Amistad, palabra pletórica de sensibilidad y remedio infalible para corazones destrozados, es un término que se aplica de forma demasiado general para mi gusto. Todos tenemos amistades que, expresado en términos generales, entendemos como sinónimo de conocidos o compañeros. El futbol, la caza, medios sociales, ver un concierto o una obra de teatro; incluso un viaje o ir a buscar setas, son actividades que solemos compartir algunas veces con los demás. ¿Es eso tener amigos? Para quienes así lo entiendan, todos tenemos amigos. Pero esta clase de amigos tienden a evaporarse cuando no compartes sus aficiones o, por una u otra causa, falla tu asistencia a los eventos de su interés. Más todavía cuando, por uno u otro motivo dejas de tener el más mínimo protagonismo en la sociedad que te rodea; y no digamos si un error te sitúa en el punto de mira de la ciudadanía en general, se pruebe o no tu culpabilidad, en cuyo caso vas directamente a la hoguera sin que ni siquiera la duda sea el aliado de aquellos quienes creías amigos tuyos, alguno de los cuales te puede incluso retirar el saludo creyéndote un leproso cuya sola proximidad puede contagiarle. El verdadero amigo lo da todo por nada, mientras que el que no lo es aplica la máxima del todo por todo, o nada por nada.
Yo aprecio la compañía y el amor que pueda significar que alguien quiera compartir conmigo un solo segundo de su tiempo. Solo tenemos una vida y cada minuto que pasa es irrepetible y por tanto estimable que alguien quiera dedicártelo a tí pero, aún así, desde mi punto de vista no es suficiente para que a estas personas pueda llamárseles amigos, puesto que esa dedicación de tiempo es recíproca.
Para mí, amigo (apoyo y consuelo ante las adversidades) es una palabra tan grande que supera incluso a la de hermano que, sin duda, también lo es. La supera, porque un hermano no se elige, es algo que la naturaleza te da o te niega, pero que no puedes elegir. La prueba de ello son los muchos hermanos que no se hablan, unas veces con motivos para ello y otras por una simple tontería, aunque casi siempre por intereses económicos. Para mí no hay nunca motivos suficientes para que dos hermanos, nacidos y criados en un mismo seno familiar, dejen de hablarse. Han compartido y comparten demasiadas cosas (incluso la propia sangre) para que no puedan encontrarse caminos comunes que hagan que el entendimiento prevalezca de nuevo.
El amigo, como sinónimo de amor que lo es, lo eliges tú y solo puedes calificarlo como tal cuando la otra parte, recíprocamente, acepta compartir contigo el mismo sentimiento de forma generosa y desinteresada. Una verdadera amargura que tal sentimiento no sea más que otra de las utopías de la humanidad.
Una entrada ciertamente melancólica, la de hoy, pero la vida se compone de dramas y de comedias y hoy al parecer tocaba drama. ¿Será porque el tiempo no acompaña?. Lo siento... este escrito es demasiado profundo para finalizarlo con una broma. Se nota demasiado que no he tenido madre ni hermanos y que he vivido momentos tristes, en los que he necesitado a ese amigo que no encontré...
Prometo compensar al lector con otros textos menos profundos.
RAFAEL FABREGAT
PARA ESCRIBIR SOLO HAY DOS REGLAS, TENER ALGO QUE DECIR Y QUE TE DEJEN DECIRLO. (Rafael F. Condill)
25 de noviembre de 2009
0016- LA DÉCADA PRODIGIOSA, EN CABANES.
No amigos, no. Lo siento por los numerosos fans, entre los que me cuento, pero ni la "Década Prodigiosa" como grupo, ni tampoco el famoso Musical en el que muchos de sus componentes participan, tiene prevista su actuación en Cabanes. ¡Que lástima! Maravillosos intérpretes y maravillosa etapa de la música y del mundo, las décadas de los 60, 70 y 80... ¿Realmente fueron tiempos especiales o es que fueron los centrales de mi vida y por lo tanto los mejores para mí?... Sin duda, un poco de todo. Fin de la broma.
Una vez más he repetido mi costumbre, como dicen lo hacía Jesucristo, de titular (más que hablar) por medio de "parábolas". Para mí es una forma chistosa de encabezar mis escritos, disfrazando la realidad que sigue a continuación en cada uno de ellos aunque, eso sí, ajustándome al contenido.
En la entrada que nos ocupa en el día de hoy, para que así sea, en primer lugar los hechos tienen que suceder en Cabanes y posteriormente tratarse de un verdadero Prodigio que, además, ha de tener una duración aproximada a diez años. (Una verdadera lástima que no se alargara más en el tiempo y en el espacio...)
Se tenían noticias por los medios de comunicación que tales acontecimientos sucedían pero, al igual que ocurre con los milagros, siempre era en lugares remotos. Nunca había ocurrido algo parecido en nuestro pueblo. De repente... ¡Aleluya!
-¡A fulano y a mengano les han comprado una finca (secano de nula rentabilidad valorado en ese momento a 60 Ptas./M2.) y se las han pagado a 600 Ptas./m2... diez veces su valor real!
En los pueblos ya se sabe... La pólvora es tortuga perezosa, en comparación con la velocidad con la que la noticia recorrió la pequeña población. Para que nos entendamos el precio pagado era el máximo que se cotizaba entonces por un huerto de naranjos, en todo su esplendor y situado en el mejor punto del litoral.
El corredor que había cerrado la operación de compra, vecino del mismo Cabanes, no soltaba prenda y la gente, maravillada por la suerte de los vendedores, hacía sus cábalas al respecto.
-¡Será para hacer una fábrica! -dijo uno.
-¡Es mucho terreno, parece que se trata de un coto privado de caza! -respondió otro.
-¡Dicen que van a hacer un circuito de Fórmula 1! -añadió el de más allá.
El corredor cabanense, siguiendo las órdenes recibidas, silencio total...
Pasaron los días y a los nombres de los indicados vecinos se sumaron otros tantos que, para desdicha de los primeros, dijeron haber cobrado a 1.000 Ptas./m2.
-¡Todo mentiras! -dijo el envidioso de turno que para él quisiera ofertas de ese calibre.
-¿Mentiras? Lo sé de primera mano -respondió un contertulio.
-¡Al precio que cobré vendería todo lo que me queda! -sentenció uno de los que vendieron primero, que estaba entre los presentes.
-¡Sí, sí pero has perdido casi 70.000 duros por hanegada! -recalcó el envidioso.
Los que vedieron cobraron, que era lo importante, y a éstos siguieron otros y otros, que también vendieron y cobraron y a mayor precio cada día que pasaba, llegándose en pocos meses a las 2.000 Ptas./m2 y más. ¿Donde estaba el límite?, se preguntaban todos. Pero como pasa en todas las cosas de la vida el tiempo, que todo lo madura, trajo la luz y las dudas se despejaron...
Existía un proyecto para un Parque Temático (Mundo Ilusión) a construir en la Ribera de Cabanes y ello revalorizaba las actuales tierras que, previa aprobación (municipal y autonómica) pasarían a ser urbanizables.
