Acabada la II Guerra Mundial y con una España quebrada, por la incipiente Guerra Civil y la dictadura de Franco, rechazada por los países comunistas y también por los gobiernos occidentales europeos, se hizo famoso el microcoche de origen francés "Bi-scooter", diseñado por Gabriel Voisin en 1940.
El motor era un Hispano Villers de un cilindro, 197 cc y dos tiempos que desarrollaba 9 CV. Depósito de gasolina de 12,5 l. en el mismo habitáculo del motor (!) Arrancaba con un tirador y tenía transmisión solamente sobre la rueda delantera derecha. En Francia no atrajo la atención de los fabricantes ni del público pero, sin embargo, si lo hizo la empobrecida España y mesié Voisin consiguió vender la licencia a la empresa española Autonacional S.A. de Barcelona. Pronto se hizo popular el chascarrillo "eres más feo que un Biscuter". Cosas de los españoles...
Completamente aislados del mundo industrializado por la dictadura franquista, el Biscúter-100 se hizo popular y se adaptó fácilmente a un mercado en el que no había dinero y ni siquiera permisos de conducir coches. Costaba 27000 ptas. (163€) lo cual no me parece nada barato. Los había cerrados, descapotables y hasta furgonetas. Cuando salió a la calle el primer vehículo, ni siquiera tenía marca formal y fue llamado "Serie 100". De todas formas el español medio, aunque no tenga dinero, es socarrón por antonomasia y pronto fue bautizado con el nombre de "zapatilla", por similitud del perfil de este vehículo con la prenda que cubre nuestros pies cuando vamos por el interior de nuestra casa.
Cosas de la guasa española y de la envidia con la que mirábamos a quienes tenían tan flamante vehículo... La citada "Zapatilla" no podía ser más minimalista: sin techo, sin puertas, sin ventanas y sin marcha atrás. Cuando había que realizar un cambio de sentido, que trascendía más allá de la vuelta que el volante permitía, el conductor se bajaba del coche y levantándolo en su parte trasera (el motor estaba delante) lo encaraba hacia la dirección requerida. ¿Práctico, no?. Pues no, para nada. Tampoco el freno era nada común, pues frenaba la transmisión y solo las ruedas delanteras.
¿Cuantas plazas tenía... ? Hombre, plazas, lo que se dice plazas tenía dos: piloto y copiloto, pero otra cosa muy diferente es cuantos podían viajar. Personalmente, quien escribe este post ha viajado de su pueblo a la capital provincial con otros tres pasajeros, pero en esta fotos vemos que cabían muchos más... Lo más avanzado de este coche, que después se eliminaría para conseguir un menor coste y mayor competitividad (!), era que la carrocería inicial estaba hecha con aluminio, lo que hacía innecesario pintarlo.
Pesaba 240 Kg. pero en su parte trasera, ni siquiera llegaba a los 50 Kg. medía 2,56 m. y con un solo pasajero alcanzaba una velocidad máxima de 76 Km/h. en llano. Todo un récord para un vehículo de tales características. Como bien decía su nombre, era una especie de moto, pero con cuatro ruedas. Más tarde la carrocería se fabricaría de acero, pero el consumo se disparó a los 4,5 litros/100 Km. De todas formas su uso era, naturalmente, para distancias cortas y especialmente festivas. Más no hubiera podido resistir...
La red de concesionarios españoles se extendió rápidamente por pueblos y ciudades, sembrando la geografía nacional de miles de Biscuters. Pero, ¡ay!. En menos de diez años no quedó ni uno solo en circulación. La culpa no fue del cha-cha-cha, sino del SEAT-600. Todo un coche (!), potente (?), atractivo (!), familiar (eso sí)... ¡Un portento, vaya!. Capaz de llevar a cuatro pasajeros por todo el territorio español, con poco consumo y sin averías. El precio 65000 Ptas. (390 €) excedía un poco la permisividad de aquellos bolsillos polvorientos pero, aún así, fueron muchas las familias que lo compraron y (en España) inventaron el turismo. Como he dicho antes, el SEAT-600 mató y enterró a lo más hondo las aspiraciones del Biscuter-100. ¡No podía ser de otra forma...!
RAFAEL FABREGAT
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