CAFÉ FLORIAN, Pl. San Marcos (Venecia) El café más antiguo de Italia. |
Después las cosas fueron cambiando y las nuevas generaciones, estudiantes o no, se metieron a carniceros, enfermeras, banqueros, etc. y aquellos mismos bares cambiaron de manos y hasta de destinos comerciales.
- La taberna de Modestet se convirtió en tienda de regalos Detalls.
- El Café de les Bernardes, heredado por el hijo fue pescadería.
- Casa Roc o Bar Cabanes, en supermercado.
- El Café dels Frares, en Ruralcaja y salón recreativo.
- Casa Xulla, en carnicería.
- Casa Micalet en hotel rural.
- Casa la Perra fue el único seguido hasta hoy por hijos y nietos.
Cabe señalar que en el Bar Cabanes o Casa Roc se celebraron algunos bailes de Nochevieja y algunas otras sesiones de baile ya más esporádico. Al fondo del salón, el altillo que había sobre los servicios se habilitaba como escenario y la orquesta de turno, normalmente "la Vella" o "la Ildum", ambas de Cabanes, desgranaban sus melodías. Pasodobles, mambos, boleros y fox-trol hacían las delicias de los clientes y especialmente de Vicent el de Roc que se frotaba las manos viendo el consumo incesante de bebidas, dado el calor acumulado.
Lo mismo ocurría los domingos de verano en Casa Xulla puesto que en el cine de verano, que tenían en la parte trasera del Café y que daba a la calle General Aranda, hoy carrer de la Fira, se celebraba el típico Ball de vermouth y el escaso dinero sobrante del Cine Benavente y de las chucherías compradas en el descanso a Paulino o Vicentica la Valenta, se gastaba en ese vermouth con el que agasajar a la novia de turno. Hasta la segunda mitad del siglo XX (décadas 40 a 60) y con una clientela con escasos recursos, todos estos bares funcionaron según las antiguas usanzas de nuestra tierra, es decir: café, vermouth casero, "eixarob" (jarabe mezclado con agua o sifón), brandy y licores de garrafa metidos en botellas de eterno rellenado, los típicos "campaneros" (vaso largo de vino local), cerveza en botellín de 200 cc. (1/5) y poca cosa más. La decoración y mobiliario de todos ellos era parecida... Barras pequeñas propiciaban locales abarrotados de gente y escasa consumición.
Estanterías con botellas de las diferentes bebidas en uso, calendarios con chicas ligeras de ropa, relojes publicitarios, una par de rollos de papel engomado para que las moscas quedaran allí pegadas y no molestaran a los clientes y algún que otro trofeo ocupaban el interior de la barra. Mesas con tablero de mármol blanco, sillas incómodas, cuadros sin interés y algunas perchas dispersas por las paredes del local constituían el mobiliario donde los clientes, encontraban la libertad de hablar entre bromas fuera de la mirada autoritaria de la familia o del patrón. Conversaciones muchas veces obscenas y risas solo posibles en este espacio, que se constituía en zona intermedia entre el trabajo y la familia. Lugar donde la gente se explayaba, cualquier noticia se difundía, donde la sorpresa era siempre posible y las risas estaban garantizadas.
En todos ellos el inconfundible olor entre acre y dulzón de la orina cuando alguien abría la puerta de los servicios. Manos agrietadas por el duro trabajo del campo y uñas negras que jugaban a las cartas o al dominó. Dos décadas después y para la clientela más joven y especial de los años 60 ya se servía el "coñac", la ginebra y otros licores de marca, el Martini y el Biter Cinzano en botellín individual, las cervezas en botellas de 1/3 y los medios cubalibres que se denominaban "Mitgets". Naturalmente el motivo de no pedir el cubalibre normal no era por falta de sed, pero en el 90% de los casos el "Mitget" o el Martini era lo solicitado por la juventud. La economía empezó a mostrar los primeros signos de recuperación y con ellos llegaron también las primeras tapas para acompañar el vermouth o la cerveza. Primero patatas fritas, gambitas saladas, anchoas, almendras fritas y ensaladilla rusa (que no era rusa) hacían las delicias de los clientes pero pocos años después los más pudientes ya solicitaban trocitos de sepia a la plancha y, si había algo que celebrar, alguna "enterita" e incluso unas gambas, esto último ya muy esporádico.
De esta élite que tomaba el aperitivo, había tres clases bien diferenciadas:
PRIMERO.- Los pobres que, con novia o amigos, gastaban lo justo pidiendo unas olivas, almendras, berberechos, patatas fritas o unas gambitas saladas.
SEGUNDO.- Los ricos que pedían sepia a la plancha a trocitos, alguna "enterita" e incluso gambas frescas, también a la plancha.
TERCERO.- Los que aprovechaban la hora del aperitivo para, con un poco más de gasto quedar cenados. Estos pedían callos, un "Ximet", "sang en ceba", longanizas con tomate, etc. y un café y quedaban "como reyes". El olorcillo de las tapas de los más pudientes (sepia o gambas a la plancha) se expandía por todo el local e inevitablemente las glándulas salivares llenaban la boca de todos los presentes obligándoles a tragar el líquido en cuestión.