No solo se trataba del Parque Temático, si no que a éste se añadirían varios Campos de golf, Urbanizaciones e infraestructuras de todo tipo. Se decía, además, que para que todo ello llegara a buen puerto tenía que hacerse también un aeropuerto, infraestructura pedida desde mucho atrás por Castellón y que seguramente se materializaría en las cercanías de Cabanes. La zona de interés urbanístico abarcaba varios millones de metros cuadrados y la "Lotería" tocaba a una gran parte de la población y, como era de esperar, vino la especulación. Varias compañías se disputaban la compra de terrenos, aunque "Construcciones-2000" (Marina d'Or) se llevó rápidamente el gato al agua y gente trajeada pululaba por la pequeña población, portando llamativos maletines, sin duda llenos de billetes (como así era) visitando casa por casa a los perplejos propietarios, todos ellos agricultores, ofertando mejores precios de compra cada día que pasaba y firmando compromisos de venta que se acompañaban de sustanciosos fajos de billetes, como señal. Pero la duda crecía... ¿Cuando vender?
La gente alucinaba y cada día era más reacia, pensando que solo Dios sabía cual era el valor real de sus tierras. Cada uno de los que vendieron, lo hizo a precio y condiciones diferentes a su vecino. Muchos de ellos, pretendiendo esquivar la especulación sobre sus tierras, lo permutaban por obra futura y algunos otros, que la compañía no logró convencer para que vendiesen ni permutasen (los más "listos") se asociaron con los promotores, es decir: ¡¡¡vendieron a cero pesetas...!!! aunque, ¡eso sí!... eran "socios" y se les invitaba a las reuniones y eventos que la promotora organizaba. Finalmente hubo otros, los "super-listos", que no vendieron jamás esperando un precio-límite que ni ellos mismos sabían cual era. En fin, que de todo hubo en "La viña del Señor".
El que escribe (menos listo que los anteriores) pobre de solemnidad en cuanto a tierras, también en lo demás, no tenía mas que una finca en la zona por la que le ofertaron, tras varias negociaciones, ¡¡¡16 veces su valor!!!.
Nunca pensé vender pero tras cuatro visitas y oportunas ofertas del corredor, cada una de ellas cuatro o cinco millones de pesetas superior a la anterior, éste me recalcó que sus jefes se habían cerrado en banda a nuevas propuestas y que no subirían más. Podía ser una estrategia, pero le creí. Le pedí 24 horas para dar mi respuesta alegando consulta con la familia y ésta, al conocer la última e increible oferta, quedó sobre ascuas pidiendo el cierre inmediato de la operación, que hubo de esperar al día siguiente.
Tal como habíamos convenido, se personó el comprador a saber mi decisión y se firmó el contrato preliminar (previa señal económica) pactando fecha para escriturar. Quince días más tarde los Promotores, próximos a tener adquirido el porcentaje estipulado por Ley para optar a la adjudicación del PAI correspondiente, pusieron fin a las visitas y un mes más tarde cesaron las compras. Mis tierras, una finca consistente en un 40% almendros de secano, abandonados desde cuatro años atrás por improductivos y un 60% de maleza en la parte alta de la montaña, pésimamente situada y sin acceso, pedregosa hasta el punto de que había zonas en las que el arado no llegaba a tocar la tierra, me la pagaron al mismo precio (16 veces) que un vecino me ofreció el año anterior.
¿No fue eso un auténtico prodigio?
La maqueta era magnífica. Entre unas cosas y otras pasaron diez años y, en ese tiempo, el comprador (Marina d'Or) vió como se materializaban sus previsiones y... algunas más, con las que no contaba.
-Era el propietario mayoritario,
-Consiguió la adjudicación del Proyecto,
-Construyó buena parte de las manzanas ubicadas en primera línea de playa,
-Vendió gran parte de los apartamentos construídos y...
-LLEGÓ LA CRISIS.(?)
-Dejaron de venderse apartamentos,
-Dejaron de construirse, porque nadie los compraba y
-La gente quedó sin trabajo y sin poder pagar las hipotecas.
Los bancos empezaron a ver como muchos recibos se devolvían.
Hoy, finales de 2.009, toda la zona de obras está paralizada. Los apartamentos vacios. Muchos de los negocios, construidos en los bajos, cerrados. Los compradores sin poder hacer frente a las obligaciones contraídas, por falta de trabajo y liquidez. ¡Un verdadero desastre!
Sólo a salvo los que cobraron y guardaron el dinero a buen recaudo. También quienes mejoraron sus casas y su vida.
Los que invirtieron en apartamentos del promotor ven como cada día que pasa el valor baja en picado. En cuanto a los "socios", sin comentarios y aquellos a quienes llegaron a ofrecerles hasta ¡¡¡mil millones de pesetas!!! por sus tierras y no vendieron esperando no se sabe qué... también sin comentarios.
Esta década tan prodigiosa para Cabanes y sus habitantes ha finalizado. ¿Volverá algún día?
Espero que sí, porque a todos nos interesa. Pero también creo que nada volverá a ser como antes, es decir: La "Década Prodigiosa" no creo que vuelva, ni en Cabanes ni en otro lugar de la zona y si lo hace habrán tenido que pasar muchos años, tantos que ninguno de los compradores-vendedores actuales vivirá para verlo.
RAFAEL FABREGAT
Una vez más he repetido mi costumbre, como dicen lo hacía Jesucristo, de titular (más que hablar) por medio de "parábolas". Para mí es una forma chistosa de encabezar mis escritos, disfrazando la realidad que sigue a continuación en cada uno de ellos aunque, eso sí, ajustándome al contenido.
En la entrada que nos ocupa en el día de hoy, para que así sea, en primer lugar los hechos tienen que suceder en Cabanes y posteriormente tratarse de un verdadero Prodigio que, además, ha de tener una duración aproximada a diez años. (Una verdadera lástima que no se alargara más en el tiempo y en el espacio...)
Se tenían noticias por los medios de comunicación que tales acontecimientos sucedían pero, al igual que ocurre con los milagros, siempre era en lugares remotos. Nunca había ocurrido algo parecido en nuestro pueblo. De repente... ¡Aleluya!
-¡A fulano y a mengano les han comprado una finca (secano de nula rentabilidad valorado en ese momento a 60 Ptas./M2.) y se las han pagado a 600 Ptas./m2... diez veces su valor real!
En los pueblos ya se sabe... La pólvora es tortuga perezosa, en comparación con la velocidad con la que la noticia recorrió la pequeña población. Para que nos entendamos el precio pagado era el máximo que se cotizaba entonces por un huerto de naranjos, en todo su esplendor y situado en el mejor punto del litoral.
El corredor que había cerrado la operación de compra, vecino del mismo Cabanes, no soltaba prenda y la gente, maravillada por la suerte de los vendedores, hacía sus cábalas al respecto.
-¡Será para hacer una fábrica! -dijo uno.
-¡Es mucho terreno, parece que se trata de un coto privado de caza! -respondió otro.
-¡Dicen que van a hacer un circuito de Fórmula 1! -añadió el de más allá.
