Como es lógico y natural empiezo mi relato en la "década de los 50" ya que, nacido yo en 1.949, es la primera que puedo recordar.
Como dice el título de la entrada, "el asunto tiene tela", puesto que hago un breve recorrido por los negocios de Cabanes dedicados a la venta de tejidos y prendas de vestir, desde el momento de finalizar la Guerra Civil española hasta nuestros días.
Cuestión importante, a la hora de realizar balance sobre negocios dedicados a este menester, es hacer constar que al hablar de Cabanes lo hacemos de un pueblo de apenas 2.400 habitantes y con el hándicap de estar situado a 25 Km. de la capital de la provincia, lo que dificulta todavía más el éxito de este tipo de comercios, con una oferta extraordinaria en las grandes ciudades y en permanente cambio de modas y costumbres.
Dicho esto, vengo a recordar que la primera tienda de ropa o
"botiga" que se ilumina en mi memoria es
Tejidos Paco, un establecimiento situado en la calle de San Vicente, esquina calle de la Morera (hoy Obispo Gavaldá). El dueño se llamaba
"Paco el Botiguer" y, según tengo entendido tuvo abierta la tienda de Tejidos y Confecciones durante más de veinte años, traspasándola después a Castellón. El hijo, que le ayudaba en el negocio, marcharía también a Francia, donde montó una Residencia de Ancianos.
Coetáneo del anterior y con bastante más importancia y duración en el tiempo, estaba también
Tejidos Cuevas situada en el número 2 de la calle de San Vicente, esquina a Plaza del Generalísimo (hoy
"dels Hostals") y que actualmente ocupa la farmacia de Josefa Gilabert (Fefa).
A mi modesto entender y rogando que nadie se enfade por el comentario, creo que Tejidos Cuevas ha sido el comercio de telas más importante que ha habido en Cabanes.
Ya en sus inicios Tejidos Cuevas era una
"tienda de capital"; amplios anaqueles de madera repletos de rollos de telas de todos los dibujos y colores, tanto para trajes de caballero como para vestidos de señora y para todas las estaciones del año, así como mantas, colchas, toallas y prendas confeccionadas.
Tanto era así que sus clientes no lo eran en exclusiva de la localidad sino que, la mayor parte de las gentes del
Plà de l'Arc y algunos de pueblos limítrofes como
Benlloch, Vilanova, La Serra, etc. bajaban también a comprar a Cabanes telas y vestidos que en su pueblo no encontraban. La falta de competencia en su categoría y la ausencia de los mercadillos, actualmente tan populares, convirtieron a Tejidos Cuevas en un referente comarcal y negocio interesante que se mantuvo activo durante más de treinta años.
De posición social acomodada, la familia Cuevas era propietaria también de un gran patrimonio en fincas rústicas, especialmente en la Ribera de Cabanes, amén del establecimiento de Tejidos y un floreciente negocio de Transporte de viajeros (Autos Mediterráneo) por lo que, al detectar las primeras dificultades, el negocio de telas fue cerrado.
Siendo posiblemente la familia más rica de la localidad, en el bautizo de sus hijos, aparte de lanzar los tradicionales caramelos, en una cantidad nunca vista en nuestro pueblo, también se tiraron gran cantidad de monedas de todos los valores en circulación, principalmente pesetas "rubias" y monedas de 50 cts (dos quinsets foradats) así como de 5 y 10 cts. (del cavallet).
El gentío era espectacular; desde la
"tenda de Oviedo" hasta la de
"Erondina la Vulgaua" y desde el
"molí de Borrás" al
"Café dels Frares" y
"Garatge". Una multitud de gente de todas las edades y condición social competía por acaparar el mayor número posible de dinero y golosinas, aplastando manos y dedos en una lucha sin cuartel.
Situados en las terrazas superiores y en los grandes balcones de su enorme casa, padres de la criatura, padrinos y familiares más cercanos hacían lo posible por hacer llegar sus "lanzamientos" a todos los rincones de la inmensa mole pero ello no era siempre posible y el griterío era ensordecedor. El momento culminante y final del lanzamiento fueron varios puñados de pesetas de papel que enfervorizaron a la multitud, ante un acto jamás visto en Cabanes. Los pequeños billetes empezaron a bajar lentamente, frenados por el aire caliente que emanaba de la multitud enfervorizada. Grandes empujones y caídas se sucedieron haciendo imposible la permanencia de los niños en el lugar. Habiendo personas que ponían su pié encima de tu mano para poder asegurar un simple caramelo, podemos imaginar perfectamente lo que ocurriría con el dinero contante y sonante...
