Pancho Villa fue famoso por muchas cosas y entre ellas por su fogosidad sexual. Visitar a cinco novias distintas en un mismo día era para él de lo más normal. Además de sus centenares de 'novias' Villa tuvo 23 esposas legítimas (algunos dicen 75) siendo la más famosa Luz Corral. No era guapo, ni muchísimo menos, pero su poder lo hacía irresistible para las mujeres y allí donde ponía el ojo ponía la bala. Sin embargo, un personaje tan laxo como él en las cosas del amor, era al mismo tiempo rígido en lo que respectaba a la violación, de tal manera que a sus hombres les castigaba con la pena de muerte si forzaban a alguna mujer. Por su parte, cuando para conseguir a una mujer era necesario casarse, él no ponía pero alguno y ese fue el motivo de que se casara decenas de veces en los diferentes pueblos y ciudades que fue visitando durante su revolución.
Todas las que llamaban su atención pasaban por su cama, por simple gusto o con la 'bendición' del sacerdote de turno. Algunas crónicas hablan de hasta 75 matrimonios. Eso, naturalmente, sin contar a todas las que se acostaron con él sin tal exigencia, que fueron cientos de ellas. De todas formas el número más aceptado de esposas "legales" fue de 23, por figurar una lista de éstas con nombres y apellidos. Pancho Villa decía que la vida era corta y había que aprovecharla. En realidad para él no fue muy larga pues murió a los 45 años pero, eso sí, siempre 'trabajando' en las cosas del amor. Por este motivo, nadie se ha atrevido a dar una cifra ni siquiera aproximada, sobre el número de hijos. El sarcasmo popular dice que si te apellidas Villa tienes muchas posibilidades, pues dejó embarazadas a casi todas sus amantes.
Amparado en estas y otras realidades y leyendas han corrido ríos de tinta y muchos más que esperan correr en tiempos venideros. Pancho Villa fue un gran militar, pero también malhechor y cuatrero; benefactor y enemigo público nº 1; gran estadista y mujeriego hasta la médula. Es difícil imaginar que un personaje capaz de enfrentarse a los más feroces enemigos y en cuyas manos estaba el destino de una nación y la vida de miles de combatientes, tuviera tiempo para pensar de manera tan intensa en las mujeres. Los historiadores difieren en su opinión sobre los adjetivos que jalonan la vida de este personaje, pero todos coinciden en lo espectacular de su vida amorosa y en que la mayor parte de estas experiencias hubo más tristezas que alegrías.
Mucho sexo y poco amor en la vida de Pancho Villa. Durante el día era el más valeroso en el campo de batalla, pero apenas el sol se ponía en el horizonte solo un pensamiento parecía acudir a la mente del 'Centauro del norte', como forma de combatir los avatares diarios, el sexo. Por este motivo, Pancho Villa tenía una novia en cada pueblo por el que pasaba y en alguno de ellos, incluso dos. Cuando la candidata lo valía, pero se resistía a sus pasiones carnales, la llevaba al altar para después conseguir sus propósitos, pero con poco amor y mucho desprecio a las mujeres. Una tataranieta del revolucionario mexicano refleja en sus libros las historias reveladas por su abuela Luz Corral, la primera y más importante de las esposas de Villa, de las que se desprende que tan ilustre mujeriego no fue tan feliz como pudiéramos pensar. Por de pronto a sus espaldas dejó segada la vida de entre uno y dos millones de mexicanos.
Irreverente polígamo, su activa vida sexual era una válvula de escape, puro desfogue. Tampoco a él lo amaron en demasía. Tras su muerte, en una emboscada sucedida en Parral (Chihuahua) el 20 de Julio de 1923, el cadáver fue decapitado por estar valorado por el magnate estadounidense William Randolph Hearst en 5.000 dólares. El general mexicano Plutarco Elías Calles también le había ofrecido al coronel Lara 50.000 pesos mexicanos y el ascenso a general si presentaba el cadáver de Villa. No sabemos si fue largamente amado, pero sí que fue odiado por muchos hasta la extenuación. En cuanto a lo primero, poco sería el amor que le profesaban tantas esposas y amantes, pues muy pocas reclamaron su cuerpo en calidad de esposas "legítimas" del famoso guerrillero. Allí mismo, en Parral y desprovisto de su cabeza, fue enterrado el 'comandante' Villa. En 1976 su cuerpo fue trasladado al Monumento a la Revolución... sin cabeza, claro.
RAFAEL FABREGAT
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