Esto, amigos, se complica cada vez más. No sabemos quien tiene la culpa ni donde está la solución; los conocedores del problema no saben como resolver la cuestión, así que nada podemos hacer salvo lamentarnos de la incompetencia de nuestros gobernantes y de la pasividad de los gobernados. Ayer mismo leíamos en un periódico provincial que día a día siguen aumentando los emigrantes a España desde las naciones del este y muy especialmente desde Rumanía. Si la gente de aquí ya no sabe por donde tirar para poder comer y llegar a fin de mes... ¿como es posible que siga llegando gente de fuera?. El anterior presidente de este país (que Diós le dé en el Cielo todo cuanto se merece, porque está claro que aquí en la Tierra no se lo dará nadie) puso los cimientos para arruinar España y a (casi) todos los que aquí vivimos.
A él, lo que se merece no se lo dará nadie porque, justamente aquellos que tienen agallas para hacerlo, son los beneficiados de su política de locos, en la que solo pagan los cuerdos. ¡Que descansada quedaría su madre cuando nació!. Y ahora, a ver quien es el guapo que arregla este desaguisado... ¿Se ha preguntado alguien por qué sigue viniendo gente de fuera sin haber trabajo?. ¿En qué piensan ganarse la vida?. Naturalmente no piensan trabajar y solo vienen a estafarnos en contratos ficticios que después se convierten en prestaciones por desempleo que ya cobran directamente en sus países de origen. Y ¿ya está bien así?. Pues hombre, si no te pillan, el truco es bueno. Y los tontos de siempre, a empujar el carro sin resultado alguno. En épocas anteriores, o en países donde la gente está hecha de otra pasta, el personal salía a la calle y ponía las cosas en su sitio, pero aquí... ¡Aquí se niega la mayor y no pasa nada!.
Los golfos han sido siempre golfos, pero la gente trabajadora y sacrificada está hasta más arriba de las criadillas y no nos da la gana trabajar para los golfos de siempre. Ha costado pero, para bien o para mal, los tontos se han espabilado y ahora todos vamos por el camino de la mentira, por el del escaqueo. ¡Tonto el último! ¿Está claro...? ¡No nos da la gana trabajar para que los vividores se rían de nosotros! ¿Han hecho ellos algo, alguna vez, para sacar el carro del lodazal?. Nosotros sí, pero nunca más. Porque antes la gente se ponía al tajo y "dale que te pego", sin mirar horas ni sudores, se sacaba el carro del pantanal pero, ¡hay amigos! que aquí y ahora, en España, ya no quedan de esos y el carro nunca saldrá solo. Como es fácil de comprender la cosa pinta fea, porque los que no han trabajado nunca no piensan hacerlo y los que siempre lo han hecho tampoco. Que quede el carro en la estacada, a ver quien se cansa antes. El que ha trabajado toda su vida, más o menos tiene unos ahorrillos. No es mucho, pero algo tiene y espera que, para cuando se le hayan acabado, las hojas se hayan endurecido y los pulgones hayan muerto de inanición. Claro que yo no estoy tan seguro y pienso que es más fácil que acaben ellos con nosotros...
Desde luego los políticos no son gente como los demás porque, si así fuera, a las pasadas elecciones no debería haber concurrido nadie y dejar que quien mandaba siguiera mandando. Porque matarlo estaría feo y pasado de moda. Es más, su propio partido no debería haber permitido su dimisión. Al que hunde el barco no se le debería permitir abandonarlo ¡que se hunda con él!. Sin embargo en el campo de la política, como todos tienen tantas ganas de mandar, hasta para sacar un carro del fango hay voluntarios. ¡Que goloso tiene que ser, para que todos se apunten, sea cual sea el escenario y la obra a representar!. Estamos de acuerdo en que estamos hundidos en el estercolero, pero estamos también de acuerdo en que nadie sabe cual es la solución.
Inyectan dinero en la Banca y no da resultado. Los griegos ganan las elecciones por el euro y tampoco. Entonces, ¿cual es la solución?. Decían que la solución llegaría con el SI de Grecia, pero no. La solución, si la hay, será el trabajo y el ahorro. Tanto para el Gobierno como para las economías domésticas, la solución es ganar tres y solo gastar dos. Nunca hacer como Zapatero, que gastaba lo que no tenía para eternizarse en el poder. Y sin embargo, a pesar de regalar el dinero a espuertas, también cayó. Derrochador y además imbécil. Mejor hubiera sido para todos que no hubiera ganado nunca pero claro, con tanto chupóptero suelto... Otra cosa que también iría bien sería aumentar el número de inspectores, y al que defrauda ¡leña!. Si es un empresario ¡multa! y si son prestaciones que no corresponden ¡fuera!.