A todo esto una de las chicas de la localidad (Pilar Amer) había empezado relación con un chico de Benicarló (Elías Nager Millán) cuyos padres tenían negocio de telas y confección, por lo que vieron la posibilidad de montar ese mismo negocio en Cabanes para el futuro matrimonio. Aunque digo que Elías era de Benicarló su familia, al menos su madre, tengo entendido que era de Cinctorres. De todas formas no lo tengo confirmado puesto que las personas localizadas en esa población son de apellido Milian y no Millán. En fin, que no me hagan demasiado caso pues hablo de oídas y de muchísimos años atrás. Volviendo al hilo de la cuestión, así se realizó lo proyectado y tras la boda de la pareja "Tejidos Nager" abrió sus puertas en Cabanes, aunque poniendo más énfasis en la rama de la confección que en la de telas y siempre con gran aceptación de los vecinos que nunca han dejado de comprar sus productos hasta el día de su cierre, gracias al afable carácter del joven matrimonio y especialmente del de "Pilarín" Amer que era la que principalmente atendía el negocio.
Elías, su marido, se integró perfectamente y desde el primer momento con las gentes de Cabanes y, al contar con los estudios suficientes, unos años después entró a trabajar en la Caja Rural de la localidad siendo durante un largo periodo Director de la misma, por lo que el negocio de Tejidos supongo que tendría como titular a su esposa "Pilarín", diminutivo con el que se conoce popularmente a su mujer.
El escaparate de su establecimiento ha sido, desde siempre, anuncio de todos los eventos de la localidad y ubicación de Trofeos de cuantas competiciones se han celebrado en el municipio ya que sus propietarios siempre han tenido a bien participar en todo aquello que las diferentes asociaciones locales les han propuesto.
El matrimonio cerró por jubilación hace ya algunos años. De todas formas el popular mercado semanal, los vehículos que tienen todas la familias y la cercanía de Castellón, habían mermado ya notablemente un negocio de modas tan efímeras, haciéndolo inviable para sus hijos que han decantado sus vidas al estudio y ejercicio de otras profesiones.
Durante los casi setenta años de vigencia, cubiertos por los comentados negocios de
Paco "el Botiguer", Tejidos Cuevas y Tejidos Nager, ocurrió de todo...
1.- Carmen
"la Xata" abrió este mismo negocio unos años después en la entonces Plaza del Generalísimo (hoy
dels Hostals) aunque ya prácticamente en la confluencia con la calle del Capitán Cortés (hoy
de la Font). Tienda con buen escaparate y gran profusión de telas y tejidos que compaginaba con el negocio fotográfico.
2.- El local de la familia Cuevas, primeramente alquilado a Electrodomésticos Avenida, lo fue después a
"Teresita la de Bonet" que, aprovechando su oficio de modista, abrió nuevamente este local como comercio de Tejidos.
3.- Para disgusto de aquellos que pagaban religiosamente todos los impuestos que el gobierno estipulaba, durante algunos años, la
"tía Cursaca" en su casa de la
"Bassa d'Amunt" vendía toda clase de telas y confecciones que traía de Barcelona, sin abrir negocio al público y por lo tanto en competencia desleal.
4.- Hacia los años 80 también Elena, la hija de
"Losar la Gitana", aprovechando el oficio de modista de su madre, abrió al público en la calle Delegado Valera una amplia tienda de ropa confeccionada, que cerraría unos años después.
5.- También por aquella época abrió tienda de Confecciones, en la calle de Ramón y Cajal,
María Consuelo "la de Germanet", negocio que también duró pocos años.
Capítulo importante, al efecto de restar clientes y rentabilidad a las tiendas de tejidos y confección, estaba el hecho (algunas veces legal) de que sastres y modistas brindaban a sus clientes la posibilidad de venderles las telas de los trajes y vestidos que éstos confeccionarían después.
Demasiadas cosas estaban en contra del negocio del tejido, impidiendo las ventas mínimas necesarias para poder sobrevivir. Cierto es que, unido a las telas para trajes y vestidos, uno encontraba en estos establecimientos prendas de punto, mantas, ropa interior y cualquier otro artículo de mercería, pero el aumento de impuestos y las mermadas ventas impidieron el esplendor que sin duda sus dueños merecían, en base a la inversión realizada.
Es curioso que en tiempos de miseria general pudieran sobrevivir y que, sin embargo, no pudieran hacerlo cuando ya todos los problemas económicos empezaban a solucionarse. Sin embargo así era y poco a poco todos los negocios de este tipo fueron cerrando. El problema era justamente la modernidad.
El
"prêt à porter" tuvo la culpa,
una palabra francesa que acabó con la profesión. Una palabreja
que significa que todo cuanto uno pueda necesitar en materia de vestir, está ya confeccionado de antemano sea cual sea tu talla. Así nos queda a más de cuatro lo que compramos, si no fuera por los talleres del propio comercio, por los llamados
"Retocs", o por personajes tan populares en Cabanes como
"Teresita la de Bonet",
"Ortensia la del secretari" o "Maruja, la Pitarca" y últimamente
Tere Bellés, etc. que, con sus sabios puntazos, sacan de aquí y meten de allá lo que se tercie, para satisfacción de sus clientes que dejan de parecer payasos de circo, para convertirse en verdaderos "Dandys".
Debido a lo relatado anteriormente, desaparecieron sastres como
Safont, Manuel Fabregat o Arturet, las modistas y también las tiendas de Tejidos antes mencionadas. Pero no solo en los pueblos, también en las ciudades.
Como en tantas cosas de la vida... ¡Nada es para siempre!
RAFAEL FABREGAT