Nada queda ya de aquella antigua fortaleza, decenas de veces atacada por piratas normandos y berberiscos, que fue restaurada en su totalidad en 1990. En su construcción original tenía siete torres almenadas y una segunda muralla baja exterior, ya desaparecidas. No le acompañó la suerte, ya que en el siglo XVIII se proyectó su total restauración y reconversión en cuartel para cuerpo de guardia fronterizo y de pesca, pero finalmente fue descartado y en 1812 el proyecto quedó abandonado. Lo más destacado que podemos contemplar actualmente es la restauración del cuerpo de guardia, las murallas y la puerta de acceso al recinto que, aunque reformada, deja ver su original estilo mudéjar.
Puertos en la desembocadura del río Piedra. |
Siendo todo lo dicho historia y fundamento de la localidad onubense de Cartaya, queda un último capítulo económico e histórico de este enclave andaluz, cual es la cosecha de sus muy preciadas piñas y de los sabrosos piñones que éstas contienen.
Sí amigos. Muy cerca del mar y de las marismas de su río Piedras, el término municipal de Cartaya alberga importantes pinares piñoneros, con una producción media anual que supera los 2.000.000 de kilos de piñas y los 60.000 Kg de piñón, cuyo valor en el mercado alcanza los 7 millones de euros. Un dinero extra para Ayuntamiento y particulares de Cartaya, además de los jornales que implica su recolección y manipulación.
La provincia de Huelva reúne nada menos que 70.000 hectáreas de pinar piñonero, pero Cartaya es con 11.000 hectáreas el mayor productor. Sin embargo no todo son alegrías. A los insectos perforadores, la "oruga procesionaria" y las dificultades de su recolección, se suma ahora el problema de los furtivos que, descaradamente y sin miedo a los propietarios ni a las autoridades, roban buena parte de la producción.
RAFAEL FABREGAT
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