Mucho me temo que el Covid-19, además de miles de vidas, se ha llevado mucho más por delante. Para la juventud no ha supuesto gran cosa y a las pruebas me remito, con las fiestas (diurnas y nocturnas) y los multitudinarios "botellones" y algaradas de todo tipo, organizados en todas las ciudades.
Ellos pasan de todo porque se encuentran fuertes. De hecho pocos han sido los afectados y prácticamente todos de escasa importancia, pero hay un colectivo del que nadie ha hablado hasta ahora y que serán, son ya, carne de cañón en esta guerra bacteriológica. Me refiero a todos aquellos a los que nos pilló la pandemia con los 70 años cumplidos. Infectados o no, los viejos se han visto barridos por el Covid-19 y me refiero al hecho de que, de una u otra forma, casi todos fueron afectados psicológicamente.
Son muchos a quienes se les ha muerto algún familiar cercano, directamente afectado por el maldito virus chino. Y digo chino porque allí nació o porque allí lo "fabricaron". Que la política gobierna el mundo, no es una novedad. Lo que pasa es que los que mandan son todos iguales o de parecida calaña y, a pesar de sus largos colmillos, los lobos no se muerden entre sí. ¿Quien se cree a estas alturas que esta invasión microbiana, capaz de acabar con toda la humanidad, vio la luz sin intervención humana?. No sé ustedes que pensaran, pero yo no lo creo. El mundo es mucho mundo y todo lo bueno y lo malo que ha llegado a este planeta de forma natural, ha acabado con la misma naturalidad. Sin embargo el Covid-19, de haber surgido dos siglos atrás, no hubiera dejado títere con cabeza.
Volviendo al meollo de esta entrada los jóvenes, como es natural, han resistido sin grandes problemas la Pandemia. Es más, dentro de unos años nadie se acordará de ella y los niños de entonces lo estudiarán en clase, como una anécdota más de la Historia de la Humanidad. Una parte más de las Ciencias Naturales que estudian la metamorfosis de los diferentes invertebrados y su lucha por integrarse a la vida de todos quienes poblamos el planeta...
El 90% de los fallecidos por Covid-19, al menos en nuestro país, ha sido gente mayor. ¿Algo natural?. Pues claro que sí, pero esa gente tenía unas expectativas de vida de algunos años más y han quedado en el camino. Hasta ahí todo, más o menos, claro pero, ¿qué pasa con los supervivientes maduros, o sea, los "jóvenes", de 70-80 años?.
Casi un millón de personas que, en temporada baja y con la colaboración del IMSERSO, abarrotaban los hoteles de toda España gracias a su aceptable movilidad y sus ganas de vivir. Dicen que mirando tu casa verás la de los demás. Pues bien, yo miro a mi pandilla de amigos y/o conocidos y veo mermada esa disponibilidad en más de un 70%.
Voy pues a repetir mi pregunta anterior. Al margen de todos aquellos que perdieron de forma "artificial" los años de vida que, teóricamente, les quedaban ¿qué va a ser de los que quedamos, vivos pero sin apenas poder disfrutar de la vida?. Pues sin duda, lo que suele pasar siempre. Los viejos ni pinchan ni cortan y ¿quien se acuerda de su trabajo y sacrificios, con los que dieron estudios a sus hijos y levantaron su casa y su país?.
Gracias a los malditos políticos, todos ellos con vergonzosos intereses particulares de por medio, los chinos se han ido de rositas y sin poner un ápice de su parte para compensar el desastre mundial ocasionado. A estas alturas de la vida ya no se puede prescindir de China. Los propios norteamericanos, sus principales competidores, les han lavado la cara reconociendo (diciendo a voz en grito) que ellos no fueron causantes de la creación del virus. Que se vayan todos al carajo pues a mí no me van a convencer. Yo, de momento, estoy vivo y disponible para asistir a cualquier evento (de viejos) pero muchos de mis conocidos, aunque vivos, han sido "tocados" adquiriendo dolencias que no tenían. Sin duda alguna, ninguno de ellos volverá a ser lo que fue.
RAFAEL FABREGAT
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