Para la gente de la Comunidad Valenciana y también para millones de extranjeros que han pasado y pasan por la zona en sus vacaciones estivales, decir Oropesa es referirnos a la localidad costera de Oropesa del Mar (Castellón), con su playa de La Concha, Morro de Gos, Puerto deportivo y lugar de emplazamiento del tan renombrado "Marina d'Or", otrora idílico lugar de inversión para esa segunda vivienda veraniega, venido a menos con la crisis galopante que estamos sufriendo. Sin embargo hay otra Oropesa con más historia y alcurnia, pero que muchos de nosotros no conocemos.
Oropesa (Toledo) no tiene añadidos ni falta que le hacen. Oropesa es historia y leyenda en mayúsculas. Algunos le dan fecha de nacimiento anterior al primer milenio a.C. pero no hay seguridad documental. Es sin duda, eso sí, prerromana. La leyenda popular de su topónimo, que incluso ha llegado al escudo de la ciudad, es la de una joven doncella secuestrada por los moros que los Templarios rescataron pagando su peso en oro. (Oro-pesa). En el escudo la doncella y una balanza. Son las curiosidades de la Historia.
Situada en el extremo noroeste de la provincia de Toledo, en la confluencia de las dos Castillas con Extremadura. Tierra de Castilla bañada por el Tajo.
La villa fue conquistada por los romanos que fueron los primeros en construir fortaleza y llegaron posteriormente los visigodos y los musulmanes, hasta la reconquista cristiana del siglo XI. El documento más antiguo que se conserva es un mandamiento de Alfonso X el Sabio de 9 de Julio de 1277 cuando la villa pertenecía a la Orden Militar de Santa María de España o de la Estrella, creada por el propio monarca. El año 1366 Enrique II concedió estas tierras en señorío a Don Garci Álvarez de Toledo, en aquel momento jefe de la Casa de Alba. Su biznieto Fernando García Álvarez de Toledo fue nombrado por Isabel la Católica conde de Oropesa, en agradecimiento a los servicios prestados en la guerra contra Alfonso V de Portugal. De 1569 a 1581 otro Álvarez de Toledo (Francisco), nacido en el Castillo de Oropesa, sería virrey de Perú.
Oropesa tiene 2850 habitantes y un término municipal de 336 Km2. Históricamente ha sido una población agrícola, destacando el cereal, el aceite, el vino y la bellota. Dentro del mismo municipio llegó a haber cuatro molinos de aceite y tres de harina. Las cosas fueron cambiando y en la actualidad sus habitantes dependen en un 60% del sector servicios y un 30% entre la agricultura y la construcción. La industria solo ocupa a un 10% de la población. Aunque tiene varias iglesias su mayor patrimonio histórico es el Castillo, formado por dos construcciones perfectamente diferenciadas: el antiguo que data de los árabes, levantado sobre estructura romana y torres circulares y el nuevo, construido por los condes de Oropesa a inicios del siglo XV. En la foto vemos el antiguo patio de armas como lugar de juegos para el alumnado visitante.
En el interior de la parte nueva una gran plaza acoge todos los actos culturales de la ciudad y es lugar de acceso al Parador Nacional de Turismo, abierto en 1930. Un cómodo lugar de descanso desde el que poder admirar la próxima Sierra de Gredos y degustar los platos típicos de la zona. Durante tres días del mes de Abril se reviven tiempos pasados y la leyenda que da nombre a la población. Sus habitantes se visten con trajes de la época, disfrutan de los pasacalles y competiciones ancestrales, sin faltar el típico mercadillo medieval en el que comprar comida, remedios naturales, prendas artesanales y bordados. No debemos olvidar que Oropesa linda con Lagartera, localidad donde sus bordados manuales son de prestigio mundial y base de la economía de la población.
RAFAEL FABREGAT
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