¿A la cuarta será la vencida?. La mayoría pensamos que no pero, para que unos pasen a la Historia otros pierden trabajos y hasta incluso su vida. Es la mierda que lo impregna todo en este mundo que nos ha tocado vivir. Cataluña nunca ha estado contenta con su suerte y busca constantemente aumentar su protagonismo en el mundo. Ambiciones de niño rico. Estas cosas jamás ocurren en la casa del pobre. El caso es que, al igual que sucede con los nuevos ricos, el hecho de independizarse de España, que es fundamento y meta de siglos de algaradas, tampoco les satisfaría.
No es este un mundo de milagros y las cosas están bien para (casi) todos o están mal para la mayoría. ¿Por qué nos sorprendemos si el gobierno catalán monta en este momento el desaguisado que pretende con el referéndum del 9 de Noviembre?. Siempre que la democracia ha traído las libertades, la izquierda republicana catalana ha aprovechado para montar las algaradas correspondientes. Lo verdaderamente sorprendente es que en este momento el 70% de los catalanes no lo son de cuna y apoyan igualmente este movimiento soberanista. Por lo visto ese arraigo que muchos tenemos a nuestra tierra no es un sentimiento general y se confirma que la oveja no es de donde nace, sino de donde pace. Solo los viejos chochos recuerdan su origen.
En los años de la I República Española (1873) tras la renuncia del rey Amadeo I de Saboya, el republicano federal Estanislao Figueras, ya tuvo que luchar contra una Cataluña separatista. Claro que la solución personal del primer presidente democrático español se llevó a cabo tomando el camino de Francia a toda prisa. Agotada su paciencia ante las infructuosas reuniones por pacificar los ánimos, dio un puñetazo sobre la mesa diciendo: "Señores, voy a serles franco. Estoy hasta los cojones de todos ustedes". Y acto seguido abandonó la sala. Al día siguiente, viendo que no acudía al Ministerio, Castelar y Pi i Maragall mandaron a buscarle pero los criados respondieron que cuando Figueras llegó la noche anterior, hizo las maletas y tomó un tren con dirección a Francia.
Sesenta años después Niceto Alcalá Zamora,
presidente republicano liberal, apenas proclamada la II República Española en 1931 también tuvo problemas con Francesc Macià, líder de Esquerra Republicana de Cataluña.
Maciá apareció por sorpresa en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona y dijo hacerse cargo del Gobierno catalán en nombre del pueblo, asegurando que nadie lo sacaría de allí como no fuera con los pies por delante. Los nacionalistas eran mayoritarios dentro del Gobierno catalán y ERC la primera fuerza más votada.
Alcalá Zamora optó por enviar a Barcelona a tres de sus ministros para apaciguar los ánimos de Macià. Rápidamente el líder de ERC renunció al tan exigido Estado Federal a cambio del Estatuto de Autonomía y del reconocimiento del nombre de Generalitat de Cataluña, perdido en los Decretos de Nueva Planta en 1714. Solo los partidos Estat Catalá y Bloc Obrer i Camperol se opusieron.
El presidente republicano que respondió con más dureza al desafío soberanista catalán fue Alejandro Lerrox. El 6 de octubre de 1934 Lluís Companys se asomó al balcón de la Plaza de Sant Jaume y gritó a las masas: "En nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del poder en Cataluña".
Se proclamaba el nuevo Estado Catalán y se rompía toda relación con España. Companys tomó las calles con 400 mossos d'escuadra, 3200 guardias de asalto y 3400 militares armados. En una perorata sin precedentes se dirigió al pueblo con estas palabras: "Vengan a Barcelona y defiendan la Generalitat del posible ataque del ejército español". La respuesta del Gobierno de España no se hizo esperar. Declarado el estado de guerra el general Batet marchó contra los secesionistas.
Las calles de Barcelona se llenaron de jóvenes de Esquerra Republicana convenientemente armados y la ciudad se convirtió en un escenario de guerra. Conminado a bajar las armas, el comandante en jefe de los mossos Pérez Farraz declaró que él solo obedecía al presidente de la Generalitat. Murieron 8 militares y 35 civiles en el tiroteo.
A primera hora del día siguiente, Companys se rendía ante el general Batet y las tropas tomaban el palacio de la Generalitat, deteniendo al Presidente, miembros del Gobierno, alcalde de Barcelona, presidente del Parlamento, varios diputados y todos los concejales de ERC.
Veremos cual será el desenlace con Rajoy...
RAFAEL FABREGAT
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