El corredor cabanense, siguiendo las órdenes recibidas, silencio total...
Pasaron los días y a los nombres de los indicados vecinos se sumaron otros tantos que, para desdicha de los primeros, dijeron haber cobrado a 1.000 Ptas./m2.
-¡Todo mentiras! -dijo el envidioso de turno que para él quisiera ofertas de ese calibre.
-¿Mentiras? Lo sé de primera mano -respondió un contertulio.
-¡Al precio que cobré vendería todo lo que me queda! -sentenció uno de los que vendieron primero, que estaba entre los presentes.
-¡Sí, sí pero has perdido casi 70.000 duros por hanegada! -recalcó el envidioso.
Los que vedieron cobraron, que era lo importante, y a éstos siguieron otros y otros, que también vendieron y cobraron y a mayor precio cada día que pasaba, llegándose en pocos meses a las 2.000 Ptas./m2 y más. ¿Donde estaba el límite?, se preguntaban todos. Pero como pasa en todas las cosas de la vida el tiempo, que todo lo madura, trajo la luz y las dudas se despejaron...
Existía un proyecto para un Parque Temático (Mundo Ilusión) a construir en la Ribera de Cabanes y ello revalorizaba las actuales tierras que, previa aprobación (municipal y autonómica) pasarían a ser urbanizables.
No solo se trataba del Parque Temático, si no que a éste se añadirían varios Campos de golf, Urbanizaciones e infraestructuras de todo tipo. Se decía, además, que para que todo ello llegara a buen puerto tenía que hacerse también un aeropuerto, infraestructura pedida desde mucho atrás por Castellón y que seguramente se materializaría en las cercanías de Cabanes. La zona de interés urbanístico abarcaba varios millones de metros cuadrados y la "Lotería" tocaba a una gran parte de la población y, como era de esperar, vino la especulación. Varias compañías se disputaban la compra de terrenos, aunque "Construcciones-2000" (Marina d'Or) se llevó rápidamente el gato al agua y gente trajeada pululaba por la pequeña población, portando llamativos maletines, sin duda llenos de billetes (como así era) visitando casa por casa a los perplejos propietarios, todos ellos agricultores, ofertando mejores precios de compra cada día que pasaba y firmando compromisos de venta que se acompañaban de sustanciosos fajos de billetes, como señal. Pero la duda crecía... ¿Cuando vender?
La gente alucinaba y cada día era más reacia, pensando que solo Dios sabía cual era el valor real de sus tierras. Cada uno de los que vendieron, lo hizo a precio y condiciones diferentes a su vecino. Muchos de ellos, pretendiendo esquivar la especulación sobre sus tierras, lo permutaban por obra futura y algunos otros, que la compañía no logró convencer para que vendiesen ni permutasen (los más "listos") se asociaron con los promotores, es decir: ¡¡¡vendieron a cero pesetas...!!! aunque, ¡eso sí!... eran "socios" y se les invitaba a las reuniones y eventos que la promotora organizaba. Finalmente hubo otros, los "super-listos", que no vendieron jamás esperando un precio-límite que ni ellos mismos sabían cual era. En fin, que de todo hubo en "La viña del Señor".
El que escribe (menos listo que los anteriores) pobre de solemnidad en cuanto a tierras, también en lo demás, no tenía mas que una finca en la zona por la que le ofertaron, tras varias negociaciones, ¡¡¡16 veces su valor!!!.
Nunca pensé vender pero tras cuatro visitas y oportunas ofertas del corredor, cada una de ellas cuatro o cinco millones de pesetas superior a la anterior, éste me recalcó que sus jefes se habían cerrado en banda a nuevas propuestas y que no subirían más. Podía ser una estrategia, pero le creí. Le pedí 24 horas para dar mi respuesta alegando consulta con la familia y ésta, al conocer la última e increible oferta, quedó sobre ascuas pidiendo el cierre inmediato de la operación, que hubo de esperar al día siguiente.
Tal como habíamos convenido, se personó el comprador a saber mi decisión y se firmó el contrato preliminar (previa señal económica) pactando fecha para escriturar. Quince días más tarde los Promotores, próximos a tener adquirido el porcentaje estipulado por Ley para optar a la adjudicación del PAI correspondiente, pusieron fin a las visitas y un mes más tarde cesaron las compras. Mis tierras, una finca consistente en un 40% almendros de secano, abandonados desde cuatro años atrás por improductivos y un 60% de maleza en la parte alta de la montaña, pésimamente situada y sin acceso, pedregosa hasta el punto de que había zonas en las que el arado no llegaba a tocar la tierra, me la pagaron al mismo precio (16 veces) que un vecino me ofreció el año anterior.
¿No fue eso un auténtico prodigio?
La maqueta era magnífica. Entre unas cosas y otras pasaron diez años y, en ese tiempo, el comprador (Marina d'Or) vió como se materializaban sus previsiones y... algunas más, con las que no contaba.
-Era el propietario mayoritario,
-Consiguió la adjudicación del Proyecto,
-Construyó buena parte de las manzanas ubicadas en primera línea de playa,
-Vendió gran parte de los apartamentos construídos y...
-LLEGÓ LA CRISIS.(?)
-Dejaron de venderse apartamentos,
-Dejaron de construirse, porque nadie los compraba y
-La gente quedó sin trabajo y sin poder pagar las hipotecas.
Los bancos empezaron a ver como muchos recibos se devolvían.
Hoy, finales de 2.009, toda la zona de obras está paralizada. Los apartamentos vacios. Muchos de los negocios, construidos en los bajos, cerrados. Los compradores sin poder hacer frente a las obligaciones contraídas, por falta de trabajo y liquidez. ¡Un verdadero desastre!
Sólo a salvo los que cobraron y guardaron el dinero a buen recaudo. También quienes mejoraron sus casas y su vida.
Los que invirtieron en apartamentos del promotor ven como cada día que pasa el valor baja en picado. En cuanto a los "socios", sin comentarios y aquellos a quienes llegaron a ofrecerles hasta ¡¡¡mil millones de pesetas!!! por sus tierras y no vendieron esperando no se sabe qué... también sin comentarios.
Esta década tan prodigiosa para Cabanes y sus habitantes ha finalizado. ¿Volverá algún día?
Espero que sí, porque a todos nos interesa. Pero también creo que nada volverá a ser como antes, es decir: La "Década Prodigiosa" no creo que vuelva, ni en Cabanes ni en otro lugar de la zona y si lo hace habrán tenido que pasar muchos años, tantos que ninguno de los compradores-vendedores actuales vivirá para verlo.
RAFAEL FABREGAT
23 de noviembre de 2009
0015- EL FUTURO, NO EXISTE.
Es probable que el título sea demasiado rotundo, habida cuenta que la teoría de la relatividad, aunque desconcertante, es un hecho probado y por lo tanto, el factor tiempo, la línea difuminada que un avión deja en el cielo. Aún así, el futuro está por venir y si ya tenemos dudas sobre si existe o no lo que vemos cada día, con mayor razón podemos tenerlas sobre aquello que nos dicen que vendrá, pero que todavía está en el aire. Toda una vida tratándonos como si de rebaño de ovejas se tratara, empiezo ya a pensar si es que realmente lo somos. Lo cierto es que solo nos quieren el día en que vamos a votarles y sabiéndolo, cada cuatro años repetimos la operación olvidándonos de todo. ¿Tan tontos estamos, o es que tenemos miedo a que otros nos traten aún peor?
