Cuando el pobre empieza a ver algún dinero ahorrado es siempre por falta de salud o exceso de edad. Unas cosas no puede comerlas, otras no puede beberlas y las "otras" no puede hacerlas... No sé quien organizó el mundo pero, a la vista está, que lo hizo muy mal. En la década de los 60 y sus famosos guateques, en mi casa no sobraba la comida ni la bebida y las chicas no se dejaban coger ni las manos. Puedo asegurar que en aquella etapa de mi vida tenía la dentadura más sana que nunca... Bueno, en realidad, todo lo tenía más sano y fuerte que ahora. Cierto es que ahora me pagan sin trabajar y hasta tengo algún dinero ahorrado pero, ¿de qué me sirve?. Sigo teniendo a mi lado al mismo "bombón" que tan loco me traía entonces, pero... ¡Que no es lo mismo coño, que no es lo mismo... ni se le parece!.
En aquella época pasada, que ya no volverá, quedábamos los amigos en determinado lugar y no faltaba ni Dios. Ahora quedas para algo y fallan la mitad. Uno está en la cama con gripe, el otro ha comido unas setas venenosas que ha cogido en el monte y lo han llevado a Urgencias, al otro le duele la rodilla... ¡a mí lo que me duele es el alma cojones, el alma!.¡Vaya mierda de mundo...! ¿De que te sirve tener dinero en el Banco?. Hombre... te sirve para tu tranquilidad, pero solo para la económica, porque de las otras tranquilidades no tienes ninguna. ¿O no es así?. Vamos a ver... ¿Qué planes puede hacer un jubilado?. Como no te apuntes a un viaje del IMSERSO, a la cena con baile de tocadiscos del Hogar del Pensionista, o a la partida de cartas con iguales o peores vejestorios que tú mismo... "Juventud divino tesoro" -cantaba Rubén Darío- pero pasa rápida y marcha para no volver. Dinero... ¿para qué sirve, cuando no puedes gastarlo?. Papel mojado del que se aprovechan los Bancos, el Gobierno y algunas veces herederos que nunca te han querido.
Este mundo está llenó de injusticias y de sinvergüenzas. Las primeras abundan porque abundan los segundos. Son como las setas tóxicas, que hay más que robellones. Y es que a todos los defectos que tiene este mundo, hay que añadir el de la ignorancia con la que nacemos los mortales. Es cierto que algunos ya nacen listos, pero solo son unos pocos. El 99% nacemos tontos y vamos espabilando a fuerza de recibir palos. Yo no creo ser injusto ni avaricioso al pedir que cuando vuelva a nacer (dicen algunos que hay otra vida después de la muerte) se me presenten las mismas oportunidades que en mi vida pasada. No pido nada más. Ya me encargaré yo de que el desarrollo sea bien diferente...
RAFAEL FABREGAT



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