Al noroeste de Gerona, ya pre-pirineo catalán, se encuentra el municipio de Ripoll y su importante Monasterio de Santa María, mandado construir el año 888 por el conde Guifredo el Velloso, a fin de repoblar la zona, entonces totalmente despoblada por la derrota de los musulmanes a manos de las tropas de Carlomagno.
Conde de Urgel y de la Cerdaña, el año 878 Guifredo el Velloso había recibido de los reyes carolingios la custodia de Barcelona, Gerona y Besalú a fin de mantener la Marca Hispánica. De la misma forma otros condes recibieron otros condados que muy por debajo de los Pirineos llegaban hasta Pamplona y más allá, lindando con las tierras de Los Vascones. Esta "marca" era una zona conquistada por Carlomagno a los musulmanes el año 795 y creada por este soberano como barrera de protección entre los Omeyas de Al-Andalus y el Imperio Carolingio francés. Para darle la máxima efectividad político-militar los reyes francos designaron condes, tanto franceses como autóctonos, según criterios de eficacia militar y de lealtad y fidelidad a la Corona. A cambio de sus servicios al Imperio Franco tenían autoridad sobre bienes y tierras así como de llamada a las armas si fuera necesario.
No existía un ejército permanente que estuviera a sus órdenes y los condados nombrados por el rey y sobre los que descansaba la obligación de realizar la "leva de armas" cuando ésta fuera necesaria, cada vez eran más autónomos y reacios a participar en guerras que poco o nada tenían que ver con sus territorios. Por estas causas y otras, que no vamos a enumerar aquí y ahora, Guifredo el Velloso aprovechando la crisis del Imperio Carolingio que estaba fragmentándose en principados feudales, constituyó su zona de influencia en un mundo aparte y a su muerte legó aquellos estados a sus hijos como si fueran propios, creando la base de la Casa Condal de Barcelona. El conde dejó a su hijo Radulfo en el Monasterio de Santa María de Ripoll para que fuera educado por sus monjes y bajo la Regla de San Benito. Años más tarde Radulfo llegaría a ser abad de este monasterio y obispo de la Seo de Urgel. A la muerte de Guifredo sus hijos restantes gobernaron conjuntamente el condado hasta tener descendencia. Pero volvamos al Monasterio de Santa María...
A finales del siglo IX se llevó a cabo el cambio litúrgico que sustituyó el visigótico del arzobispado de Narbona y que tanto influyó a las instituciones religiosas y muy especialmente los monasterios que seguían la Regla de San Benito. (Ora et Labora)
A finales del siglo X se amplió la iglesia, se construyó el claustro y se trajo el agua de un manantial próximo que permitió la construcción de un molino para usos propios y la transformación del huerto interior en regadío.
En el siglo XII se llevó cabo la construcción de un nuevo pórtico que se considera extraordinaria obra de la escultura románica catalana. En él destaca la imagen central de Jesucristo, los Apóstoles y escenas del Antiguo Testamento.
En este histórico monasterio benedictino se llevó a cabo la redacción de importantes manuscritos, entre los que destacan tres Biblias que actualmente se encuentran en el Vaticano.
Desde el primer momento fue un importante centro cultural. A mediados del siglo XI este monasterio contaba con más de 1.000 manuscritos. El padre Oliba, abad del monasterio en aquellos tiempos, expandió los dominios de este enclave monacal creando el Monasterio de Montserrat y el de San Martín de Canigó. Santa María de Ripoll fue el centro religioso de Cataluña hasta el siglo XV.
En estado de abandono total, unos años después cayó parte del claustro, la torre del palacio abacial y otros edificios que fueron considerados como cantera. Sus piedras fueron vendidas a particulares para la construcción de casas de la localidad.
En 1.888 el entonces obispo de Vich, Josep Morgades, ordenó la reconstrucción del cenobio que fue financiada con aportaciones particulares. Naturalmente el resultado vio modificado el aspecto del monasterio anterior pues, para garantizar una construcción segura, fue necesario derruir lo que quedaba en pie. Lo que vemos actualmente es pues totalmente nuevo. Aún así en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
El día de su nueva consagración fueron trasladados al monasterio los restos mortales de los condes de Barcelona y de los abades que se habían salvado del incendio. Allí se encuentran pues los condes de Besalú y algunos condes de Barcelona, desde Guifredo el Velloso hasta Ramón Berenguer IV.
RAFAEL FABREGAT