Nunca tuve demasiado interés en la política, pero las circunstancias nos obligan a tenerlo e incluso a tomar partido. En cuatro décadas de Democracia hemos visto una alternancia de poder entre las llamadas izquierdas y derechas, con más tiempo de las primeras que de las segundas, sin que se haya visto nunca la desvergüenza existente en este momento. Ni yo ni nadie sabe en qué acabará todo esto, pero todos nos tememos que en nada bueno. Se ve a la legua que las cosas no van por buen camino, que todos se han quitado el disfraz de la prudencia y el decoro y que aquí ya todo vale. En 1978 se produjo un verdadero milagro que sin duda no volverá a repetirse y fue que todos los partidos se unieron en busca del bien de España y del bienestar de los españoles, redactando una Constitución que si no dió plena satisfacción a todas las partes, sí que buscó el máximo consenso entre todas las fuerzas políticas del momento.
El resultado fue su redacción y su aprobación. Todos los llamados "Padres de la Constitución" se dieron la mano y trasladaron a sus diferentes partidos la necesidad de que dicho Documento fuera ratificado por el pueblo español. Como todos sabemos dicha Constitución fue aprobada el día 6 de Diciembre de 1978 mediante referéndum nacional y con el 87,78% de los votos a su favor. Desde entonces el poder ha ido alternándose entre los partidos mayoritarios de izquierda y derecha, sin mayores consecuencias y siempre desde el respeto a las Instituciones. Eso ha sido hasta hoy, cuando se ha perdido el respeto y cada cual despotrica a sus anchas, no buscando otra cosa que hacerse con el poder y destruir al enemigo político con todas las armas a su alcance. En el Congreso de Diputados, donde se supone que está la equidad y cordura necesaria para llevar a nuestro país al máximo nivel mundial de prosperidad, solo se escuchan insultos y aspavientos.
La bandera española, máximo exponente de cualquier nación que se precie, está en España arriada y vilipendiada, cuando no directamente quemada por quienes quieren romper el país, sin que sus incendiarios sufran represalia alguna. Pedro Sánchez, aspirante a Presidente del Gobierno, con tal de no enemistarse con nadie y alcanzar el exiguo "suficiente" que le permita gobernar, pacta con todos y todo lo permite. Todos nos preguntamos hasta donde y hasta cuando tiene que llegar todo este desmadre. Por un lado el aspirante nos dice que no va a romper España ni la Constitución, pero por el otro ofrece a los enemigos de España mesas bilaterales y la posibilidad de que lleven a cabo consultas independentistas.
Hoy mismo, en aras de la libertad de expresión, la presidenta de la Cámara ha permitido que la oradora de Euskal Herria Bildu tache al rey de España de fascista. Pero eso no es lo más grave puesto que, al fin y al cabo, la tal Meritxell es un espantapájaros* puesto a dedo. Lo más grave es que el Presidente del Gobierno de España en funciones, salido de las urnas y allí presente, lo permita. ¿Hasta donde tiene que llegar esto...? Claro que como los votos etarras le hacen falta para afianzarse en la presidencia...
RAFAEL FABREGAT
(*).- Muñeco de figura humana que protege las cosechas del campo espantando a pájaros y cacos.
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