Sin embargo a finales de la primera década, tras el final de la Guerra Civil Española (1950), la plaga mundial de la filoxera ya había finalizado también y los bajos precios del cereal impulsaron en estas comarcas la plantación de viñas.
La epidemia de la filoxera entró en España al final del siglo XIX, procedente del nordeste americano y diezmó todos los cultivos de Europa. España no escapó de la infección pues la plaga se extendió como la pólvora. Sin tratamiento eficaz, a principios del siglo XX había acabado con todas las viñas del viejo continente.
Solo las tierras más arenosas escapaban a los estragos de los insectos en su variante radicular pero no se podían descartar las zonas no arenosas, ni era suficiente con eliminar la variante que vive de la savia de las raíces, puesto que hay una variante (gallícola) que se alimentaba por las hojas. Se imponía un estudio plaguicida para acabar con la plaga pero no obtuvo el resultado requerido. La plaga acabó al morirse los insectos de hambre, por falta de viñas, y a través de un pie americano resistente a la enfermedad. Muchas zonas del planeta plantaron el pie híbrido americano y después injertaron sobre el mismo la variedad de su interés. Aquí en nuestra zona había mucha necesidad y no podían permitirse el lujo de estar 2/3 años criando el portainjertos y otros tantos para que la nueva variedad produjera el primer racimo de uvas. No había tiempo, ni comida, ni dinero. Tras varias décadas de siembra de cereal, en todos los pueblos de la Plana de Castellón las zonas próximas al litoral se plantaron de uva moscatel y las del interior optaron por pie americano directo o posteriormente injertado.
El pueblo de Cabanes, aunque está ubicado a 14 Km. de la costa, linda con el mar y tenía por tanto una interesante producción de uva moscatel destinada a mesa y a mistela, licor hecho con el mosto de esta uva especialmente dulce. Era una cosecha trabajosa. Los hombres recogían las uvas de la cepa y las mujeres y niños, en la propia viña, se encargaban de limpiar los racimos de los granos no aptos para el mercado. Esta uva maduraba en estas latitudes entre el 10 y el 20 de Agosto lo cual destrozaba totalmente las fiestas de la localidad. Había que dar solución al problema puesto que todas las fuerzas vivas de la población eran terratenientes o comerciantes que aprovechaban las Fiestas Patronales para hacer la mejor caja del año. El alcalde reunió a los concejales y, aprovechando que la oposición política no existía en aquellos tiempos, cambió las Fiestas de Cabanes a la primera semana del mes.
Pues bien, así seguimos. Cabanes es por tanto uno de los pocos pueblos de la zona que celebra sus Fiestas de Agosto a primeros de mes. Como cada año, se trata de la primera semana completa del mes de Agosto y el fin de semana anterior a la misma. Aunque cada año se intenta incluir alguna novedad, la base de la Fiesta siempre gira alrededor de la tradición taurina. Dos días (lunes y martes) de toros por las calles del pueblos, construcción del coso taurino y cuatro días de toros en esa plaza construida por los vecinos. En esos días no pueden faltar la embolada de un mínimo de dos toros. Este año se ha recuperado "La Velá", karaoque o playback de jóvenes locales disfrazados del cantante en cuestión.
Como novedad el cohete anunciador y especialmente brillante ha sido la actuación de la Banda Municipal, que ofrece un concierto-espectáculo con buena música y excelente humor, que hace las delicias de los presentes. Algún barrio del extrarradio se ha animado también a poner su nota musical a fin de que se descentralice la Fiesta, hasta ahora siempre girando alrededor de la plaza mayor. No han faltado tampoco las "carreras de autos locos" y el bullicio, siempre presente en una fiesta que viene en época de vacaciones estivales.
La nota negativa, dicen los propietarios de los bares y restaurantes, es la escasa presencia de turismo nacional e internacional, antes más presente en la localidad. Los motivos son dos: la crisis y el buen hacer de los empresarios de la costa. Los empresarios costeros amarran a los turistas para que no gasten un solo euro fuera de sus localidades respectivas. ¿Como se consigue esto?. Pues con imaginación y sacrificio que se ha traducido en la oferta de muchas opciones de ocio a precios muy ajustados.
Apenas unos años atrás, cuando la demanda superaba la oferta, la fiesta era allí escasa y los precios disparatados. Muchos veraneantes escapaban de la costa y buscaban la fiesta del interior, gratuita o a precios muy asequibles. Todo eso ha cambiado y en este momento el baile y el espectáculo inundan la costa, al tiempo que los mejores bares y restaurantes tienen, aparte de su carta tradicional, menús interesantes a poco más de 12 euros. El resultado es que el turismo ya no se desplaza al interior provincial. Toca espabilarse, pues la economía local no pasa precisamente por su mejor momento...
RAFAEL FABREGAT
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