22 de mayo de 2010

0080- EL FAMOSO "NIÑO DE LA ESTRELLA".

Supongo que a muchos nada les dirá el nombre de este torero, ni tampoco del poblado que le vió nacer. Pero si el torero fué importante, majestuoso es el enclave donde nació, a pesar de (casi) estar deshabitado.
Silvino Zafón, "El Niño de la Estrella" nació un 12 de Septiembre de 1.908 en el poblado de La Estrella, término municipal del muy noble pueblo de Mosqueruela (Teruel).
Esa importante aldea turolense, situada entre Vilafranca del Cid y Vistabella del Maestrazgo, a 15 Km de Mosqueruela (por pista de tierra), solo tiene en este momento dos habitantes (Juan-Martín y Sinforosa), dos ancianos que custodian el lugar y que, con una amabilidad y paciencia sin límites, acompañan a cuantos están interesados mostrándoles el Santuario y hospederías a la vez que les cuentan su historia y alguna leyenda, no todas porque las que son contrarias a la Iglesia no puede contarlas quien vive de forma gratuita en susn propiedades. Casa Vieja u Hospital de Peregrinos del s.XVII, junto a la iglesia y Casa Nueva o Noble del s.XVIII con portada de sillería y escudo que alberga a los romeros en fiestas.

Cerrando la plaza edificio barroco del s.XVIII con piedra vista, portada fechada en 1.709 y alero de madera. Ubicado el poblado en el fondo de tan impresionante barranco y consiguientemente sin agua corriente, ni luz, ni teléfono, ni televisión, ellos dicen estar a gusto y no echar de menos ninguna de las comodidades que para el resto de los mortales son irrenunciables. Solo un transistor "para estar al corriente" de las noticias. En los tiempos de Silvino Zafón la aldea de La Estrella reunía a más de cuarenta familias y algo más de 160 personas, muchas de ellas niños que tenían allí mismo su correspondiente escuela. Parece ser que los vecinos se dedicaban principalmente al cultivo de la vid por lo que antiguamente y desde Mosqueruela se hacía una segunda romería hacia principios de Noviembre, también compartida por los "Chinchirinos", o "Mosqueruelanos", que festejaba el fin de la recogida de la uva y fiesta patronal a San Martín.

Silvino con sus padres, en una de sus visitas.
Como era costumbre entonces, más de una de aquellas masías ejercía también de taberna en la que los aldeanos alternaban con algún vaso de vino con el que reconfortarse de las interminables jornadas de duro trabajo. Y siempre presente, para orgullo de todos los vecinos, el Santuario que alberga a la Santísima Virgen de la Estrella y que preside todo el conjunto, aledaño al río Montlleó.
Pobres de solemnidad, los padres de Silvino decidieron probar fortuna en otras latitudes motivo por el cual en 1.920 se trasladaron a Barcelona.
Con apenas doce años de edad, Silvino aprendió el oficio de panadero en la ciudad condal y se impregnó rápidamente de la afición taurina, aprendiendo a usar capa y muleta. En el año 1.928 debutó como novillero en la Plaza de Toros de Vinaroz, con el nombre artístico de Silvino Rodríguez. Después de algunos años toreando en las ferias de pueblos y ciudades, debutó en la Plaza de las Ventas de Madrid el día 28 de Junio de 1.930, alternando con Eliseo Capilla, en un ascenso imparable que le llevó por las más importantes plazas españolas. A petición de todos los vecinos de Vilafranca del Cid, el año 1.933 inauguró la plaza de toros de esta población vecina de su aldea natal, en un acto muy emotivo para él y para toda su familia.

Ya en plena Guerra Civil, tomó la alternativa en Barcelona, el día 16 de Mayo de 1.937 de manos de Pedro Basauri con toros de Pellón. Solo toreó dos corridas más, ambas en Barcelona, incorporándose de inmediato a la 96 Brigada Mixta y entrando en combate en el frente de Teruel bajo las órdenes del bando republicano.
Acabada la guerra, en represalia a su conocida ideología y fuerte implicación republicana, las nuevas autoridades no le reconocieron la alternativa tomada en 1.937 y tuvo que volver al escalafón de novilleros, reapareciendo en la Plaza de las Arenas de Barcelona el 8 de Junio de 1.939, pero ya marginado por público y empresarios que le reconocían como consumado enemigo del Régimen. Con posteridad a la Guerra Civíl, la aldea de La estrella y todo el barranco en general fue territorio "maqui" y lugar de paso de éstos hacia Valencia. En 1.945 Silvino fué detenido, acusado de pertenecer a los maquis de Teruel y Zaragoza, saliendo en libertad en 1.947 lo que aprovechó de inmediato para torear una última corrida en Linares.
Presionado por los servicios secretos españoles, decidió emigrar a Francia donde siguió vinculado al mundo taurino. Murió por accidente de moto el 14 de Marzo de 1.963 en Orange, a los 54 años de edad.

