Hubo un tiempo, no muy lejano, en que todos los miembros de los diferentes Partidos Políticos de España hicieron un frente común contra el terrorismo. Ese frente común y no otra cosa fue lo que derrotó a los miembros de ETA y lo que puso freno a los diferentes elementos que propugnaban el separatismo y consiguiente desmembración del territorio nacional. Sin embargo con la irrupción de Pedro Sánchez al frente del PSOE y su apuesta a la Presidencia del Gobierno, las cosas han cambiado de forma alarmante. No porque creamos que como persona y como político sea piara de jabalíes destripacharcas, que también, sino porque estando tan ajustados los votos que han de llevarle a esa anhelada Presidencia, se ha vuelto ciego y sordo a fin de no enemistarse con nadie de los que le han prometido un apoyo que tanta falta le hace.
Queremos pensar que el hombre está sudando tinta, pero ha de aguantar carros y carretas.
El caso es que no se puede tener contentos a todos y es de suponer que, una vez en el poder, tendrá que poner mucha sensatez a las diferentes pruebas que habrá de soportar. Claro que con ser mucho, alcanzar la Presidencia no es nada, comparado con lo que le espera. Cada proyecto que presente y haya de ser votado en el Congreso, será una prenda más que tendrá que quitarse y entregar a aquellos que le habrán apoyado, aún a sabiendas de que son sus más duros enemigos, motivo por el cual quedará en pelotas el primer mes de su mandato. Nada de todo cuanto pueda alcanzar le será entregado gratis y todo tendrá que pagarlo al más alto precio, fomentando la traición a su país, a su rey, a su propio Partido y aunque poco le importe, a sus votantes.
Esto no es historia, pero pasará a la Historia. Por mucho que en este momento asegure que no romperá España y su Constitución, hasta el más necio de los mortales sabe que aquellos que hoy le sientan en el sillón de la Presidencia de España, le exigirán día tras día que sean esos sus pasos a seguir.
Hoy, tras el discurso de Mertxe Arispurua, portavoz de EH Bildu en el Congreso, los familiares de las víctimas del terrorismo etarra claman al Cielo. El caso no es para menos, pero es lo que tiene la Democracia, que da la palabra sin pedir contraprestación. Por eso abandonaron las armas los etarras, porque se dieron cuenta (por fin) que podían ganar más batallas con la política que con bombas y pistolas.
Hoy los supervivientes de la masacre están lógicamente tristes y preocupados viendo como el candidato a la Presidencia del Gobierno, con su silencio a los insultos al rey, rinde pleitesía a los herederos de ETA, permitiéndoles que rebuznen a sus anchas.
Como he dicho antes, quizás esto no sea del agrado de nuestro futuro presidente pero si quiere alcanzar el poder tiene que callar y aguantar las pedradas que llegan y llegarán de todas partes, pero los votos etarras le son necesarios para alcanzar el número mágico que le sitúe en el poder. Es su única disculpa, pero no la merece. Su comportamiento deja mucho que desear, puesto que al rey le pidió que le nombrase candidato a la Presidencia y con él ha estado hoy en la Pascua Militar.
Ya no solamente son los familiares a título individual, sino que también la Asociación de Víctimas del Terrorismo han reaccionado reprochándole al futuro Presidente su silencio y permisividad.
- Lo siento -pensará Sánchez,
en su interior, a juicio de los que le estiman- pero, al menos de momento, si quiero llegar a la Presidencia estoy obligado a callar.
Ahora, claro está, es el pueblo español y especialmente sus votantes, quienes deben comprender y aprobar su posición. Si Pedro Sánchez es persona de bien, que ya muchos lo dudamos, lleva en su interior su penitencia. O tiene mucha desfachatez o, como buen actor, le toca interpretar ese papel para poder alcanzar su meta. Él es como es pero aún así el papelón que le ha tocado en esta comedia, es altamente difícil de ejecutar. Claro que, comparado con lo que le espera... ¡Agua de borrajas!.
RAFAEL FABREGAT
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