Al presidente de la Generalitat de Cataluña le quedan cuatro días mal contados de ocupar ese cargo, para el que fue nombrado a dedo y al que se aferra con uñas y dientes. Hoy ve claro el peligro de perder sus privilegios y se agarra al barco de la independencia, como última posibilidad de permanecer a flote una temporada MAS. Perdonen que no dé su nombre puesto que ni hace falta ni, con este calor veraniego, me apetece hacer el esfuerzo de escribirlo. Este sujeto, sucesor de Pujol en la presidencia de Convergencia de Catalunya y en la Generalitat, fue nombrado a dedo por el presunto defraudador catalán porque forma parte de la intimidad de la familia. Su padre ya formaba parte de este círculo del que sin duda aprendió todo lo que sabe.
Antes de nacer (vaya suerte) ya tenía asignados por "el Padrino" todos los cargos por los que ha pasado. Un padrino pequeño de estatura pero, como todos hemos comprobado, grande en la marrullería y el blanqueo de capitales, con consiguiente defraudación a la Hacienda Pública y a los intereses del pueblo catalán. Con padrinos como éste no hacen falta MAS estudios. En su extensa y tupida sombra se cobijaban divinamente todos los que allí estaban que eran muchos. Suponemos que el alumno fue aplicado y aprendió todas las enseñanzas del insigne maestro. No lo sabemos aún pero, sin duda, algún día saldrá a la luz que la lección fue concienzudamente aprendida y las placas y monumentos con su nombre descansarán en el mismo lugar que los de su poco honorable protector y maestro.
Para aprender bien el oficio, el maestro lo hizo empezar desde abajo. Primero acarrear el botijo del agua, después manejo de negocios privados y ya con algunas lecciones aprendidas fue introducido en el consistorio barcelonés. Maduro el melón, entró allí donde MAS les gusta a todos los políticos: Obras Públicas y Economía, dos pilares fundamentales en las cuentas corrientes y a plazo de los políticos. Ya dentro del cogollo del poder y del bienestar personal y familiar, se hace difícil pensar que tales prebendas pretendían ser temporales, puesto que el destinatario futuro del sillón era el hijo del maestro. ¿Por qué no eternizarlas como hizo su predecesor?.
- ¡Esto del surf es maravilloso Jordi!. ¿Como puede la gente ser tan ignorante? -dice la mujer al marido, mientras otros están convencidos de que vale MAS pájaro en mano que ciento volando. Al paladar de quienes están acostumbrados a ser segundones, estar en primera línea ya es jalea real.
Con la llegada del bendito siglo XXI llegó el cargo de Conseller en Cap e inició la competición contra Pascual Maragall por el reino convergente de Cataluña. Todo estaba preparado para que su reinado fuera de transición, hasta que el primogénito del poco honorable, madurara y tomara el relevo para el que su padre le había preparado. Pero el hombre propone y Dios dispone.
Toda esta presunta trama se inició (casualmente) en 1980. Digo casualmente porque va pareja en ambos presidentes. El anterior y el actual. Será sin duda porque comían muchos días en la misma mesa. El caso es que ese año el poco honorable dice heredar de su padre una inmensa fortuna en metálico, de la que otros hijos nunca supieron nada (?), al mismo tiempo que otros MAS vendieron sus negocios familiares, origen (dicen) de su fortuna. Fruto también de las ¿casualidades? los dos poco honorables personajes decidieron ingresar los sacos de billetes en Bancos fuera de las fronteras españolas. No sabemos por qué. Quizá es por aprovechar algunas compras o cambio de neumáticos en Andorra y ya que venía de camino...
La cuestión es que el estallido de la burbuja inmobiliaria, la crisis desbocada y las presiones de IRC les han metido en una ruta tortuosa, la independentista, de difícil regreso al punto de partida.
- Vaya mierda en la que nos hemos metido alumno...
- Así es maestro, así es.
La caída del poco honorable al fango hará que nada, nunca MAS, vuelva a ser como antes. Se acabaron los chollos y con ellos las "herencias millonarias" y las "ventas de negocios familiares" que llenaron a rebosar cajas blindadas de paraísos fiscales. Está claro que no hay MAS (perdón, quería decir MAL) que cien años dure, ni catalanes que lo resistan.
RAFAEL FABREGAT
(*).- Opinión política derivada de datos aportados por Editorial Ecoprensa. (El Economista).
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