No existen y eso lo tenemos claro, las diferentes expectativas con las que nos bombardean cada día los políticos, a través de los medios de comunicación. Mentiras y medias verdades son casi siempre el contenido de sus discursos, que no pretenden otra cosa más que defender el puesto, quien lo tiene, o conseguirlo el aspirante.
Podemos creer sin miedo a equivocarnos que puede haber visos de realidad en un veinte por ciento (por decir una cifra) de aquello que nos cuentan y aún ese pequeño porcentaje puede estar sujeto a cambios impredecibles por el mismo personaje que nos informa. Total, ¿que somos nosotros para ellos?
Para el político y tanto más cuanto más alto está situado, somos cifras que forman parte de un todo que es lo que él personalmente dirige hacia donde, según su criterio, convenga en cada momento. Somos... ¿un rebaño al que dirigir hacia donde convenga en cada momento?
Lo mismo ocurre en otras muchas cuestiones mucho más técnicas y acordes al título de esta entrada. Tanto desde el punto de vista medioambiental, como en el económico... ¿Cual es el futuro de la Humanidad? ¿Hacia dónde nos encaminamos? ¿Es necesaria esta brutal lucha de intereses para asegurarnos el pan de cada día?. Para el pan no, pero para los Rolex, los áticos, los yates...
Quienes dirigen el mundo solo ven el presente y el consiguiente beneficio que, de forma inmediata, les puede reportar una u otra decisión. Las consecuencias negativas que ésta pueda acarrear lo serán en un futuro más o menos lejano pero, por descontado, cuando ellos ya no estén en el poder y para nada les afecte. Su casa está segura y su despensa repleta... ¡el que venga detrás que cierre la puerta!.
Ya sé que los poderosos, para serlo, necesitan imperiosamente que otros estén por debajo de su nivel; es más, que directa o indirectamente trabajen para ellos aumentando si cabe la diferencia de clases pero... para lograr ese fin, ¿es absolutamente necesario que miles de personas mueran cada día de hambre? Aunque estoy convencido que la solución será lenta y que la humanidad habrá de esperar todavía muchos años para vislumbrar el bienestar general, espero que en un futuro se encuentren vías intermedias que permitan, al menos, que haya pan para todos. Sin duda ello evitaría muchas de las guerras, hasta ahora presentes en todas las épocas de la humanidad. La ambición de unos y la necesidad de salir del profundo abismo de muchos otros, son la brasa que alimenta este fuego, hasta ahora considerado eterno y que podríamos llamar el infierno terrenal.
Desgraciadamente es imposible, sin duda, que el bienestar (en mayúsculas) lo sea para todos. No hay rebaños de pastores; alguien tiene que ser oveja y, además, serlo en cantidad suficiente para que el pastor sienta la satisfacción de dirigir el rebaño. Hasta ahí estamos todos de acuerdo, pero las ovejas pedimos, incluso exigimos, que sea una realidad la premisa de que los pastores sientan la obligación, que va en su propio beneficio, de ser buenos en su trabajo. Tienen que dirigir el rebaño ¡sí! pero no hacia los más escarpados abismos, si no hacia donde estén los mejores pastos. Es fundamental para los propios intereses del pastor, que las ovejas engorden y le procuren no sólo gran cantidad de la mejor leche, si no también, los sanos y fuertes corderitos que serán ovejas en un futuro cercano. ¿Es tan ciega la ambición que les impide ver que el futuro (su futuro) está justamente en el presente?
RAFAEL FABREGAT
No existen y eso lo tenemos claro, las diferentes expectativas con las que nos bombardean cada día los políticos, a través de los medios de comunicación. Mentiras y medias verdades son casi siempre el contenido de sus discursos, que no pretenden otra cosa más que defender el puesto, quien lo tiene, o conseguirlo el aspirante.
Podemos creer sin miedo a equivocarnos que puede haber visos de realidad en un veinte por ciento (por decir una cifra) de aquello que nos cuentan y aún ese pequeño porcentaje puede estar sujeto a cambios impredecibles por el mismo personaje que nos informa. Total, ¿que somos nosotros para ellos?
Para el político y tanto más cuanto más alto está situado, somos cifras que forman parte de un todo que es lo que él personalmente dirige hacia donde, según su criterio, convenga en cada momento. Somos... ¿un rebaño al que dirigir hacia donde convenga en cada momento?
Lo mismo ocurre en otras muchas cuestiones mucho más técnicas y acordes al título de esta entrada. Tanto desde el punto de vista medioambiental, como en el económico... ¿Cual es el futuro de la Humanidad? ¿Hacia dónde nos encaminamos? ¿Es necesaria esta brutal lucha de intereses para asegurarnos el pan de cada día?. Para el pan no, pero para los Rolex, los áticos, los yates...
Quienes dirigen el mundo solo ven el presente y el consiguiente beneficio que, de forma inmediata, les puede reportar una u otra decisión. Las consecuencias negativas que ésta pueda acarrear lo serán en un futuro más o menos lejano pero, por descontado, cuando ellos ya no estén en el poder y para nada les afecte. Su casa está segura y su despensa repleta... ¡el que venga detrás que cierre la puerta!.
Ya sé que los poderosos, para serlo, necesitan imperiosamente que otros estén por debajo de su nivel; es más, que directa o indirectamente trabajen para ellos aumentando si cabe la diferencia de clases pero... para lograr ese fin, ¿es absolutamente necesario que miles de personas mueran cada día de hambre? Aunque estoy convencido que la solución será lenta y que la humanidad habrá de esperar todavía muchos años para vislumbrar el bienestar general, espero que en un futuro se encuentren vías intermedias que permitan, al menos, que haya pan para todos. Sin duda ello evitaría muchas de las guerras, hasta ahora presentes en todas las épocas de la humanidad. La ambición de unos y la necesidad de salir del profundo abismo de muchos otros, son la brasa que alimenta este fuego, hasta ahora considerado eterno y que podríamos llamar el infierno terrenal.
Desgraciadamente es imposible, sin duda, que el bienestar (en mayúsculas) lo sea para todos. No hay rebaños de pastores; alguien tiene que ser oveja y, además, serlo en cantidad suficiente para que el pastor sienta la satisfacción de dirigir el rebaño. Hasta ahí estamos todos de acuerdo, pero las ovejas pedimos, incluso exigimos, que sea una realidad la premisa de que los pastores sientan la obligación, que va en su propio beneficio, de ser buenos en su trabajo. Tienen que dirigir el rebaño ¡sí! pero no hacia los más escarpados abismos, si no hacia donde estén los mejores pastos. Es fundamental para los propios intereses del pastor, que las ovejas engorden y le procuren no sólo gran cantidad de la mejor leche, si no también, los sanos y fuertes corderitos que serán ovejas en un futuro cercano. ¿Es tan ciega la ambición que les impide ver que el futuro (su futuro) está justamente en el presente?
