que más emigrantes musulmanes acoge. 

Los congresos salafistas están aumentando de forma alarmante en España y las autoridades occidentales ya están pendientes de ello.  Que Cataluña se ha convertido en la capital del yihadismo en España y en todo el Mediterráneo es algo ya conocido fuera de nuestras fronteras, especialmente en Europa y Norteamérica. También de las autoridades catalanas, que ya están estudiando medidas para facilitar la expulsión de los imanes que animan a sus fieles a una guerra santa. De hecho el Ayuntamiento de Lérida ya ha cerrado la mezquita del imán Houzi por supuesto "exceso de aforo". Mejor sería que, tal como predica el Corán, se trabajara para implantar el islám de la misericordia, de la convivencia y de la paz.

RAFAEL FABREGAT

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