Nos estamos acercando a los días entrañables de la Navidad. Esta semana intentaré no hablar de nada negativo. Nos acercamos a unas fechas que deben ser de paz y recogimiento. También de felicidad para los inconscientes; aquellos a quienes no les afectan las desgracias ajenas, los que no aprecian la amistad, los que no añoran el lugar donde nacieron ni a su familia, aquellos que solo ven la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio.
Se dice que solo los inconscientes pueden ser felices, aunque yo dudo que lo sean. Lo que sí está claro, es que los cuerdos no lo son... ¿A quien no le falta un hijo, un padre, un hermano o un amigo...? ¿Donde está aquel que lo tiene todo?. Pues bien, para poder sumarnos a los inconscientes y alcanzar ese grado mínimo de felicidad que todos nos merecemos, habremos de olvidarnos un poco de las penas e intentar vivir estos días navideños de la mejor manera posible. Para lograrlo, intentaremos centrarnos en lo mucho de bueno que hay a nuestro alrededor y dejar a un lado las amarguras. Aunque, desgraciadamente, son muchos los que caminan por la vida haciendo daño a los demás, no vamos a seguirles la jugada. Las malas hierbas hacen peligrar el fruto de nuestra cosecha, hay que arrancarlas. No es fácil, lo sé, pero habremos de intentarlo.
Mañana martes (21) es para nosotros un día particularmente festivo. Convertidos en Papá Noel, marchamos a Barcelona a visitar a nuestros clientes con reparto de aguinaldos. A diferencia de las visitas comerciales y aunque los regalos sean apenas simbólicos, esta es una visita amable, siempre bien recibida. Después de tantos años, también para nosotros se ha convertido en una especie de ritual, algo que esperamos desde tiempo atrás. A última hora de la tarde, ya finalizadas las visitas, solemos quedarnos siempre en el mismo hotel (REDING***) y cenamos en el mismo restaurante (CENT FOCS). Después, si hay algún espectáculo interesante, procuramos acabar la velada de la mejor forma posible.
Afortunadamente somos personas agradecidas y todas estas cosas que muchos catalogarán de nimiedades, para nosotros son algo de lo que disfrutamos. Siempre pernoctando junto a la calle Pelayo y justamente por su cercanía, es obligado el paseo por las Ramblas, visita al Mercado de la Boquería, Barrio Gótico y por Puerta del Ángel llegada al Corte Inglés de Plaza Catalunya, donde adquirimos los regalos navideños para la familia.
Al día siguiente (22) acompañados con la cantinela del Sorteo de Navidad, regresamos a nuestra tierra con un solo alto en el camino. La parada, para la comida, solemos hacerla siempre en tierras próximas al Delta del Ebro, San Carlos de la Rápita o Casas de Alcanar, donde el pescado y el marisco brillan por su calidad y no obligatoriamente por su alto precio. No buscamos el mejor restaurante, pero sí la mejor comida y un excelente vino. Total por cuatro días que estamos aquí, dos de ellos durmiendo, no vamos a padecer estrecheces... y si paga la empresa ¡menos todavía!
Como siempre, la cena de Nochebuena es en nuestra casa, con nuestros hijos y con nuestros nietos. Aunque se hace de forma alternativa, este año también la comida familiar de la Navidad se celebra en nuestra casa, por lo que el resto de semana estaremos ocupados en las compras y preparación de la mesa para estos eventos.
A la familia hay que cuidarla y agasajarla. Cada cual tendremos nuestras virtudes (pocas) y nuestros defectos (muchos) pero, aún así, nada hay más importante que la familia. A medida que los años pasan, más cuenta se da uno de ello. Lo económico, por lo que tantas familias se rompen, carece de interés. Sin embargo es la piedra en la que muchos tropiezan; una piedra difícil de saltar para quien tiene esa mentalidad. Aún así la vida y los años van enseñándote el camino correcto; solo es menester que no llegues tarde y que, cuando consigas apartar esa piedra, siga habiendo alguien esperándote al final del camino.
Supongo y con razón, que la Lotería no va a tocarnos. Ya con esa premisa pido salud para todos que, desde mi punto de vista, es la mejor lotería.
Después llegarán los Reyes, a los que solo voy a pedir (aunque alguno se enfade) trabajo para todos. Ya de forma más puntual, pediré también que se reactive la economía, que no se retrase la jubilación, que haya trabajo para todos los que lo piden (que no son todos) y que no haya huelgas. Si pudiera conseguirse todo eso... ¿No sería suficiente lotería?. Porque yo seré lo que Udes. quieran, pero hipócrita no soy. Y eso de pedir que se mantengan las subvenciones, las prestaciones por desempleo y las pagas sociales... ¿Que quieren que les diga? A mí me parece más adecuado que haya (para todos) SALUD Y TRABAJO BIEN RETRIBUIDO. ¿No es acaso, lo mejor?
EL ÚLTIMO CONDILL
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