RAFAEL FABREGAT
18 de noviembre de 2009
0014- IRLANDESES POR EL MUNDO.
Es posible que quienes siguen mis entradas al blog (alguna de mis hijas y poco más) hayan encontrado chocante que firme con el seudónimo "el último Condill".
No es pedantería por mi parte ni forma alguna de protagonismo. Ocurre que en nuestra comarca, donde nacieron y vivieron mis antepasados, el apellido se ha extinguido por una permanente escasez de nacimientos varones.
Mi abuelo, penúltimo de los Condill con apellido paterno (apodados Els Nardos), tuvo tres hijos de los cuales solo hubo un varón que, aunque casado, no tuvo hijos; únicamente la primogénita, mi madre, tuvo un hijo que es quien escribe y, siguiendo con la problemática familiar, yo tuve tres y todas ellas niñas. Los Condill queremos tanto a nuestras mujeres que entre abrazo y abrazo se rompen...
Otras ramas conocidas, sin duda del mismo tronco original y con residencia en el mismo Cabanes o en comarcas próximas, ya finalizaron este apellido muchos años atrás.
Por mi parte, nacido de una madre que tenía cumplidos los cuarenta y tres años, soy el único descendiente vivo con el apellido Condill, aunque materno con lo cual, aún habiendo tenido hijos varones, poco hubiera podido hacer por perpetuar el apellido. De la misma manera, todas formas, si mi apellido hubiera sido paterno también hubiera finalizado en breve ya que, como he dicho, solo he tenido hijas. Ya sé que actualmente se admiten muchas posibilidades con respecto a los cambios de orden en el registro de los apellidos, etc. pero no tenemos ningún interés especial en perpetuar el apellido contranatura.
Hace ya algunos años que, debido a esta hipotética extinción de mi segundo apellido, estoy indagando por si encuentro noticias de alguien que comparta el apellido Condill lo cual fue inútil hasta que Internet nos ha conectado a todos y a todo de forma generalizada.
Actualmente puede estudiarse el origen de este apellido que sigue vigente en Estados Unidos y Canadá, al parecer descendientes todos ellos de emigrantes irlandeses de mediados del siglo XIX.
Curiosamente ya no existen irlandeses con este apellido en Irlanda. Ninguno (que yo sepa) en todo el estado español y tampoco en Europa. Curioso también que en Estados Unidos y Canadá el apellido no se extingue y sigue habiendo muchos con este apellido.
¡Serán las aguas...!
Por alguna extraña razón, aquellos genes de los originarios Condill encontraron mejor caldo de cultivo entre los aborígenes norteamericanos o entre quienes, como ellos, llegaron de todas las partes del mundo a probar fortuna en el nuevo continente.
Por todo lo anterior y después de todas las indagaciones realizadas, podría afirmarse sin miedo a equivocación que el apellido Condill es de origen irlandés, lo cual es bastante más común de lo que podía imaginarme, debido al gran número de ellos que llegó también a España en el citado siglo XIX, huyendo de la hambruna de la patata.
Como hicieron en otras partes del mundo, se tiene por seguro que alguno de ellos llegara a tierras castellonenses y echara raíces en ellas. La cuestión es que se trata de un apellido bastante raro, ya extinguido en Europa y que solo se ha mantenido vivo en norteamérica.
Aún así, creo inútil extenderme más en la búsqueda de sus orígenes habida cuenta que, al parecer, dicho apellido era bastante común en el momento del éxodo masivo irlandés y difícilmente podría llegarse a nada interesante.
De todas formas, en estos casos siempre es conveniente dejar algún cabo suelto por si en el futuro alguien quiere retomar la investigación. Los jóvenes están mucho mejor preparados y quizás puedan completarla más adelante.
Por mi parte considero que no quedando nadie con este apellido en todo el territorio nacional y ni siquiera en Europa, bien puedo decir que soy "el último Condill", al menos de aquellos de los que soy descendiente directo.
Por cierto... No sé si tal vez lo hayan oído comentar a alguno de sus mayores... Pero los Condill eran gente de fuerza.
El hermano de mi abuelo, Francisco se llamaba, cogía a destajo el derribo de paredes de mampostería (a empujones) y arranque (a mano) de las viñas.
Pues sí, cuestión de fuerza.
El hombre trabajaba a mitad de precio que los demás y ganaba más que nadie. Ganaba tan buen suelo, que solo trabajaba un día a la semana... Claro que él, en un solo día, hacía el trabajo de cinco personas. ¡Que cosas!.
RAFAEL FABREGAT
No es pedantería por mi parte ni forma alguna de protagonismo. Ocurre que en nuestra comarca, donde nacieron y vivieron mis antepasados, el apellido se ha extinguido por una permanente escasez de nacimientos varones.
Mi abuelo, penúltimo de los Condill con apellido paterno (apodados Els Nardos), tuvo tres hijos de los cuales solo hubo un varón que, aunque casado, no tuvo hijos; únicamente la primogénita, mi madre, tuvo un hijo que es quien escribe y, siguiendo con la problemática familiar, yo tuve tres y todas ellas niñas. Los Condill queremos tanto a nuestras mujeres que entre abrazo y abrazo se rompen...
Otras ramas conocidas, sin duda del mismo tronco original y con residencia en el mismo Cabanes o en comarcas próximas, ya finalizaron este apellido muchos años atrás.
Por mi parte, nacido de una madre que tenía cumplidos los cuarenta y tres años, soy el único descendiente vivo con el apellido Condill, aunque materno con lo cual, aún habiendo tenido hijos varones, poco hubiera podido hacer por perpetuar el apellido. De la misma manera, todas formas, si mi apellido hubiera sido paterno también hubiera finalizado en breve ya que, como he dicho, solo he tenido hijas. Ya sé que actualmente se admiten muchas posibilidades con respecto a los cambios de orden en el registro de los apellidos, etc. pero no tenemos ningún interés especial en perpetuar el apellido contranatura.
Hace ya algunos años que, debido a esta hipotética extinción de mi segundo apellido, estoy indagando por si encuentro noticias de alguien que comparta el apellido Condill lo cual fue inútil hasta que Internet nos ha conectado a todos y a todo de forma generalizada.
Actualmente puede estudiarse el origen de este apellido que sigue vigente en Estados Unidos y Canadá, al parecer descendientes todos ellos de emigrantes irlandeses de mediados del siglo XIX.
Curiosamente ya no existen irlandeses con este apellido en Irlanda. Ninguno (que yo sepa) en todo el estado español y tampoco en Europa. Curioso también que en Estados Unidos y Canadá el apellido no se extingue y sigue habiendo muchos con este apellido.
¡Serán las aguas...!
Por alguna extraña razón, aquellos genes de los originarios Condill encontraron mejor caldo de cultivo entre los aborígenes norteamericanos o entre quienes, como ellos, llegaron de todas las partes del mundo a probar fortuna en el nuevo continente.
