28 de febrero de 2015

1677- LA PIEDRA DE LA ELOCUENCIA.

Sucede a muchas personas y especialmente a los tímidos, que muchas veces nos quedamos sin palabras. Nada interesante acude a tu mente y no quieres hacer el ridículo diciendo tonterías que no vienen a cuento, aunque sea lo que mayormente dicen aquellos que nunca callan. Para quienes tengan ese problema de la escasa locuacidad, hay una fácil solución cual es la de viajar a Irlanda y más concretamente al Castillo Blarney. En lo alto de este castillo irlandés se encuentra la "Piedra de la Elocuencia", un bloque pétreo que, según la leyenda, es parte de la "Piedra del Destino", una pieza arenisca conservada históricamente en la Abadía de Scone, la cual fue derruida hasta los cimientos en 1808 por el Conde de Mansfield para convertirla en el actual Palacio de Scone

La llamada "Piedra del Destino" formaba parte del ritual de coronación de los reyes escoceses, cuyo acto solemne se celebraba sobre la misma. La leyenda dice que esta piedra es la que da inicio a la "escalera de Jacob" por la que subían y bajaban los ángeles del cielo y que le sirvió de almohada. (Génesis 28,11-19). Todos los reyes escoceses fueron coronados sobre esta piedra, al menos desde el año 847, primero del que se tiene noticia escrita. Roberto I de Escocia regaló un trozo de esta piedra a Cormac McCarthy, rey irlandés de Munster, como agradecimiento a su ayuda en la Batalla de Bannockburn, siendo colocada en su Castillo de Blarney y pasando a ser denominada "Piedra Blarney" o "Piedra de la Elocuencia"El problema es que para obtener sus beneficios hay que besarla y dicha piedra, para evitar su robo, fue instalada como dintel de la base de una aspillera de la torre y solo es posible hacerlo como vemos en la foto.

En el siglo XIII la piedra matriz fue robada por el rey Eduardo I de Inglaterra que la llevó a la Abadía de Westminster en Londres. Ante las contínuas reclamaciones recibidas, en 1996 el gobierno británico decidió devolver a Escocia la "Piedra del Destino", con la condición de que fuera llevada a Londres en cada una de las coronaciones que se llevasen a cabo en el Reino Unido. Por tal motivo y cesión, la citada piedra está actualmente en el Castillo de Edimburgo, junto al resto de joyas y tesoros de la corona escocesa. 
Pero vayamos atrás en el tiempo...


Sobre la piedra que le servía de cabecera, Jacob tuvo un sueño en el que se le apareció Yahvé. Al levantarse por la mañana Jacob derramó aceite sobre la piedra y se la llevó consigo hasta Egipto donde permaneció hasta que Moisés se la llevó en su éxodo hacia la Tierra Prometida. La piedra fue utilizada para la coronación de los reyes de Israel hasta el año 602 a.C. cuando Nabucodonosor II atacó Jeerusalén y mató al rey Zekías y a todos sus hijos varones. Pero el profeta Jeremías escapó con la Piedra del Destino hacia Egipto primero y, haciendo escala en Sicilia, se dirigió a la ciudad hispana de Brigantium, la actual Betanzos (Galicia). Uno de los reyes de Brigantum conquistó parte de las tierras irlandesas, aunque finalmente fueron asesinados. Tras largos años de enfrentamiento surgió la paz entre ambos pueblos siendo Simón Brek, hijo del rey de Brigantium el que gobernara aquellas tierras.


La Piedra que también había servido para coronar a los reyes de Brigantia, en adelante lo haría con los reyes irlandeses que la bautizaron con el nombre de "Lia-Fàil" (la piedra que habla). Presidió pues la coronación de los reyes de Dalriada, que eran coronados en la Colina de Tara. No habiendo reyes por herencia, los elegidos por los nobles eran llevados a Tara donde estaba la Piedra del Destino y el aspirante se situaba de pie sobre la misma, momento en que la piedra gritaba para dar su aprobación aunque, naturalmente, el griterío de los allí congregados hacía imposible oír a la piedra, cuyo grito se daba por supuesto. Todavía queda una leve huella de este lugar de coronación irlandés, en la Colina de Tara, a 30 Km. escasos de la ciudad de Dublín (Irlanda).


Palacio de Scone, antigua abadía del mismo nombre.
La piedra permaneció en aquel lugar hasta el año 498, cuando el rey Fergus II Mor extiende sus dominios hacia el norte de Irlanda y posteriormente al oeste de Escocia. Fergus se lleva la Piedra del Destino a la isla de Iona, enclave de la Iglesia Céltica y allí permanece hasta el año 846 cuando el rey Dalriada, Kenneth McAlpin unifica los reinos de escotos y pictos, momento en el que bajo su autoridad y nombramiento como Kenneth I, nace el Reino de Escocia. A partir de ese momento la piedra vuelve a cambiar de lugar y se custodia en el monasterio o Abadía de Scone, en el que hemos dado inicio a este relato. Y es que, como yo siempre digo, para contar una cosa... ¡hay tantas que decir...!

RAFAEL FABREGAT

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