Definitivamente en España somos diferentes. Tantas veces lo hemos dicho que, al final, todos se han dado cuenta. La gente de aquí, si tienen hijos en edad escolar, con trabajo o sin trabajo pagan el comedor, pagan sus facturas y si necesitan una medicina pagan también la mitad de su importe. La gente de fuera tienen pagas sociales sin haber cotizado jamás, medicinas gratis y becas de comedor para sus hijos. ¿Justicia social, o sinvergüenzas aprovechados?. Hay que ver lo buenos (imbéciles) que somos los españoles porque, puedo asegurarles, que en sus países de origen no harían eso por nosotros. Si España fuera un país rico yo no diría nada al respecto, pero estando como estamos, en el más profundo de los pozos. ¡Hay que estar tontos de solemnidad para seguir por este camino de la caridad mal entendida!. Somos el hazmerreir de Europa y del mundo.
A día de hoy, los intereses de los Bonos han sobrepasado el 7%, mientras Alemania paga el 1%. ¿Donde se ha visto eso?. Los bobos que vivimos en la "piel de toro" dicen que pague más el que más tenga... Si claro, ¡por ahí! dicen los alemanes y cuando lo dicen cierran el puño y extienden el dedo corazón. ¿Que se habrán creído los españoles, que aquí también nos chupamos el dedo?. Pues no, no. El que esté tonto, que espabile. Eso dicen ellos.
Mientras en España la cochinilla africana y los pulgones del este nos chupan la sangre, asfixiándonos y amenazando nuestra propia existencia, alemanes y franceses sacan el tanque de pulverizar y con la dosis de insecticida doblada, fumigan campos y ciudades haciéndola desaparecer. Quedan bichos sí, pero son los provechosos, los que trabajan por el país y para pagarse su estancia en el mismo. Los trabajadores bienvenidos son en todas partes, pero los chupópteros hay que exterminarlos. No digo yo que haya que fumigarles no, pero sí ponerlos dentro de un bote y dejarlos a la otra parte del mar o de la frontera. ¡Que vuelvan por donde han venido!. Y que vuelva a controlarse quien entra y quien sale.
Basta ya de chupasangres foráneos, que con los de aquí ya tenemos bastantes. ¡Yo diría que con el barrenillo español vamos sobrados!. Sobre todo teniendo en cuenta que se trata de parásitos que, al no trabajar, suelen reproducirse como los ratones. Claro, ¡les sobra tanto tiempo!. Es que en la tele no ponen nada que valga la pena -dicen ellos- y la plaga se extiende y se extiende, chupando la savia de las plantas y la sangre de los españoles. La poca que queda ya que, como no acierten con el insecticida, al final quedaremos cuatro gatos viejos y tullidos con los que tampoco se puede contar para nada. De todas formas, sobre las soluciones que Europa nos da para la crisis, un pobre ignorante como yo empieza a pensar que todo esto es una milonga que nos están haciendo creer. Ni España ni ningún país puede salir por sí solo de un atolladero como este. Igual da que hagamos una cosa que otra. Siendo así tranquilicémonos todos. España saldrá de todo esto, pero será cuando ellos quieran, mejor dicho, cuando a ellos les convenga. ¿Hacia donde camina España, con los planes que ellos proponen?. Solo puede haber un destino: ¡el abismo!. Las agallas de otros tiempos agilizarían el trámite pero, ¿donde están aquellas agallas que la Historia nos otorga?. ¿Serían acaso otra milonga?. ¡Seguramente sí!.
RAFAEL FABREGAT
Mientras en España la cochinilla africana y los pulgones del este nos chupan la sangre, asfixiándonos y amenazando nuestra propia existencia, alemanes y franceses sacan el tanque de pulverizar y con la dosis de insecticida doblada, fumigan campos y ciudades haciéndola desaparecer. Quedan bichos sí, pero son los provechosos, los que trabajan por el país y para pagarse su estancia en el mismo. Los trabajadores bienvenidos son en todas partes, pero los chupópteros hay que exterminarlos. No digo yo que haya que fumigarles no, pero sí ponerlos dentro de un bote y dejarlos a la otra parte del mar o de la frontera. ¡Que vuelvan por donde han venido!. Y que vuelva a controlarse quien entra y quien sale.
RAFAEL FABREGAT
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