Por todo lo anterior y después de todas las indagaciones realizadas, podría afirmarse sin miedo a equivocación que el apellido Condill es de origen irlandés, lo cual es bastante más común de lo que podía imaginarme, debido al gran número de ellos que llegó también a España en el citado siglo XIX, huyendo de la hambruna de la patata.
Como hicieron en otras partes del mundo, se tiene por seguro que alguno de ellos llegara a tierras castellonenses y echara raíces en ellas. La cuestión es que se trata de un apellido bastante raro, ya extinguido en Europa y que solo se ha mantenido vivo en norteamérica.
Aún así, creo inútil extenderme más en la búsqueda de sus orígenes habida cuenta que, al parecer, dicho apellido era bastante común en el momento del éxodo masivo irlandés y difícilmente podría llegarse a nada interesante.
De todas formas, en estos casos siempre es conveniente dejar algún cabo suelto por si en el futuro alguien quiere retomar la investigación. Los jóvenes están mucho mejor preparados y quizás puedan completarla más adelante.
Por mi parte considero que no quedando nadie con este apellido en todo el territorio nacional y ni siquiera en Europa, bien puedo decir que soy "el último Condill", al menos de aquellos de los que soy descendiente directo.
Por cierto... No sé si tal vez lo hayan oído comentar a alguno de sus mayores... Pero los Condill eran gente de fuerza.
El hermano de mi abuelo, Francisco se llamaba, cogía a destajo el derribo de paredes de mampostería (a empujones) y arranque (a mano) de las viñas.
Pues sí, cuestión de fuerza.
El hombre trabajaba a mitad de precio que los demás y ganaba más que nadie. Ganaba tan buen suelo, que solo trabajaba un día a la semana... Claro que él, en un solo día, hacía el trabajo de cinco personas. ¡Que cosas!.
RAFAEL FABREGAT
13 de noviembre de 2009
0013- LA SINCERIDAD, UNA RAREZA.
Estoy convencido de que el bien abunda más que el mal y que, por lo tanto, serían mayoría las personas que sentirían predilección por un mundo transparente, sin mentiras y sobre todo sin falsedades. Lo que ocurre es que la gente buena solo daría noticias positivas y, desgraciadamente, en nuestro mundo carecen de interés. El ser humano, al ser ciego de la viga propia, alimenta su morbo con la paja de los demás. Repito que son una minoría, pero son los que más ruido hacen y los únicos que se oyen. La buena gente, los llamados tontos, hablan poco. Nada sería más idílico que un mundo sin hipócritas. ¡Que forma de vida más sencilla y bonita, si todos fuéramos por el camino de la verdad!
Sin embargo, en un mundo como el nuestro, la sinceridad es una práctica imposible.
Ser sincero es quedar desprotegido, desnudarte ante todos y quedar a merced de los desaprensivos (los llamados listos) que, aún siendo minoría, son los realmente capaces de hacer muchísimo daño.
La sinceridad solo es posible cuando uno es lo suficientemente mayor como para pasar de todo y de todos y cuando, como a mí, la vida te ha dado los palos suficientes para hacerte fuerte ante la adversidad sin importarte ya lo que puedan decir de tí. Difícil solución que tengas que hacerte duro a fuerza de desgracias y tanto más cuanto más grandes hayan sido éstas.
Desafortunadamente son varias las que he tenido que lidiar y de difícil (por no decir imposible) superación. Seguramente me las merecía, pero por tonto, no por malo. A pesar del propósito de sinceridad que proclamo en el título de esta entrada, no voy a pormenorizar las vicisitudes por las que a pasado mi vida por dos motivos fundamentales: En primer lugar porque quienes me conocen saben de sobra cual ha sido mi trayectoria real y en segundo lugar porque, para quien no me conoce, poco interés puede tener que yo cuente con pelos y señales por qué pasé por ladrón sin robar y por mal padre cuando todo lo dí por mis hijas. Nada les dirá si lo sintetizo, ni tampoco si lo cuento con detalle.
Ser sincero, está demostrado, es siempre un agravio para quien escucha y te impide la amistad con los demás.
Mejor pues una mentira piadosa que una verdad cruel. Porque yo hablo de nimiedades sin importancia, no de hacerle daño a nadie a través de esas mentiras.
Total, que ser sincero es tán difícil y tan improductivo que no merece la pena el esfuerzo.
¿Para qué, si nadie va a entenderte?.
Mejor que cada cual siga su camino como mejor sepa y, si hay Dios, ya nos dará a cada uno nuestro merecido.
Conversación entre gallegos que, en la gerga popular podríamos llamar "diálogo de besugos" o de políticos...
- ¿Como te llamas? -pregunta uno.
- ¿Quien lo quiere saber? -responde el otro.
- ¿Que quieres que te diga? -dice el primero.
- ¿Acaso estás sordo? -responde el segundo.
- Lo importante es dialogar -sentencia el primero.
- Eso ni lo dudes -asevera el segundo.
Y así vamos. Esa es la transparencia y sinceridad que suele emplearse en este mundo de locos, por aquellos a quienes llamamos listos.
Ese es el pasado y el presente de la humanidad. ¿También el futuro?
Con toda seguridad... ¡¡¡ SI !!!
RAFAEL FABREGAT
Sin embargo, en un mundo como el nuestro, la sinceridad es una práctica imposible.
Ser sincero es quedar desprotegido, desnudarte ante todos y quedar a merced de los desaprensivos (los llamados listos) que, aún siendo minoría, son los realmente capaces de hacer muchísimo daño.
La sinceridad solo es posible cuando uno es lo suficientemente mayor como para pasar de todo y de todos y cuando, como a mí, la vida te ha dado los palos suficientes para hacerte fuerte ante la adversidad sin importarte ya lo que puedan decir de tí. Difícil solución que tengas que hacerte duro a fuerza de desgracias y tanto más cuanto más grandes hayan sido éstas.
Desafortunadamente son varias las que he tenido que lidiar y de difícil (por no decir imposible) superación. Seguramente me las merecía, pero por tonto, no por malo. A pesar del propósito de sinceridad que proclamo en el título de esta entrada, no voy a pormenorizar las vicisitudes por las que a pasado mi vida por dos motivos fundamentales: En primer lugar porque quienes me conocen saben de sobra cual ha sido mi trayectoria real y en segundo lugar porque, para quien no me conoce, poco interés puede tener que yo cuente con pelos y señales por qué pasé por ladrón sin robar y por mal padre cuando todo lo dí por mis hijas. Nada les dirá si lo sintetizo, ni tampoco si lo cuento con detalle.
Ser sincero, está demostrado, es siempre un agravio para quien escucha y te impide la amistad con los demás.
Mejor pues una mentira piadosa que una verdad cruel. Porque yo hablo de nimiedades sin importancia, no de hacerle daño a nadie a través de esas mentiras.
Total, que ser sincero es tán difícil y tan improductivo que no merece la pena el esfuerzo.
¿Para qué, si nadie va a entenderte?.
Mejor que cada cual siga su camino como mejor sepa y, si hay Dios, ya nos dará a cada uno nuestro merecido.
