21 de julio de 2014

1452- LA VIDA ETERNA.

Kyüshü es una isla de Japón, la tercera más grande del archipiélago y la situada más al sur. Es parte de la región de Saikaido, que incluye varias islas adyacentes. Su principal curiosidad es que viven, justamente allí, varias de las personas más longevas del mundo. Popularmente y con razón es denominada "Isla de la longevidad". El territorio es montañoso y con varias zonas termales que advierten de su permanente actividad volcánica. De hecho todavía se mantiene activo en este territorio el más importante volcán japonés. La ciudad más poblada de la isla es Fukuoka, con puerto e industria pesada. La ciudad de Nagasaki, segunda en población, fue blanco atómico de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y da cobijo al puerto más importante de la isla. 


Es zona de clima subtropical, gran productora de arroz, té, tabaco y seda. También es muy famosa la porcelana que allí se elabora. Miles de visitantes acuden cada año a la llamada del Museo del sexo, algo carente del más mínimo interés y del que se reirían todos nuestros escolares. Otra cosa bien diferente son los innumerables spas de aguas termales. Para todos los gustos y bolsillos, pero todos ellos provistos de servicios completos de terapia y relax.
La señora Kamato Hongo tiene 115 años y le gusta mucho caminar, aunque para ello tiene que valerse de la ayuda de su hija de 78 años. Su vecino Yukichi tiene 113 años pero en este archipiélago, donde hay 17.934 personas con más de 100 años cumplidos, esto no es ninguna novedad.  


Hace ya mucho tiempo que la OMS tiene detectado que los nipones son la raza más longeva del planeta, aunque no se sabía el por qué. Los dos puntos donde más exagerada es la longevidad son la Isla de Kyüshü y la provincia de Okinawa, aspecto estudiado por los científicos. Las primeras conclusiones, tras 25 años de estudios al respecto, destacan el papel protagonista de su estilo de vida. Según estos análisis la alimentación y los hábitos activos de estas gentes evitan la aparición de tumores, las patologías coronarias y las enfermedades neurodegenerativas, lo que permite alargar los años de vida saludable. Las personas de este entorno, que emigraron a otros países, vieron reducida su vida en una media de 17 años respecto a los que quedaron en su archipiélago. La razón no fue otra que la adaptación al nuevo entorno y al cambio de vida y costumbres. 


De la misma forma, la juventud actual que permanece en el archipiélago pero que está adaptando su vida al estilo occidental, verá reducidas sus condiciones de salud y sus expectativas de vida. No son los genes, ni el clima, los que alargan la vida de las personas. Es la alimentación saludable y sin abusos; el ejercicio constante pero no competitivo, la falta de preocupaciones... La comida frugal y el ejercicio moderado dan salud y años de vida. El sedentarismo y las comidas basura lo acortan. Es así de sencillo. La vida actual nos da alimentos y comodidades para los que nuestro cuerpo no está preparado.


De todo se puede comer y beber, pero con moderación. Tampoco el ejercicio exagerado es conveniente para nuestro organismo. Todo es bueno con moderación y todo es malo en exceso. Es como las dietas, casi siempre caras y peligrosas. La mejor dieta para la salud y la más efectiva, es la moderación. Come y bebe de todo, pero solo la mitad. Con esta simple premisa acaban los michelines, la hipertensión y la diabetes. En todas las cosas de la vida y también en el sexo, no corras. Camina. Cuanto más mejor, pero sin correr. Si esto es así, ¿por que recurrir a regímenes o a medicamentos siempre peligrosos?. Lo saludable no es dejar de comer, sino quemar lo que se come.

RAFAEL FABREGAT 

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