Naturalmente que no. Ya faltan algunos y más que vamos faltar. Es ley de vida pero, justamente por eso, mientras haya salud hay que aprovechar. No sabemos si la vida y salud que estamos disfrutando nos la ha dado Dios, la naturaleza, la suerte o la pura casualidad, pero sería de tontos no aprovecharla. Día que pasa es día que no vuelve jamás y si esta u otras fiestas parecidas nos pueden dar unas horas de agradable charla con los que son de nuestra misma edad y similares destinos en la vida, eso que nos llevamos por delante. Todos no acuden, pues son poco sociables o no quieren gastarse el escaso dinero que cuesta esta comida, pero allá ellos. Otros llegados de fuera y actualmente instalados en nuestra comunidad, son más agradables y suplen su lugar.
¿De qué se charla en este tipo de acontecimientos?, se preguntarán algunos. Pues como ya he dicho al comienzo de esta entrada y como no podía ser de otra manera, se recuerdan tiempos pasados. Etapas escolares o de juventud. Abordamos acontecimientos agradables en profundidad, desagradables ninguno o muy de pasada y, para darle a la reunión un toque humorístico, hasta se habla de alguna historia de amor. Ha de tenerse en cuenta que a esta comida no están invitados los cónyuges y solo pueden estar presentes aquellos que también sean nacidos en ese año 1949. No es pues habitual que haya cónyuge alguno ya que, al menos en esta época y en estas latitudes, en todas las parejas las mujeres eran tres o cuatro años más jóvenes que el varón.
¿Por qué sucedía esto?. Pues no lo sé, pero tengo entendido que a las chicas jóvenes siempre les gustaba que el chico fuera tres o cuatro años mayor que ellas, pues los de su edad les parecían mocosos que pensaban no les darían el juego que ellas necesitaban. Vamos, que se valoraba la experiencia y muy especialmente la protección que un macho joven no parece estar en condiciones de dar. ¡Cuanto lo lamentarían sin duda después...! Desde mi punto de vista estaban equivocadas y, contrariamente a esa opinión, eran ellas las que deberían tener diez años más que su partener. Una mujer con 50 años está para parar un tren y un hombre con 40 también pero, ¿qué pasa si el marido tiene 60 años?. Pues eso amigos, eso es lo que pasa... ¡que no pasa nada!.
Pues bien, de tonterías como estas es de lo que se habla en estas comidas informales en las que justamente la formalidad es lo que brilla por su ausencia. Buena comida, mejor bebida, camaradería y algunas risas. Una reunión que no puede tener otro interés más que rememorar tiempos pasados que lamentablemente no volverán. La mayoría de los presentes, justamente por celebrarse esta comida a finales de año, ya tenemos cumplidos los 66 años y quien más y quien menos ya acompañamos la mayoría de las comidas con alguna pastilla para determinados achaques. Verdad o no, lo cierto es que jamás vi a ninguno de los presentes que saque pastilla alguna en esta comida. Más bien al contrario, se come y se bebe sin medida como si tuviéramos 20 años. Que los tenemos, los tenemos... ¡y bien cumplidos, por cierto!.
RAFAEL FABREGAT
Tengo el recuerdo,de los guateques que celebraban mis hermanas en casa. :))
ResponderEliminarPero, ¿qué me dices Alejandra?. ¿Los guateques de tus hermanas?. ¿Y donde estabas tú mientras tanto?. ¡Ah, claro!. Tú serías demasiado joven, pero estabas por allí... viendo algún beso robado, ¡o no tan robado!. Esperando que pasase el tiempo. Pero acabaron los guateques y tú sin vivirlos en carne propia... ¡Qué lástima!. Voy a decirte una cosa que tu ya sabrás, sin duda... Jamás, en toda la historia del mundo, hubo una época (musical y juvenil) como "la década de los 60". Una época en la que el simple roce de una mano era un chispazo impresionante y un beso... ¡el propio Cielo!. :-)
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