Conversación entre gallegos que, en la gerga popular podríamos llamar "diálogo de besugos" o de políticos...
- ¿Como te llamas? -pregunta uno.
- ¿Quien lo quiere saber? -responde el otro.
- ¿Que quieres que te diga? -dice el primero.
- ¿Acaso estás sordo? -responde el segundo.
- Lo importante es dialogar -sentencia el primero.
- Eso ni lo dudes -asevera el segundo.
Y así vamos. Esa es la transparencia y sinceridad que suele emplearse en este mundo de locos, por aquellos a quienes llamamos listos.
Ese es el pasado y el presente de la humanidad. ¿También el futuro?
Con toda seguridad... ¡¡¡ SI !!!
RAFAEL FABREGAT
5 de noviembre de 2009
0012- EL TAMAÑO SÍ QUE IMPORTA.
Tal como dice el Refranero español, tan sabio él, "ande o no ande, caballo grande" aunque... ¡mejor que ande!, claro está.
Negar estas evidencias es ponerse una venda ante los propios ojos y no querer ver la realidad no impedirá que ésta exista.
Ya sé que cada cual tiene que vivir con lo que tiene ¿qué remedio? y que, en ciertos momentos, minimizar el efecto de las diferencias ayuda al subconsciente, pero de ahí a decir que el tamaño no importa... ¡es decir demasiado!
De todas maneras el adjetivo "grande" es demasiado generalista, puesto que tiene muchos sinónimos que diversifican su significado y aplicación.
¿Qué significa grande? Larga, gruesa, alta... porque estamos hablando de fruta ¿no es así?
Pues bien, como cualquier fruta, las peras son más sabrosas si son gordas y más todavía si son con la punta roja. Me refiero, naturalmente, a esa variedad que ya en origen le pringan el pedúnculo (vaya palabreja) con una especie de lacre.
Passe Crassane creo que se llaman.
Independientemente del largo, el grosor (en la fruta) indica calidad, por eso se paga más.
Ya no digamos, si además de gruesa es larga... ¡lo más de lo más...! ¿Cómo no va a importar el tamaño?. ¡Por Dios...!
Si solo se tratara de cantidad, valdría el mismo precio la fruta grande que la pequeña ya que, sería lo mismo comerte una pieza que pesara 200 gr. que dos de 100 gr., pero eso no es así. Todo el mundo sabe que a más grosor, más sabor.
En nuestra casa, que tantos viejos hemos cuidado, lo aprendimos de ellos hace muchos años. Si no puedes comerte la fruta entera cómete media, pero de las gordas... aunque cada uno llega donde puede y nada más.
Según los más afamados especialistas, lo importante y sano es comer fruta, sea del tamaño que sea. (Dicen que evita el estrés...)
Es una verdadera lástima que tantísima fruta se pudra bajo los árboles y mucha gente se quede sin comerla...
Con las herramientas pasa lo mismo. Si uno no puede tenerlo todo, cuando se es joven y en plenitud de facultades, es mejor que la azada tenga el mango grueso, llena más la mano y por lo tanto cualquier trabajo que hagas con ella es más efectivo y cunde más.
Sin embargo cuando te haces viejo el grosor pierde toda su importancia y entonces es preferible que el mango sea largo, ya que hay menos peligro de empaparse (de sudor) puesto que no hay necesidad de agacharse tanto.
De todas formas cada cual tiene que vivir con lo que tiene y, como es natural, para cada uno de nosotros es más importante el Seat que tenemos en nuestro garage que el Mercedes que está en el garage del vecino. ¿Os habéis enterado de algo?... ¡Pues eso!
RAFAEL FABREGAT
Negar estas evidencias es ponerse una venda ante los propios ojos y no querer ver la realidad no impedirá que ésta exista.
Ya sé que cada cual tiene que vivir con lo que tiene ¿qué remedio? y que, en ciertos momentos, minimizar el efecto de las diferencias ayuda al subconsciente, pero de ahí a decir que el tamaño no importa... ¡es decir demasiado!
De todas maneras el adjetivo "grande" es demasiado generalista, puesto que tiene muchos sinónimos que diversifican su significado y aplicación.
¿Qué significa grande? Larga, gruesa, alta... porque estamos hablando de fruta ¿no es así?
Pues bien, como cualquier fruta, las peras son más sabrosas si son gordas y más todavía si son con la punta roja. Me refiero, naturalmente, a esa variedad que ya en origen le pringan el pedúnculo (vaya palabreja) con una especie de lacre.
Passe Crassane creo que se llaman.
Independientemente del largo, el grosor (en la fruta) indica calidad, por eso se paga más.
Ya no digamos, si además de gruesa es larga... ¡lo más de lo más...! ¿Cómo no va a importar el tamaño?. ¡Por Dios...!
Si solo se tratara de cantidad, valdría el mismo precio la fruta grande que la pequeña ya que, sería lo mismo comerte una pieza que pesara 200 gr. que dos de 100 gr., pero eso no es así. Todo el mundo sabe que a más grosor, más sabor.
En nuestra casa, que tantos viejos hemos cuidado, lo aprendimos de ellos hace muchos años. Si no puedes comerte la fruta entera cómete media, pero de las gordas... aunque cada uno llega donde puede y nada más.
Según los más afamados especialistas, lo importante y sano es comer fruta, sea del tamaño que sea. (Dicen que evita el estrés...)
Es una verdadera lástima que tantísima fruta se pudra bajo los árboles y mucha gente se quede sin comerla...
Con las herramientas pasa lo mismo. Si uno no puede tenerlo todo, cuando se es joven y en plenitud de facultades, es mejor que la azada tenga el mango grueso, llena más la mano y por lo tanto cualquier trabajo que hagas con ella es más efectivo y cunde más.
Sin embargo cuando te haces viejo el grosor pierde toda su importancia y entonces es preferible que el mango sea largo, ya que hay menos peligro de empaparse (de sudor) puesto que no hay necesidad de agacharse tanto.
De todas formas cada cual tiene que vivir con lo que tiene y, como es natural, para cada uno de nosotros es más importante el Seat que tenemos en nuestro garage que el Mercedes que está en el garage del vecino. ¿Os habéis enterado de algo?... ¡Pues eso!
RAFAEL FABREGAT
3 de noviembre de 2009
0011- SALUD Y TRABAJO. Los grandes aliados.
A todos nos gustaría saber cual es el trabajo de los políticos y muy especialmente el de los sindicalistas que, sin duda alguna, ganan más arriesgando y trabajando muchísimo menos.
Naturalmente trabajo en mayúsculas, es decir, actividad que justifique sobradamente el sueldo que cobran y que no puede ser otra que buscar soluciones que lleven al bienestar general de los ciudadanos que les votan.
2.008, 2.009, 2.010... ¿2.011 también? Pero, ¡por favor! ¿Hasta cuando ha de durar en España esta maldita crisis?
¡Necesitamos soluciones, no parches!
Naturalmente nadie quiere que ninguno de nuestros congéneres pase penalidades, pero "pan para hoy" no ha sido nunca la solución y solo es válido cuando se trata de un plazo breve y casos puntuales.
