19 de octubre de 2015

1917- LA BELLEZA DEL ROJO.

El archipiélago de las Islas Galápagos fue descubierto el 10 de Marzo de 1535 por pura casualidad. Fue el barco del obispo de Panamá Fray Tomás de Berlanga que, viajando a Perú por orden del rey Carlos V para mediar en la disputa de Pizarro con sus oficiales tras la conquista del territorio Inca, fue desviado por las corrientes marinas y vino a parar a este interesante lugar. Desembarcados en busca de descanso, pronto se vieron rodeados de inmensas tortugas y otros animales, motivo por el cual el clérigo bautizó a estas islas como las Islas Encantadas. Las Islas Galápagos son 13 islas de tamaño superior a los 10 Km2. y 6 de tamaño inferior, así como otros 215 islotes que no llegan a 1 Km2. de superficie.

Las islas están situadas en el océano Pacífico, a 972 Km. de la costa de Ecuador y pertenecen a este país americano. De hecho también están atravesadas por la línea ecuatorial. Dedicadas a la memoria del histórico navegante Cristóbal Colón, una de esas seis islas de tamaño medio de las Galápagos fue bautizada con el nombre de Isla Rábida, en recuerdo del convento que había acogido al ilustre navegante antes de su expedición al Nuevo Mundo y donde dejó a su hijo al cuidado de los monjes. La curiosidad de esta isla en particular es el color rojo de toda la isla y también de la arena de sus playas, motivado por la gran cantidad de hierro que llevaba la lava que formó la isla millones de años atrás.

No es esa la composición de las restantes islas del archipiélago, aunque todas ellas fueron formadas por erupciones volcánicas de diferentes etapas. Isla Rábida tiene unos 5 Km2. de superficie y es la única de color rojo intenso en el archipiélago. Aunque la Rábida es una isla no habitada, los turistas que visitan cada año las Galápagos nunca la dejan en el tintero por sus rarezas geológicas y también por las biológicas. El intenso color rojo de sus arenales y la gran cantidad de animales que la habitan es un espectáculo para los sentidos. Grandes colonias de lobos marinos, iguanas, pelícanos y flamencos causan una idílica sensación en todos aquellos que visitan la isla, al permitir el acercamiento de los curiosos.

Por su distancia del continente y por no haber estado nunca unidas a éste, las Islas Galápagos tienen una flora y fauna especial, con animales que no sienten temor alguno por los humanos que les visitan. El contacto directo con los animales suele ser una experiencia difícil de olvidar para quienes visitan la Isla Rábida. Investigaciones del pasado siglo XX determinaron que, aunque los incas visitaron estas islas en alguna ocasión, no hay tumbas ni construcción alguna que indique asentamientos anteriores a la llegada de los españoles. Las Galápagos fueron utilizadas, eso sí, por los piratas ingleses que acechaban constantemente a los barcos españoles entre los siglos XVI y XVIII. Los primeros colonos fueron ingleses del siglo XVII, principalmente balleneros, que para nada apreciaban la Belleza del Rojo.

RAFAEL FABREGAT

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