Conmemorando el 75 aniversario de la inauguración de la plaza de toros, el 7 de Septiembre de 2.008 las autoridades de Vilafranca,  han rendido homenaje a este insigne torero y vecino colocando su estatua, a tamaño natural, en la entrada principal de la misma.
Esta es (muy resumida) la historia de un gran torero, que pudo ser larga y gloriosa y no lo fue por las cosas de la política y del momento que le tocó vivir. Los pormenores de su vida artística, están recogidos más ampliamente en la Enciclopedia taurina "Los Toros", una iniciativa de José Ortega y Gasset, sugerida por la editorial Espasa-Calpe y encargada a José María Cossío que ha sido considerada la obra más importante realizada sobre esta actividad.
Eran tantas las leyendas sobre el poblado de la Estrella, que en todo el Maestrazgo se tenía por un pueblo maldito. Construído el santuario por los templarios, se dice que la hospedería anexa fue lugar de acogida de amantes de los nobles de la Corte y de hijos ilegítimos, conociéndose entre los lugareños como "La paridera del rey". Dice la leyenda que una de esas mujeres dio a luz un niño que le fue inmediatamente arrebatado. Acudió ésta a la virgen a quien pidió la desgracia de quien le quitó a su hijo, pero la Virgen no le escuchó. Desesperada subió a lo alto de la montaña y, a cambio de su alma, pactó con el diablo la destrucción del poblado que se llevó a cabo al siguiente día por medio de una fuerte tormenta.


Esta leyenda hace referencia a la gran riada del 9 de Octubre de 1.883 que en solo una hora (7 a 8 de la tarde) destruyó una gran parte de las sencillas viviendas y en la que hubo 22 muertos y 5 desaparecidos. De las 45 casas, 16 desaparecieron completamente y la mitad de las restantes quedaron en ruínas. Apartado de cualquier carretera y como único camino el que accede al poblado, un silencio sepulcral invade el lugar, solo roto por el corretear del río Montlleó en caso de lluvia reciente. Todos cuantos conocen el paraje lo califican de extraño y endiabladamente desolado. Llamado por las gentes de Mosqueruela "La Villeta" es un lugar misterioso donde en la noche de San Lorenzo los meteoritos caen en cantidad espectacular, muchos de ellos sobre la propia ermita.

En la parte alta del poblado están las ruinas del "Castillo del Mallo", antiguo poblado prehistórico y lugar donde se dice que se llevó a cabo el pacto satánico para su destrucción. El puente romano que permite cruzar el Montlleó, se dice que forma parte de la antigua calzada que comunicaba Tarraco con Mérida. Prácticamente despoblada la aldea de La Estrella era, hasta hace bien poco, un fantasmagórico conglomerado de masías ruinosas. Aunque las cosas poco han cambiado,
estas pasadas décadas de explosión constructiva se ha arreglado alguna casa y se ha evitado que caigan otras evitando su total desaparición. Aunque solo sea algún esporádico fin de semana, especialmente en época veraniega, la aldea de La Estrella vuelve a revivir parte de aquellos tiempos de antaño y su plaza, frente a la gloriosa Ermita, es cita obligada de caminantes y curiosos así como de alguno de los descendientes de aquellos que nacieron y murieron aquí.

El "Niño de la Estrella" ya no volverá y tampoco los protagonistas de tan interesantes leyendas, pero su recuerdo permanecerá vivo y presente en esta aldea que no morirá nunca, gracias a su ilustre moradora la Virgen de la Estrella que cada año recibe a sus hijos, los vecinos de Mosqueruela que, en romería, la visitan cada año el último domingo del mes de Mayo.
Tras una comida temprana, la Romería sale desde Mosqueruela a las 14,00h para llegar a La Estrella hacia las 20,00h. Siguiendo la tradición se obsequia a todos los presentes con una cena de "olla de judías con morro", buen pan y mejor vino. Después baile hasta altas horas de la madrugada y descanso en el albergue, un descanso en el que solo los viejos caen, puesto que la fiesta se convierte en interminable.
Y es que allí, el lunes, la fiesta sigue...

RAFAEL FABREGAT

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