8 de septiembre de 2015

1879- LADRONES DE SETAS.

Sí amigos, así califican en Morella (Castellón) a los aficionados a buscar setas: ¡LADRONES!. Yo jamás he ido a buscar setas por esa comarca. A la gente de los pueblos próximos a Castellón capital no nos va bien subir puesto que tenemos zonas mejores y más próximas, pero eso de llamar ladrones a la gente que va a buscar setas es algo muy fuerte que jamás había leído hasta ahora. Y no en uno, sino en varios periódicos, lo que demuestra que son palabras textuales de los propietarios de los terrenos que se han unido para formar un coto micológico del que sacar el lógico provecho. Yo, ¿qué quieren que les diga?. 


Efectivamente, me pongo en la piel de los propietarios de las fincas y me parece lógico y natural que intenten sacar provecho de ellas, recolectando el producto para su venta y vendiendo pases para que "pasen por taquilla" todos los que quieran buscar setas en sus tierras. Yo de eso no digo nada. Son muchos ya los pueblos que han convertido en coto micológico los montes públicos de sus ayuntamientos y nada puede extrañarnos al respecto. El que quiere buscar tranquilo y de forma legal, se saca su pase (5/6 euros al día) y aquí no pasa nada. Los que no quieren pagar se arriesgan a que les multen. Allá cada cual, con su vida y con su dinero.


Si escribo esta entrada al blog es simplemente porque no estoy conforme en que a los buscadores de setas se les llame "ladrones". Me parece una palabra demasiado fuerte para cualquier aficionado que, después de toda una semana de trabajo, se solaza una mañana buscando media cesta de setas y se deja más de 20 euros en esa localidad o en la que vaya, solo en los bares. Yo no creo que a esas personas se las pueda llamar "ladrones", sencillamente porque no lo son, a no ser que la finca esté vallada. En primer lugar porque esto de buscar setas ha sido siempre una actividad libre y general, nunca asociada a la propiedad pública o privada de los montes. Poner un alambre en medio del camino no es vallar, además de ser ilegal y constituir un peligro punible. Como algún ciclista se haga daño, ya se enterarán ellos de "lo que vale un peine..."


El motivo de esa permisibilidad, estaba quizás también en el hecho de que la búsqueda no estaba tan generalizada como ahora, pero también porque se ha entendido que lo público es de todos y de nadie. Está claro que los que mueven esta noticia del coto micológico de Morella (Castellón) no son los ayuntamientos, sino particulares, pero a ellos habría que preguntarles de donde proceden las fincas que hoy son de su propiedad. Esos que llaman "ladrones" a cuatro desgraciados que van a buscar setas ¡cuatro mañanas al año! y que jamás han cogido una manzana de un árbol que no fuera suyo, deberían saber que hasta mediados del siglo XIX todos los montes eran públicos.


Han pasado 150 años, ya lo sé, pero hay cosas que están metidas dentro de los cerebros de la gente y no se olvidan fácilmente. Hay cosas que pasan de generación en generación sin que nadie te las enseñe. Simplemente se transmiten por medio de frases, sin pretensión de que sean una enseñanza para las generaciones venideras, pero se transmiten... "El monte es de todos" o "Ponerle puertas al monte", etc. 
Como he dicho antes, desde siempre y hasta mediados del siglo XIX el monte era propiedad pública y cualquiera podía incluso cortar la maleza y convertir en bancales para su uso y disfrute aquella parcela que considerase apta para el cultivo y quedaba suya. Así, sin más. Pero lo grave llegó con la Desamortización...


Ante el desgaste económico de las Guerras Carlistas y otras causas que no vamos a enumerar aquí y ahora, llegó la Desamortización de Mendizábal y la de Madoz, a fin de sanear las cuentas de la Hacienda Pública. Como es fácil comprender, cumpliendo la legalidad la venta se llevó a cabo por medio de subasta pero las fincas urbanas y rústicas, incluidos los montes, pasaron a manos de quienes gobernaban en aquel momento porque eran los que tenían el dinero y porque los demás ni siquiera se enteraron de que se subastaban. En aquellos tiempos, ¿quien leía los periódicos?.


Algunos que uniéndose con otros familiares reunieron el dinero necesario para poder optar a la compra, llegaron tarde. Exceptuando las grandes fincas conseguidas anteriormente por conquista, el resto fueron adquiridas en esas fechas por los caciques de cada pueblo, a precios irrisorios. ¿Quienes son pues los ladrones?. Naturalmente no los actuales propietarios, pero sí puede que lo fueran sus antepasados. ¿Cuantos terratenientes conocen los lectores, que hayan comprado sus tierras?. Pocos o ninguno ¿verdad?. La mayoría, por no decir todos, las han heredado de sus tatarabuelos pero, ¿de donde las sacaron ellos?. ¿A nombre de quien figura la primera escritura y quien fue el vendedor?. Yo se lo diré una vez más: el vendedor fue el Gobierno y los alcaldes y concejales de entonces, además de algún familiar, se quedaron los montes y otras muchas más cosas a precio de risa.


Desde mi punto de vista lo de aprovecharse de las circunstancias no es un delito. Yo jamás he llamado ladrones a esos grandes terratenientes que compraron sus fincas a precios irrisorios en una subasta sin competidores, pero tampoco tolero que llamen ladrones a los buscadores de setas. Y voy a decir una última cosa y acabo... Que la Guardia Civil y los Forestales, pagados con el dinero de todos, protejan su propiedad particular me parece una aberración y una tomadura de pelo de todo punto intolerable. En cuanto a la cosecha que hagan de sus montes y la recaudación de los pases, que sean facturadas y declaradas en Renta, como todo mortal. También sería deseable que los montes de aprovechamiento micológico tuvieran un Valor Catastral Superior. En cuanto a lo de cortar los caminos, casi siempre públicos y muchas veces veredas... ¡requiere una entrada completa al blog!. (A ver si me animo).

RAFAEL FABREGAT

NOTA DEL AUTOR.- Sugiero que solo se busquen setas en aquellos pueblos que libremente lo permiten, pero con la condición de que todo el gasto que se haga (bares, restaurantes, tiendas, pan, carnicerías, combustible, etc.) también se haga en esos pueblos que tan bien les acogen.

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