La fórmula de dar comida al hambriento ha sido la aplicada siempre en los países tercermundistas y todos (los actualmente parados también) siempre hemos dicho que la solución no es dar pescado, si no buscar e instaurar las condiciones adecuadas para que cada uno pueda pescar por sí solo. Sin limosnas que a fin de cuentas, en este caso, salen del bolsillo de quienes las reciben.
Y el político que no sea capaz de vislumbrar al menos una pequeña luz en la lejanía... ¡que se marche a su casa! que, seguramente, no necesitará ponerse a la cola del paro para poder hacer frente a sus gastos.
En cuanto a la salud, como es natural, ni el más loco de los mortales reniega ni ha renegado nunca de su exceso, pero no ha sido siempre así en lo concerniente al trabajo.
Todavía no hemos olvidado la mullida época en la que todos trabajábamos "demasiado", o al menos eso nos parecía. Hoy lo recordamos con nostalgia y desesperación. Nostalgia por la amplitud de perspectivas que esa situación nos ofrecía. Nada era demasiado para cualquier persona que tuviera ganas de trabajar, puesto que con esfuerzo y tesón todo era posible. Desesperación porque no creo que pedir salud y trabajo sea pedir demasiado, cuando uno es joven y tiene ganas de progresar a través de su esfuerzo personal. La salud es un bien que no todos poseen pero sí la mayoría, especialmente cuando uno es joven. En cuanto al trabajo debería ser un derecho al que todos pudieran acceder y desgraciadamente esto no es así y especialmente en este momento.
Si quienes manejan los hilos de la política y del capital trabajaran única y exclusivamente por el bienestar común, en el sentido más amplio de la palabra y no en el logro de sus intereses particulares, la famosa y desgraciada crisis que estamos atravesando y otras muchas que ha habido anteriormente y que se repetirán sin duda en un futuro más o menos próximo, serían de todo punto impensables.
El mundo tiene mecanismos naturales suficientes para alimentar sobradamente a todos cuantos habitamos este planeta y algunos más, aunque... no debemos olvidar que el bienestar generalizado hace aumentar la población mundial y la Tierra, como todas las cosas, tiene unos límites que no deberíamos traspasar.
Sin embargo a pesar de esos mecanismos, naturales o no, que pueden alimentarnos sobradamente a todos, la mala gestión de los mismos es la lacra que arrastra la humanidad desde el inicio de la vida. Una cuestión lamentable y sin solución provocada por ese mecanismo que, suavizando las palabras, llaman autodefensa y que no es otra cosa que el egoísmo natural que tenemos instalado en nuestro cerebro.
Inicialmente se trataba de "comer sin ser comido" pero, con el paso del tiempo, se trasformó en "todo para mí y nada para tí" y por si esto fuera poco, a esto se sumó también el afán de poder.
La primera necesidad vital es el comer, pero cuando el estómago está lleno nace el afán de la notoriedad. Para muchos, ser más que su vecino es lo más importante, superior incluso al poder económico... aunque suele ir parejo.
Como los animales más irracionales no solo de pan vive el hombre si no que, satisfecha la necesidad de alimentarnos, entra en juego la de ser jefe del clan o, al menos, parte del grupo que lo dirige.
RAFAEL FABREGAT
Naturalmente trabajo en mayúsculas, es decir, actividad que justifique sobradamente el sueldo que cobran y que no puede ser otra que buscar soluciones que lleven al bienestar general de los ciudadanos que les votan.
2.008, 2.009, 2.010... ¿2.011 también? Pero, ¡por favor! ¿Hasta cuando ha de durar en España esta maldita crisis?
¡Necesitamos soluciones, no parches!
Naturalmente nadie quiere que ninguno de nuestros congéneres pase penalidades, pero "pan para hoy" no ha sido nunca la solución y solo es válido cuando se trata de un plazo breve y casos puntuales.
La fórmula de dar comida al hambriento ha sido la aplicada siempre en los países tercermundistas y todos (los actualmente parados también) siempre hemos dicho que la solución no es dar pescado, si no buscar e instaurar las condiciones adecuadas para que cada uno pueda pescar por sí solo. Sin limosnas que a fin de cuentas, en este caso, salen del bolsillo de quienes las reciben.
Y el político que no sea capaz de vislumbrar al menos una pequeña luz en la lejanía... ¡que se marche a su casa! que, seguramente, no necesitará ponerse a la cola del paro para poder hacer frente a sus gastos.
En cuanto a la salud, como es natural, ni el más loco de los mortales reniega ni ha renegado nunca de su exceso, pero no ha sido siempre así en lo concerniente al trabajo.
Todavía no hemos olvidado la mullida época en la que todos trabajábamos "demasiado", o al menos eso nos parecía. Hoy lo recordamos con nostalgia y desesperación. Nostalgia por la amplitud de perspectivas que esa situación nos ofrecía. Nada era demasiado para cualquier persona que tuviera ganas de trabajar, puesto que con esfuerzo y tesón todo era posible. Desesperación porque no creo que pedir salud y trabajo sea pedir demasiado, cuando uno es joven y tiene ganas de progresar a través de su esfuerzo personal. La salud es un bien que no todos poseen pero sí la mayoría, especialmente cuando uno es joven. En cuanto al trabajo debería ser un derecho al que todos pudieran acceder y desgraciadamente esto no es así y especialmente en este momento.
Si quienes manejan los hilos de la política y del capital trabajaran única y exclusivamente por el bienestar común, en el sentido más amplio de la palabra y no en el logro de sus intereses particulares, la famosa y desgraciada crisis que estamos atravesando y otras muchas que ha habido anteriormente y que se repetirán sin duda en un futuro más o menos próximo, serían de todo punto impensables.
El mundo tiene mecanismos naturales suficientes para alimentar sobradamente a todos cuantos habitamos este planeta y algunos más, aunque... no debemos olvidar que el bienestar generalizado hace aumentar la población mundial y la Tierra, como todas las cosas, tiene unos límites que no deberíamos traspasar.
Sin embargo a pesar de esos mecanismos, naturales o no, que pueden alimentarnos sobradamente a todos, la mala gestión de los mismos es la lacra que arrastra la humanidad desde el inicio de la vida. Una cuestión lamentable y sin solución provocada por ese mecanismo que, suavizando las palabras, llaman autodefensa y que no es otra cosa que el egoísmo natural que tenemos instalado en nuestro cerebro.
Inicialmente se trataba de "comer sin ser comido" pero, con el paso del tiempo, se trasformó en "todo para mí y nada para tí" y por si esto fuera poco, a esto se sumó también el afán de poder.
La primera necesidad vital es el comer, pero cuando el estómago está lleno nace el afán de la notoriedad. Para muchos, ser más que su vecino es lo más importante, superior incluso al poder económico... aunque suele ir parejo.
Como los animales más irracionales no solo de pan vive el hombre si no que, satisfecha la necesidad de alimentarnos, entra en juego la de ser jefe del clan o, al menos, parte del grupo que lo dirige.
RAFAEL FABREGAT