3 de abril de 2022

3104- LA PIRÁMIDE MÁS GRANDE.

Puestos a pensar en la pirámide más grande del mundo, imagino que el primer pensamiento del lector estará dirigido a la Pirámide de Keops, situada en la llanura de Guiza, área metropolitana de El Cairo (Egipto) y mayor de las tres pirámides que allí podemos contemplar. 
Sin embargo la pirámide más grande no es esa y ni siquiera está justamente en Egipto, sino lejos, mucho más lejos. 
Incluso muy lejos del continente africano...

Con una base cuatro veces mayor que la de Keops y casi cuatro veces su volumen, la más grande del mundo es la Pirámide de Cholula que, además de contar con una base de 450 metros de lado y 66 metros de altura (la de Keops tiene 230 metros de lado y 135 de altura), tiene la curiosidad añadida de contar con una iglesia en la cima y, aunque peatonal, su correspondiente camino de acceso a la misma.
¿Extraño?. Pues sí, ciertamente extraño. Entre otras cosas porque dicha pirámide está cubierta de tierra y nadie ha considerado necesario quitarla. Bueno, bien es verdad que la pirámide básicamente es de tierra. Siendo México, uno de los países más creyentes del mundo, sí que les apeteció construir en su cima una gran iglesia dedicada a la Virgen de los Remedios.

Aunque no hay pruebas tangibles, se considera inicialmente construida hacia el año 300 a.C., aunque su finalización llevaría sin duda más de 500 años, ya que está hecha de tierra con adosamientos de piedra caliza, puesto que su práctica constructiva era la de una continua remodelación, ampliación y mantenimiento de todo lo construido anteriormente. 
En realidad se trata de hasta siete pirámides superpuestas, cada una de ellas encima de la anterior. Después, la nada...
Tras una época de gran violencia, con la profanación y destrucción de todos los símbolos del poder establecido hasta entonces, los toltecas abandonaron esta Ciudad Sagrada hacia el siglo XII d.C., unos trescientos años antes de la llegada de los españoles en 1519. Con ello esta pirámide se cubrió de manera natural de más tierra y maleza, manteniéndose oculta durante más de tres siglos, hasta llegar a la creencia que se trataba de una montaña. 

La apariencia actual es la de un cerro, con una iglesia católica en la cúspide y un camino que accede a la misma.
A lo largo de varias generaciones, sobre la pirámide se construyó un templo a Chiconaquiahuitl, dios de las nueve lluvias, concluyendo este culto con la caída de Teotihuacan.  
Dedicado a la veneración de los diferentes dioses y ritos indígenas los españoles intentaron destruir el enclave sagrado en su totalidad pero al no conseguirlo decidieron construir un templo católico que borrara definitivamente las costumbres paganas allí celebradas durante siglos. 
El templo que actualmente podemos contemplar finalizó sus obras el año 1594 y desde entonces es lugar de peregrinaje de los creyentes católicos de la región. 
Declarado monumento nacional de México, la pirámide prehispánica no pudo ser excavada en su totalidad, pero si puede visitarse lo que fue el núcleo central de la última cultura que la construyó. 
Los arqueólogos han excavado cerca de 8 Km. de túneles que hay bajo la misma y que permiten observar las diferentes fases constructivas y algunos murales que se encuentran en este recorrido, mostrándose al menos seis etapas constructivas y diferentes estructuras pétreas que se internan hacia el interior del basamento.

Al lado sur de la gran pirámide se encuentra el llamado Patio de los Altares, un conjunto de tres altares colocados simétricamente, uno de ellos llamado Altar Ceremonial. Los cronistas cuentan que cuando había escasez de agua, hecho grave puesto que la mayoría se dedicaban a la agricultura, los campesinos acudían a pedir ayuda a los sacerdotes. 
Éstos subían a lo alto del cerro y sacrificaban dos niños de entre 6 y 7 años pues, según sus creencias, éstos eran los mensajeros de Tláloc, dios de la Lluvia, que tras el sacrificio irían a pedirle a la divinidad el tan necesario elemento.
En el Altar Ceremonial, frente a su escalinata del lado poniente, había permanentemente dos cráneos de niños decapitados, pudiendo distinguirse una importante deformación craneal.

RAFAEL FABREGAT
 

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