Sin embargo no era esta clase la que más disfrutaba puesto que el pobre, justamente por serlo, disfruta más de las cosas pequeñas que aquel que lo tiene todo. Los primeros y los terceros, con la ventaja añadida de la escasa educación, tiraban al suelo las cabezas de las gambas saladas, los papelitos del azúcar del café y las colillas del cigarrillo. Entre risas comentaban... ¡Tíralas en el suelo de tu casa, tíralas y verás la cara que pone tu mujer!. Los pudientes y mejor educados (después de chuparlas) ponían las cabezas de las gambas en el mismo platito que se las habían servido y allí también el papelito del terrón de azúcar; para las colillas del cigarrillo pedían un cenicero... Para esas fechas hacía ya algunos años que había cerrado el Café de Bernardo y también la Taberna de Modestet; el Café dels Frares al iniciarse las obras de construcción de la Caja Rural y el Bar Cooperativa; Casa Roc o Bar Cabanes fue alquilado (Bar Miguel) y posteriormente convertido en supermercado Spar.
Casa Xulla o Bar de Nieves alquiló también convirtiéndose en el Bar Marina y después en carnicería. La Taberna de Micalet fue continuada por el tío Paco y Felicidad (su mujer) con el nombre de Casa l'Agüelo; cerrado al jubilarse es actualmente el Hotel Rural L'Aldaba.
A principios de la década de los 60 una especial novedad se incorporó a la monotonía habitual de los Cafés cabanenses, al instalarse el primer televisor.
El primer bar en ponerlo fue Casa Xulla. Su propietaria, la tía Nieves, se vio obligada a comprarlo puesto que su hijo (Herminiet) se había hecho representante unos años antes de la marca ASKAR y naturalmente había que predicar con el ejemplo. A éste le siguió el Bar Cabanes (Casa Roc) que queriendo ganarle la mano a la competencia adquirió a la firma castellonense Jovino un importante aparato TELEFUNKEN con mueble que, al finalizar la programación quedaba cerrado mediante dos puertas tipo armario.
En Casa la Perra, ya regentado entonces por sus hijos Tony y Vicentica, todavía tardó un tiempo en instalarlo puesto que allí dicho aparato no era tan necesario. Este local tenía otro tipo de clientela y un importante tocadiscos desgranaba las mejores voces del momento, siempre coreadas por su propietario y muchos de los habituales, en un afán perpétuo por hacer más grato el rato que allí se pasaba. Como es de suponer, a pesar del esfuerzo por hacerlo correctamente, todos ellos desentonaban y las risas de todos los presentes estaba siempre garantizada. Dicen que no hay nada que cien años dure ni cuerpo que lo resista. La primera parte del refrán no es cierta, pero sí la segunda. Los Cafés o negocios sustitutivos siguieron adelante, pero sus dueños fueron desapareciendo y sus sucesores no tuvieron interés en continuar el negocio a excepción de Casa la Perra que, con el nombre de Bar Tony, sigue en tercera o cuarta generación regentando el negocio.
Como he dicho antes, buena parte de estos locales continuaron la actividad durante algunos años en régimen de alquiler, pero poco a poco cambiaron su destino.
Como es natural, Cabanes no quedó sin servicio y nuevos locales florecieron como hongos...
- BAR COOPERATIVA,
- BAR SEGARRA,
- BRANTO,
- TASCA DEL QUINTO,
- EL CUARTEL,
- LA COVA,
- BAR DE JHONNY,
- BAR CARMEN,
- LA TROBADA,
- BEGUIM,
- BEGUIM-2
- ANA, VINS I SENTIMENTS
- TASCA L'AVEALL,
- CAFETERIA MARINA,
- BAR SIGLO XX,
- RESTAURANT GAIDÓ,
- CAN JESUS,
- BOCATERIA LUIS,
- BAR KEBAB,
- BAR MOLINET,
- BAR TRINQUET,
- L'HOSTAL,
- CASA MARI,
- BAR DELS CANOS,
- EL GARATGE
- EL SI
- EL 9C
- ZENIT,
- LA CAVA,
- EL RACO DE NAVARRETE,
- CAFETERIA MARUJIN y
- CAFETERIA JUAN. Estas dos últimas adjuntas a panadería.
Hay que señalar que en todos los casos me he referido única y exclusivamente al casco urbano de Cabanes ya que hacerlo de todo el término municipal sería complicado y carecería de la gracia de recopilar aquello que nos es más próximo. Cabe añadir que, como inmortal ave Fénix, el Bar Tony no se rindió nunca. Con los naturales altibajos, puesto que Vicentica abandonó prontamente el negocio y por muy duros que sean los momentos actuales por la crisis mundial, siguen luchando por ofrecer a su clientela el mejor servicio y las mejores tapas. La semilla que sembró su abuela y que tan sabiamente cuidaron sus hijos Tony y Vicentica, sigue dando para sus nietos el merecido fruto. ¡Que sea para muchos años!
RAFAEL FABREGAT
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