Esta claro que no hay nada nuevo bajo el sol...
¿Comida rápida en tiempos de los romanos?. Pues sí amigos. Al decir esa frase todos pensamos en Mc Donald's, Burger King, Pizzerías, etc. algo improvisado que puede darnos un buen juego para una reunión entre amigos e incluso en familia. Pero aquello que llegó a España en la década de 1960, no era ninguna novedad, por mucho que nos lo pareciera. Ya hacía más de 2000 años que estaba inventado. En tiempos de lor romanos los banquetes no eran siempre algo organizado con el tiempo suficiente y entonces, como ahora, surgían cenas improvisadas, sin que comida y cocineros estuvieran disponibles. ¿La solución...?
La solución era acudir a un lugar de "comida rápida". El local, como podemos imaginar, no tenía la categoría de las élites, pero tenía de todo. Se llamaban Popinaes y eran una especie de hostales con cocina y salón en la planta baja y camas en el piso superior, donde se podía pedir "de todo", incluídas las camareras que te habían servido la cena. Algo parecido a algunos restaurantes actuales, donde "todo", hasta los cuadros, están a la venta.
Pero bueno -os preguntaréis- ¿qué comían aquellas gentes?. ¡Pues de todo!. Sí sí, de todo, porque su clientela era variopinta y abundante, tanto como la comida y servicios que ofrecían. El mejor chuletón a la brasa o unos pajaritos fritos. Así de fácil.
En un tiempo en el que nada era como ahora, los zorzales (tordos) eran una clase de pájaro mucho más abundante de lo que actualmente puedan ser los estorninos, que todos conocemos y que no son en absoluto apetecibles por la dureza de su carne y escaso sabor. Los tordos se vendían a cientos y la variedad de la comida estaba asegurada, como lo pueda ser, en Cabanes, el Bar Toni o el Navarrete, pero también las cantidades. En Herculano, a un tiro de piedra de la antigua Pompeya y lugar de veraneo de la hélite romana, entre otros cientos de cosas, las excavaciones que se llevan a cabo desde hace décadas, han devuelto a la luz del día algunos de estos establecimientos de "comida rápida" y, a la vista están, los frigoríficos que utilizaban aquellas gentes...
Grandes tinajas de barro cocido, enterradas en la obra de la misma "barra", que cada día, a la hora de abrir el local, estaban repletas de comida variada donde poder elegir y uno de los platos más solicitados eran los zorzales fritos. Decir cientos sería ir muy por debajo de lo que allí había. Más bien serían miles los pájaros que allí tenían disponibles y salsas todas las imaginables en aquella época. Y lo que vemos en las fotos eran tan solo lo más popular y corriente, lo más pedido por su clientela, puesto que en la trastienda decenas de tinajas de todos los tamaños contenían carne y pescados guisados, auténticas exquisiteces. ¿Y, cómo diréis que se ha descubierto todo eso?. Pues fácil, o no tanto. Son muchos los años que llevan retirando lo que el Vesubio enterró.
Plinio el Viejo (20-79 d.C.) falleció en Pompeya en la erupción del Vesubio y, entre sus disertaciones, solía contar que los zorzales eran pájaros exquisitos propios de gentes principales, lo cual no quiere decir que solo los ricos los comieran. Se ha demostrado que no era así puesto que en estos locales de "comida rápida" comerlos era muy popular. Los posaderos no los regalarían, pero estaban a disposición de su clientela habitual que, al parecer, era mucha y de muy diferente poder adquisitivo. Y lo mismo carnes y pescados de todas las variedades, acompañados con la salsa "garum" de origen español. Una especie de salazón de vísceras de pescado. Todo eso y la alta consumición de tordos, ha sido demostrado por los arqueólogos al encontrar, además de varios popinaes con su barra y tinajas en perfecto estado de conservación el retrete del local, que han analizado "en profundidad" y descubierto que los restos más abundantes eran huesecillos de zorzales. ¿Qué cosas, verdad?. Es de agradecer que otros urguen en los desechos, para darnos a conocer estas curiosidades.
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario