¡Qué cosas... hasta parece que le haya cambiado la cara!. Es bien sabido que "sarna con gusto no pica" pero... según hasta qué punto llegue la intensidad del prurito. Cuando los picores se vuelven insostenibles, obligatoriamente uno tiene que pensar aquello de que "con lo bien que yo estaba"... Sin embargo las ambiciones, ya se sabe, son muy traicioneras. Sabiendo cuánto lo deseaba, es fácil pensar el subidón que su ego sufriría al saberse Presidente del Gobierno español. Sin embargo Pedro Sánchez no es tonto y sin duda también sabía lo que se le venía encima. Para echar a Rajoy y al PP del gobierno todo esfuerzo era poco pero, en caso de ganar la moción de censura como así fue, había que hacer algo más, cual era ocupar su lugar y poner en práctica lo que según su criterio se notaba a faltar en los gobernantes anteriores.
Pues bien, ya está. Pedro Sánchez, o más bien la animadversión que sus enemigos políticos le tenían al Partido Popular y muy especialmente a su presidente Mariano Rajoy, llevaron a volandas al PSOE a la tan ansiada presidencia gubernamental y es ahora cuando se darán cuenta de lo que eso significa. Por el bien de España y de todos los españoles, quisiéramos que todas las decisiones del nuevo gobierno fueran del agrado de los miembros del Parlamento pero mucho nos tememos que eso no va a ser así. Más bien al contrario, por exceso o defecto, todo será criticable y criticado. Contra eso no se puede hacer nada, pues es lo propio en política. Ninguna decisión es acertada y aceptada si la propone un partido que no es el tuyo.
Si das, porque das y si quitas porque quitas. Nada está al gusto de la oposición porque, por lo visto, es lo que toca y para eso está. Una posible reforma laboral pondrá en jaque a los empresarios, que ya están tomando posiciones para la salvaguardia de sus trincheras, lo que indirectamente puede ocasionar serios problemas en el empleo y la recuperación económica. Los nacionalistas vascos y especialmente los catalanes ya han anunciado que no van a aparcar ninguna de sus pretensiones secesionistas y republicanas y solo quieren hablar con los representantes del Gobierno español de igual a igual, como legítimos representantes que son de una nación para ellos independiente y europea. Por otra parte, partidos de la izquierda radical esperaban integrarse en un Gobierno que para nada ha contado con ellos...
De momento estos primeros son días de gloria, pero en breve plazo se impondrá la realidad. Las cifras tienen su natural cabezonería y no dan de sí ni un milímetro más allá de lo que corresponde. Una vez acabadas las celebraciones habrá de sentarse y analizar lo que se puede hacer y lo que no, especialmente cuando solo tienes 84 diputados de los 350 que tiene la Cámara. Vendrá sin ninguna duda el "si tú me das, yo te doy" y con él las críticas y el desasosiego. ¡Con lo bien que se está en la oposición...! Pero todos quieren mandar. Es de esperar que con tan pocos apoyos vendrá una "soledad institucional" en la que Pedro Sánchez, aún conociéndola de antemano, no había contado porque desde la distancia todo nos parece fácilmente solucionable, pero no lo es tanto.
La primera batalla, cual es la de formar un Gobierno competente, parece lograda. Nadie duda de la capacidad de los nuevos ministros pero, como se ha dicho antes, no es suficiente con hacer las cosas bien, pues nunca están bien para los opositores. A Pedro Sánchez le falta lo principal, que son aliados que permitan aprobar las propuestas que todos esperamos sensatas y beneficionas. Pero para convencer a la oposición y poder aprobar esas medidas no es suficiente con que sean provechosas. Esa forma de actuar no existe en política. Pedro Sánchez no está donde está por haber ganado unas elecciones, sino por haber echado fuera al Gobierno anterior mediante una moción de censura. Los aliados que permitieron el cambio no van a ser igual de permisivos en la aplicación de sus políticas.
La "fiesta" se presume que acabará en pocos días y detrás de ella vendrán jornadas amargas, salvo que se consiga "convencer" a unos opositores que sin duda pedirán contrapartidas de muy difícil consecución. El populismo de UNIDOS PODEMOS. tampoco va a darle facilidades y con la salida del PP darán por finalizado su apoyo al PSOE. Por extraño que parezca, si algún apoyo puede recabar el partido socialista, presumimos que es más probable su llegada desde la derecha que desde la izquierda. También con contrapartidas, claro está. Los números no cuadran, pero los socialistas no tienen inconveniente en endeudar más si cabe al país, si con ello pueden contentar al pueblo. Se prevé una legislatura fallida, más fantasiosa que real, aunque puede sentar las bases para unas elecciones generales de resultado incierto, aunque para ellos más favorable que la actual. ¡Suerte, la necesitarán!.
RAFAEL FABREGAT
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